21 noviembre, 2024

Quien mucho habla, poco escucha

“Existen dos tipos de personas que no dicen mucho: las que no hablan, y las que hablan demasiado. (Lei An-Jai)”. “Recordad que la naturaleza nos ha dado dos oídos y una sola boca, para enseñarnos que más vale oír que hablar.” (Zenón)

Este gobierno habla tanto que ha perdido la capacidad de escuchar. Ninguna revolución puede durar mucho tiempo teniendo todos los poderes, porque cae por su propio peso al dejar de representar al pueblo para quien debe trabajar.

Alianza País hace mucha bulla, mucha propaganda, habla mucho. Sin embargo comenzó hace un tiempo a violar derechos de las personas, a quien gobierna, y eso es una olla de presión. Un ejemplo sencillo y aislado de esto es la violación de la confidencialidad entre paciente y médico, a la cual ya me he referido en artículos anteriores.

Se pretende hacer una consulta para que parezca democracia una tiranía. La idea es que poniendo preguntas totalmente direccionadas la gente caiga y el gobierno se levante con más fuerza. Ese tipo de abusos son los que ocurren cuando se deja de escuchar y el poder se les sube a la cabeza a las personas que conforman un gobierno.

Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar (Diógenes). Nadie tan equivocado como aquel que cree que no se equivoca nunca, porque como decía Benjamín Disrael: “Ser consciente de la propia ignorancia es un gran paso hacia el saber”. Dickens nos dice que “Cada fracaso enseña algo que el hombre necesita aprender”.

Gibrán Jalil enseña que “Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros”.

Pero si algo nos ha dejado indicado la historia a través de los milenios y de los mares es que ninguna revolución con todos los poderes puede durar tanto tiempo. Las dictaduras terminan en tiranías y estas en ruinas, saliendo perjudicados gravemente quienes participaron en estas.

Ecuador vivió años de gloria entre 1947 hasta 1963. Y los volverá a vivir. La gloria del Ecuador la tendremos cuando los gobernantes escuchen a los gobernados y trabajen en conjunto por el bien de estos y de la grandeza del ser humano en todas sus dimensiones.

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“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos diez y en el dos mil también…”, inicia el tango Cabalache de Enrique Santos Discépolo. ¡Cuánta verdad hay en estas palabras! El mundo, desde que es mundo, está lleno de maldad, intriga, envidia, soberbia, prepotencia, deseos insanos, etc., y el hombre, el gran dominador del mundo, que fue creado para someter a la tierra, para dominarla, piensa sólo en su egoísmo, en acaparar bienes para sí, como si este mundo fuese el destino final de su vida, y todo lo que logre reunir, lo fuese a conservar en el más allá.

En el dos mil cien y en el tres mil será igual que ahora, si es que Dios tiene la misericordia de dejar que el hombre siga destruyendo su propia raza y el legado que Él le dio, si no lo destruye antes. Esta humanidad irreflexiva, inconsciente y prepotente que deifica al yo interior, que es complaciente con sí mismo, y que mira al prójimo no como a un extraño, sino como a un enemigo. Es curioso, pero al hombre común, le es más fácil darle una moneda a un pordiosero que está en la esquina, que mirar con misericordia o darle la mano a un vecino pobre de su barrio o de su casa. Y mientras más alto es el nivel social en que se encuentra, más difícil es que pueda hacerlo. Da gusto ver en la maternidad, a las madres que recién han dado a luz, como la de más experiencia ayuda a la otra que está angustiada porque su bebé llora, siente que aún no tiene leche y tiene miedo de que su hijo se pueda morir.

No hay comentarios

  1. César: Brillante tu título. El problema
    es que estos dictadorzuelos de pacotilla
    sufren el síndrome de las cacatúas.
    Hablan, hablan y hablan adefesios y
    medio para que el pueblo les crea.
    Y como nuestro pueblo es tan ignorante
    todavía, encima de que les escuchan sus
    estupideces (discúlpame el término),
    encima les dan el voto, y peor el
    sadomasoquismo: los reeligen.
    Mayra

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