21 noviembre, 2024

Todos somos culpables

Carlos Andrés Pérez Rodríguez, ex presidente venezolano, falleció en la ciudad de Miami el pasado 25 de diciembre de 2010. Su muerte trajo un lío entre la República Bolivariana de Venezuela, la viuda y un juez americano del condado de Miami – Dade, que finalmente se zanjaría con el sepelio del ex mandatario en su tierra natal de Rubio, Estado Táchira, Venezuela.

Pero la muerte de este líder de izquierda, que insertó a su país en el privilegiado mercado de los petro – dólares (por algo en la década de 1970 lo llamaron “Venezuela Saudita”) no es lo que quiero compartirles. Quiero corresponder en esta columna a un comentario de Álvaro Vargas Llosa que le sirvió de corolario para una nota que redactara en Vistazo No. 1042 de enero 20 de 2011.

En alguna ocasión, Álvaro Vargas Llosa tuvo la oportunidad de visitar a Pérez Rodríguez en su exilio en República Dominicana. Le hizo la siguiente pregunta: “¿Cuánto tiempo duraría el régimen de Chávez?”. Carlos Andrés Pérez, con el peso de la ancianidad encima, dos presidencias ganadas en urnas, una destitución judicial acuestas, exilios y harto recorrido político, le contestó: “Precisamente porque me he enfrentado a demasiados autócratas, he aprendido a no predecir nada. La diferencia, esta vez, es que todos somos culpables.”

Carlos Andrés Pérez tuvo por dos ocasiones la gran oportunidad de praxis ideológica que busca todo político en su trayectoria: ejercer la presidencia de su república. Para Venezuela la primera presidencia de Pérez supuso el carril petrolero que afianzó a ese país sudamericano en los grandes círculos de poder económico de la Era Contemporánea. Siendo una movida estatista, la nacionalización del petróleo y la creación de PDVSA fue un empujón enorme para la economía del país del Orinoco. Pero como dicen los cinéfilos, no hay buenas segundas partes. El segundo mandato de Pérez tuvo como protagonista no al éxito económico sino al caracazo, revuelta popular atizada por la crisis económica que apaleó a una Venezuela devorada por sus apuros económicos devenidos de su calidad de nuevo rico; sin olvidar los golpes de Estado que fueron perfilando a Hugo Chávez Frías como lo que es hoy.

Pérez ha aceptado su culpa. Antes de morir, como extremaunción política, le hizo saber eso a Vargas Llosa. Los cargos de malversación de fondos públicos y peculado doloso que la fiscalía venezolana imputó al ex presidente, dieron al traste con su segundo periodo. ¿Qué culpa ha aceptado Pérez, antes de morir? Su culpa de haber sido parte de ese caldo de cultivo que originaron las democracias plebiscitarias chauvinistas que hoy gobiernan gran parte de la América Latina, con Hugo Chávez como el Fidel Castro de la actualidad.

La corrupción destruye la sociedad y roba a las personas las oportunidades de crecer. Esto lo supo muy bien Carlos Andrés Pérez y aceptó su parte de culpa, que grande o poca, culpa no deja de ser. En los procesos democráticos dentro del Ecuador, la omisión en política es más grave que un crimen; y las distintas, pero afines omisiones históricas cometidas por socialcristianos, izquierda democrática o demócratas populares, trajeron esta revolución ciudadana que sigue sin poder encontrarse. Creyó que la asamblea de Montecristi era la solución, dándole al dictador su propio manto para gobernar como en épocas romanas. Ahora cuando el manto ha quedado chico para las aspiraciones de poder, es necesario remendarlo y rápido.

Corrupción no solo es malversar dineros o bienes públicos: también es burlar, forzar o destruir instituciones, y habiendo votado en contra, reconozco que la constitución es una institución. ¿Comprende esto el buró político de Alianza País? ¿Cuándo aceptará Rafael Correa su culpa?

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En el lento desarrollo de nuestra institucionalidad, se creó el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero careciendo casi totalmente de verdaderos diplomáticos. Las embajadas y los consulados, por lo general eran llenados por amigos del régimen imperante con honrosas excepciones. Recién en 1987 se creó la Academia Diplomática que profesionalizó el Servicio Exterior, estableciendo que la diplomacia no es una profesión universitaria sino una carrera pública. Con relación al Servicio Exterior, Armando Pesantes García en su libro “Las Relaciones Internacionales” señala que: “La carrera diplomática es el conjunto de los funcionarios dependientes del Ministerio de Relaciones Exteriores, que organizados jerárquicamente, han hecho de la diplomacia su profesión habitual, ocupando cargos que se les asigna sin relación alguna con los cambios políticos que puedan ocurrir en el país”.

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  1. Extender las culpas a los demás es el recurso de un espíritu cargado de pobreza de alma y desesperado por justificar su propia incapacidad. Los pueblos eligen lo que estiman mas conveniente en su momento histórico. No Gobiernan. Son Gobernados por sus elecciones. Las consecuencias de esas elecciones solo es posible medirlas posteriormente a la toma de esas decisiones. Si fueron malas o buenas, es facultad del tiempo y del bienestar o malestar resultante.

    No hagamos eco a una culpa publica inexistente.Los pueblos elegimos de buena fe. Los culpables son los que traicionan esa buena fe del pueblo.

    Ecuador ha demostrado su nobleza.Ha ofrecido a todas las tendencias políticas que se han presentado a
    dirigir la nación, su respectiva oportunidad. He ahí a los VERDADEROS CULPABLES.

  2. A través de los años, los gobiernos que han llegado al poder no han estado preparados. En la mayoría de los casos la presidencia les ha llegado de carambola. Para servir bien hay que prepararse bien; por lo tanto dar lo que uno sabe. Para gobernar un País no solo necesitamos al Presidente y cuatro amigos de confianza; necesitamos por lo menos 5.000 personas comprometidas a prepararse y luego servir al País. El cambio no radica en leyes ni consultas. El cambio debe comenzar por nosotros como seres humanos,dejando de lado intereses particulares y trabajar para todos los ciudadanos. Por favor hagamos un exámen de conciencia y recapacitemos para una vida mejor.

  3. La mediocridad de los gobernantes que manejan y han manejado los destinos del Ecuador, es el resultado de un Pueblo mediocre que lo eliguen y mientras esta midiocridad no mejore, gobiernos como el actual seguiran sumiendo al Pais dentro de los limites de la mediocridad.

  4. Los «pueblos» siempre son los culpables y, lo que es lo mismo por lo tanto,nadie lo es.No somos culpables como pueblo, sino como individuos , ya que como individuos pensamos y actuamos y,entonces si ,que somos culpables todos.Es cierto que unos tienen mas culpas que otros ,pero nadie es totalmente inocente.

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