“Es indicio seguro de mediocridad alabar siempre moderadamente”. – Marqués de Vauvenargues – “No siento envidia, sino más bien admiración”. – Virgilio –
Lo más difícil en la vida es reconocer los valores y virtudes ajenos; aplaudir, felicitar, admirar y agradecer por lo positivo que haya hecho el otro. Más difícil todavía es cuando hay algo que nos separa de ese otro, por ejemplo su ideología política o su religión o simplemente una idea cualquiera que tenga sobre cualquier cosa en particular. Muchísimo más complicado es reconocer alguna cualidad de un enemigo, de alguien con quien hayamos tenido un conflicto o de alguien a quien, como se dice comúnmente, ‘no podemos ver ni en pintura’. Pero estamos obligados a hacerlo.
No debemos juzgar a las personas, sino a las ideas. Suena fácil pero no lo es. Continuamente nos confundimos, no somos capaces de separar una cosa de la otra.
Pero la admiración y el agradecimiento son vitales en nuestra existencia; son alimento. Y que no se me malinterprete: no es que son necesarios para la persona que los recibe, no, al revés, son vitales para quien los profesa. Es tan típico leer artículos de opinión en los periódicos o escuchar declaraciones de alguien en los noticieros expresándose en contra de un político de la oposición, o de algún funcionario público o del sector privado, a base de insultos y críticas muy poco constructivas. Esto solo consigue repartir odio.
Eso no sirve para nada. Hay que aprender a admirar y agradecer a los demás. Recordemos las palabras de Metastasio, cuando decía que “La admiración es hija de la ignorancia y madre de la ciencia”.
Si en verdad somos objetivos, nos vamos a dar cuenta que tenemos muchísimo por agradecer: el ser hijos de Dios y que estamos bajo su protección; que tenemos actualmente a uno de los líderes de la Iglesia más sabios que ha habido: Benedicto XVI (Joseph Ratzinger); que hemos tenido buenas alcaldías en Guayaquil y en muchas ciudades del país; que tenemos un gobierno proactivo, que puede ser que no estemos de acuerdo con lo que este haga o con la manera cómo lo haga, pero no podemos negar que Rafael Correa es sumamente trabajador y eficiente, tal vez no eficaz, pero con un poco más de experiencia que irá ganando con el tiempo corregirá sus idealismos por ideales realistas. Yo tengo fe en eso.
Agradezcamos que tenemos un gran asambleísta en el Dr. Juan Carlos Cassinelli y en algunos otros. No tenemos todo lo que quisiéramos pero con lo que tenemos hay que trabajar, felicitar. Criticar. Y hacer corregir. Muchas veces la gente no escucha el consejo y espera a meter la pata para corregir. Tengamos esperanza que el gobierno vaya corrigiendo lo que está mal y vaya continuando con lo que está bien.
No hay que admirar nada con exceso, pero sí es una buena medida del ser humano su agradecimiento y admiración. Y es que como decía Carlyle: “Nada levanta tanto a un hombre como admirar”. Y Maurois nos decía “Todos los necios poseen el arte de denigrar.; hemos de aprender a admirar”.
TIENE VD. TODA LA RAZON,DON BAQUERIZO.PARECE MENTIRA QUE LOS ECUATORIANOS NO SEPAN RECONOCER LOS MERITOS DE LA «RISITAS»,ADMIRADA Y ELOGIADA EN TODO EL MUNDO.PERTENECIENTE A UNA ARISTOCRATICA Y POTENTADA FAMILIA DE LA COSTA,LA » FAMIGLIA CORREONE «,SU PADRE FUE EL PADRINO DEL CARTEL DE BABAHOYO, MUERTO PREMATURAMENTE EN TRAGICAS CIRCUNSTANCIAS.SU MADRE,IMPORTANTE ACCIONISTA DE VARIAS CIAS.FINANCIERAS PANAMEÑAS E INTERNACIONALES,MANTUVO SIEMPRE UN PERFIL BAJO,CAMUFLADA COMO CAJERA EN EL ROSADO. SU HERMANO,EL FABRIZZZZZZZZZIO,RECONOCIDO COMO UNO DE LOS MAS PROMINENTES Y EXITOSOS EMPRESARIOS COSTEÑOS,SOLO COMPARABLE CON D.LUIS NOBOA NARANJO,CON QUIEN RIVALIZABA EN DINERO Y PODER. ES INJUSTO QUE AHORA SE LOS ACUSE DE ENRIQUECIMIENTO ILICITO,SOLO PORQUE LA «RISITAS» ES PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.NO HAY DERECHO A DUDAR DE LA HONESTIDAD DE TAN PRESTIGIOSA «FAMIGLIA»,QUE TANTO BIEN HA HECHO POR EL PAIS.NO ES JUSTO.NO SEAN MALOS.!!!!!!!!!!