22 noviembre, 2024

País de Locos.

Esta frase nos repetía con insistencia nuestro instructor en Derecho Constitucional de la Maestría que estoy siguiendo, cuando comentábamos sobre las decisiones de la Corte Constitucional o el Consejo Nacional Electoral, en torno a temas como el de la Consulta Popular o la Revocatoria de Mandatos.

“Señores, vivimos en un País de Locos nos decía, no entiendo como un organismo inferior, puede impedir un derecho consagrado en la Constitución, o como la Corte Constitucional, puede dar paso a una consulta que está en franca violación al artículo 442 del de la propia Constitución, nos están llevando a los ecuatorianos a que violemos la Ley”; vale la pena mencionar que nuestro profesor, un prestante constitucionalista de larga data, es Asesor de un alto funcionario de este Gobierno, me guardaré la reserva de su nombre por obvias razones, pero nos explicaba durante el desarrollo de nuestras clases, el porqué de la validez de sus comentarios, y puedo decirles, que ni los mismos compañeros de aulas seguidores del partido del presidente, y de los cuales hay varios, pudieron argumentar en contrario, lo dicho por nuestro maestro.

Yo si quisiera acotar algo sobre lo dicho en el párrafo anterior, si considero que vivimos en un país de locos, pero también de tontos, por no decir un término más fuerte, y de deshonestos también, ya que seguimos transitando nuestros días, cegados por promesas incumplidas y rindiéndole pleitesía a quien en contra de su misma Constitución de bolsillo nos pide que sigamos confiando en él a cambio de dádivas y canonjías, y que alteremos algunitos de sus artículos, para en definitiva darle más poder del que ya a través de mecanismos mañosos ha usurpado en su propio beneficio, y de lo cual, seguimos sin hacer absolutamente nada; es tan fácil para los gobernantes no cumplir con sus promesas, y es más fácil aún, dejar que lo sigan haciendo sin reclamar, conducta, que ya se ha instaurado como común, en nuestro querido país de “Locos”.

Nos hemos olvidado de honrar la palabra, para nuestros abuelos, y para algunos “Locos” como yo, sigue valiendo más lo dicho y pactado como caballeros, que lo redactado y legalizado en un documento o contrato, será por eso que me rebelo ante todo y ante todos, será por eso que escribo estas pequeñas entregas, para ver si regresamos a las buenas costumbres que ya hemos perdido, no lo sé, pero cada día me decepciono más ante tanta apatía, abulia y conformismo de muchos.

Ser pasivos no nos lleva a nada, ser pacientes en este país de “tontos y deshonestos” tampoco, ser el sabido del barrio o el “king” de la sapada criolla, mucho menos, sólo el trabajo consciente, con metas claras y en conjunto con otras mentes que estén sintonizadas con nuestros sanos objetivos, nos podrán llevar a grandes logros; ojalá que yo no tenga que repetirle también a mis hijos, “seguimos viviendo en un País de Locos”.

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Son los titulares de casi todos los días; los medios de comunicación dan cuenta de accidentes de tránsito a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio nacional, con resultados trágicos; personas de todas las edades y de toda condición social y económica resultan ser las víctimas fatales.

Normalmente, la gente pobre es la más expuesta a estos peligros. Viajan hacinados en buses vetustos, sin ningún control, muchos de ellos han sobrepasado la vida útil que establece la ley, no hay autoridad que controle el mínimo de condiciones de seguridad (luces, frenos, guías, llantas lisas, etc.). También es usual encontrar vehículos, especialmente pesados, con alguna avería sin ninguna señal que alerte a los conductores que transitan por ese lugar, lo que hacen es colocar grandes piedras o ramas como señal de peligro que luego las dejan en la calzada, pasando a ser una nueva amenaza para que se produzcan nuevos accidentes. Lo más grave es que nadie respeta las señales de tránsito (sobre todo los límites de velocidad) y no hay autoridad que haga cumplir esa exigencia. Lo que también resulta usual es que luego del accidente, si el conductor no ha resultado herido o a muerto, se haya dado a la fuga.

Ficción democrática

En 1971, el Gobierno de Nixon, intentó mediante una orden judicial, impedir la publicación de parte del The New York Times, del contenido de documentos del Pentágono, que revelaban la verdad sobre la Guerra de Vietnam. La Corte Suprema de Justicia, haciendo uso de su independencia del Poder Ejecutivo, en un fallo histórico defendió la libertad de prensa y el derecho del pueblo a ser informado, permitiendo se publique el material que era clasificado como secreto. Se invocaron razones de alta seguridad nacional.

Las publicaciones probaron que el Gobierno de los Estados Unidos, durante cinco administraciones, especialmente las de Johnson y Nixon, había mentido al pueblo norteamericano, al escalar una guerra que era imposible ganar y no reconocer una realidad, por supuestamente no contribuir a una humillante derrota de las fuerzas norteamericanas.

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  1. De acuerdo con lo expuesto. Concluiria (mi teclado no tiene tildes) yo entonces que el problema del Ecuador es de «raza», porque no existe ninguna otra explicacion que justifique el que como Pais seamos tan «aguantones» de todo lo que nos ocurre con un quemi-importismo que radica ya en lo patetico. Conformistas, poca lucha, «pequenitos» ante el poder de turno y sobre todo hipocritas porque todos protestan en sus casas pero nadie sale a la calle a expresar sus derechos por simple temor a los «grandes» del momento.

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