Es un juez que le dice al ladrón: Tú robaste la joya, tengo 5 personas que te vieron.
Y dice el ladrón: ¡Sí, pero yo puedo traer más de 100 que no me vieron!
Este chiste nos pone como reflexión que la mayoría de personas en lugar de esforzarnos en cumplir los diez mandamientos, nos preocupamos de que no nos cojan haciendo algo indebido. Aunque sepamos que estamos actuando mal. Mientras no nos cojan no importa. Podemos robar, pero de manera elegante. Mentir pero con distinción. Ofender e insultar pero que parezca que estamos haciendo algo bueno. Cualquier cosa con tal que no nos descubran.
Es importante siempre poder reconocer el camino del bien y el del mal. Y escoger seguir el del bien porque nosotros lo queremos. No porque nos puedan descubrir. Estamos conscientes que ese camino es muchas veces más difícil. Menos atractivo. El mal en cambio se disfraza de una mujer preciosa, de una manera seductora de hacer dinero fácil a costa de los demás, etc. Pero tenemos que saber decir no.
Siguiendo el camino del bien encontraremos el rechazo, la hostilidad e incluso te tratarán de hacer sentir ridículo. Raro. Diferente. Pero es que es de esa diferencia que debemos sentirnos contentos y orgullosos. Es eso lo que nos hace brillar como ejemplos en mundo lleno de oscuridad.
No debemos hacer cosas deslumbrantes, sino tener una convicción sensata y profundamente arraigada en nuestro corazón, que no se logra sino por medio de la habituación, que nos obligue a luchar por la justicia, la paz y la ayuda social.
Esta problemática hay que enfrentarla con la determinación de Romeo y de Ciro el conquistador de Persia y no con la indecisión de Hamlet. Es mejor equivocarse en una acción previamente reflexionada que por inacción
Sabemos que a los tontos, que son como un rebaño sin una fortaleza de carácter, no les interesa aprender pero si andar contando sus opiniones personales que justifican su mal accionar. Por otro lado David Urgnhart nos dice “Dichoso el que puede encontrar la causa de sus males en sí mismo y no en causas independientes de él”.
Definitivamente es difícil seguir el camino del bien. Pero intentémoslo. No nos rindamos antes de empezar. Trabajemos en pos de los demás y del bien del Ecuador aunque implique bastante sacrificio y los ríos estallarán en aplausos y las montañas saltarán de alegría.