Existe, en mi memoria y en grabaciones y discos en muchos lugares del mundo real y del mundo cibernético, una bella canción de Carole King. La canción fue interpretada también, en solo y junto a Carole, por el ultra recordado James Taylor. Otras versiones, Celine Dion, Gloria Estefan, Shania Twain; y todas las versiones imaginables. Es una canción que lejos de ser una simple melodía, es un auténtico poema a al amor. Al amor puro y honesto que existe cuando dos personas son realmente amigas. Esa amistad que lejos de confundirse con días de fiesta o noches de farra, es el símil de días difíciles o noches de soledad. La amistad que nos sostiene en nuestros momentos oscuros e impide que tropecemos o, si tropezamos nos impide caer, o si caemos, simplemente, nos levanta.
Tal vez busquemos un nombre para llamar a esa amistad, justamente ahí, erramos. Esa amistad no tiene un nombre, tiene muchos nombres, muchos rostros y muchas manos. Solo pensemos, ¿quién nos dio la mano por primera vez, cuándo recién aprendíamos a caminar? ¿Quién llevó el timón de la bicicleta, cuándo intentamos mantener el equilibrio, antes de tener el valor de andar solos y en dos ruedas? ¿Quién nos hizo reír el primer día del colegio, cuándo nos dolía la pancita, pensando en que queríamos volver a casa, para estar cerca de mamá? ¿Con quién tomamos un trago por primera vez?, o ¿a quién le contamos el secreto de nuestro primer amor? ¿Qué nombres pondrías si debes escribir tus mejores anécdotas? Y, ¿qué nombre pondrías si tienes que mencionar a la persona que estuvo junto a ti en la noche más triste de tu vida?
No es un solo nombre el que diremos ante tantas experiencias. Tal vez, si un solo amor. El amor de Jesús que nos llega disfrazado de mamá, tía, hermano, nana, amiga, amigo o profesora; hasta de un extraño que se toma la molestia de escucharnos y darnos un consejo atinado y a tiempo.
A veces, todo se oscurece en nuestro entorno, el cielo se torna gris y el aire parece enrarecido. No hallamos la puerta, la que nos permitiría salir de la jaula invisible pero real de nuestra angustia. Solo grita su nombre y también el mío. Él ya está a tu lado, yo iré corriendo para estar junto a ti.
Convéncete de algo, nadie está solo en el mundo, ni aún en la mayor desgracia. El amor de Dios, jamás nos abandona.
“When you’re down and troubled and you need a helping hand and nothing, who a nothing is going right.
Close your eyes and think of me and son I will be there to brighten up eyes your darkest nights.
You just call out my name, and you know wherever I am I´ll come running, oh yeah, baby, to see you again…”
Es lógico y es entendible que si somos seres de “carne y hueso” necesitamos de otros seres de “carne y hueso” también para que nos ayuden a salir cuando nos sentimos atrapados. A veces decir “Dios”, “Dios” no nos parece suficiente, de hecho no es suficiente. Necesitamos que ese Dios se manifieste con un fuerte abrazo, con un dulce beso, con una tierna mirada o con una encantadora sonrisa. Solo así nos sentiremos mejor. Y como a todos nos pasa, antes o después, pero en algún momento necesitaremos de esa persona especial, no nos neguemos a quien nos requiere junto a sí. Pues en la vida, que cada vez más, me parece una ruleta, todo da vueltas y lo bueno siempre te regresa, y recargado de bendiciones.
Yo lo que tengo, es lo que llevo en mi, y es eso, lo que puedo dar y con sincero cariño a quien desee recibirlo. Se lo que es la soledad y la angustia, por eso quisiera de alguna manera ahorrar esos momentos dolorosos a tantas personas.
Ahora solo puedo compartir palabras. Comparto un pensamiento, que me acompaña siempre, y que a manera de amuleto la tengo siempre junto a mí y me orienta cuando debo tomar decisiones complicadas, cuando, aunque piense que no puedo, me ayuda a descubrir la cortina de la duda. La escribió mi abuelo, hace mucho tiempo: “Te acompaña siempre nuestro amor, como constante defensor tuyo. Te acompañan nuestros pensamientos para que tus actos tengan como guía lo que determine tu cerebro por medio de su lógica; así, cuanto hagas no te dará ni sufrimiento, ni arrepentimientos.
Que Dios esté siempre contigo para defenderte y ayudarte. Confía en Él y en ti misma”
Confianza y determinación. Calma y cordura. Con esos sentimientos para ustedes y para mi, les deseo un feliz mes del amor y la amistad.
Bella canción, bello comentario. Un momento de paz, leer esto y escuchar estas 4 voces cantar este himno a la vida y a la amistad