UN PROBLEMA PERMANENTE: PALESTINA! Y no de ahora… Desde mucho antes de la descolonización del imperio otomano. En realidad, un problema que nos concierne a todos. E históricamente, una realidad social sinónimo de genocidio, manipulación política, migraciones y refugiados, ausencia de solidaridad humana, distorsión y sesgo político de la justicia internacional… Al parecer, y desde cierta coherencia práctica, todo esto pasaría al recuerdo, aunque recuerdo fuertemente negativo, ante el reconocimiento definitivo de la formación actual del Estado Palestino. Al menos hay gestos mucho más claros, al respecto, desde la Casa Blanca que en circunstancias anteriores. Pero también de instituciones que antes opinaban poco sobre el asunto. Para el Banco Mundial, por ejemplo, aunque “Todavía se requieren cambios significativos en el ambiente político para incrementar la inversión privada, particularmente en los sectores productivos (…), su actual estrategia de creación de instituciones y reparto de servicios públicos, está bien posicionada para el establecimiento de un estado en cualquier momento en un futuro cercano”. Actitud interesante a la que hace sumatoria la declaración del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, de que España reconocería el Estado Palestino, en este año 2011, al margen de la posición colectiva de la Unión Europea.
En semejante contexto, la Liga Árabe, ha tomado, según declaraciones de sus miembros, una posición muy parecida. Sin olvidar, desde luego, y es por demás importante, que para la conformación del Estado palestino tiene que haber la integración y concurrencia de Jerusalem Este como capital. Pero la paz que llegaría, ipso facto, “no puede ser posible sin la retirada completa israelí a las fronteras de 1967, incluyendo la retirada de los Altos del Golán y del sur de Líbano”. Por supuesto. Ojalá, eso sí, que ningún Estado árabe apadrine las clásicas manipulaciones políticas de antaño, como a su tiempo y mediando sus intereses, lo hicieron Sadam Hussein de Irak, Nasser de Egipto, Hafez Asad de Siria, Kadafy, Hussein de Jordania. Que la bandera palestina ondee exclusivamente con el protagonismo y objetivos de su pueblo.
Claro, y no podría ser de otra manera, las confrontaciones internas entre la Autoridad Nacional Palestina y el movimiento político islámico Hamás tienen que ser superadas. Son necesarios acuerdos serios y muy concretos, que entreguen caminos amplios por recorrer, sin obstáculos. ¿Qué tanto existen estas decisiones, que den paso a un entendimiento cierto, entre palestinos abanderados en posiciones un tanto antagónicas, ante la razón concluyente de lograr un Estado, al servicio de todas las perspectivas socio políticas? Todo parece a favor de este acontecimiento. Un buen comienzo es que Hamás acepta la visita del presidente de la Autoridad Nacional Palestina al territorio de Gaza, en sus manos y militarizado. ¿Es el principio del fin de las luchas intestinas por el poder? Puede que sí. Es un hecho, también que tiene su propio peso específico político que, al declararse la creación del Estado palestino, muchos otros países de inmediato seguirán tal decisión… Vitalizando una posición política tan esperada, desde hace tanto tiempo.
¿Sería así, sin otras propuestas, la solución definitiva? Como que no habría que dejar cosas pendientes. ¿No es que la muralla israelí que busca aprisionar la franja de Gaza tendría que desaparecer, al desaparecer las causas invocadas por Israel? Al bloqueo de la producción palestina dirigida para la exportación, le llegaría su final igual que a los asentamientos poblacionales de Israel en territorios palestinos. La salud, la higiene, la educación del pueblo palestino, dejarían de ser parte del gotero político de “entrega y protección”, casi colonizadores de Israel. Entonces, el desarrollo tomaría un camino de construcción en Palestina. Pero hay algo un poco más ideológico que pone a gran parte de Occidente en dubitaciones. Es la corriente islámica que abandera la causa de Hamás. Para muchos, quiere decir una vida no laica, lo civil y político supeditado al ideal religioso dictado desde el Corán. O sea, un Estado que no admite la diferencia ni oposición referente al fundamentalismo religioso en que basa su accionar. En cierta medida todas estas valoraciones provienen de la Carta Fundacional del propio Hamás. Pues sus 36 artículos remachan una y otra vez, bajo diferentes maneras, que “el Programa del Movimiento de Resistencia Islámica es el islam. De él extrae sus ideas, sus maneras de pensar y su comprensión del universo, de la vida y del hombre. A él remite el juicio en toda su conducta, y en él se inspira como guía de sus pasos. Alá es su meta, el Profeta es su ejemplo y el Corán es su constitución”. Para no dejar dudas, además, “La paz y la tranquilidad no serían posibles de otro modo que bajo la protección del islam”. ¿Así de simple?.
¿Pero será posible insistir en una declaración nacida en momentos que ya dejaron de tener vigencia ahora, hace cerca de 25 años? Hoy ya es imposible vivir en tales hábitats sociales. Quienes pretendan, incluso, probar esta vida de atraso y somnolencia, tienen cuestionamientos muy serios. Con los días contados para seguir en tal gestión. Como que este fundamentalismo es más mediático que real. Más marketing del mismo Occidente que otra cosa. El instante socio cultural que hoy vivimos no exige a nadie que reniegue de su fe ni que margine de sí a sus dioses… Pero si advierte que nada opuesto al modo de vida de transformación presente social, económico, político, tecnológico, gubernamental, tiene la suficiente capacidad de subsistencia, para mantenerse aislado mucho tiempo. Los dogmas del poder sostenidos o planteados como razones de Estado no van más… ¿Está de acuerdo usted? ¿Estoy de acuerdo yo? Eso no importa. El mismo proceso social condiciona y reacondiciona los objetivos que autopromueve. Este es, ahora, el nuevo punto de partida
Perdóneme que sea aguafiestas o que le corte su bonita inspiración, pero sus apostolados, son simple sueños de perros. No veremos en este siglo, ni en el próximo, ni nunca, un Estado palestino; por la simple razón de que es inviable.
Si los islamistas medievales de Hamas en Gaza fingen reconciliarse con los dirigentes seculares de la autoridad palestina de Al Fatah en Cisjordania, es porque los jóvenes de la Banda de Gaza, salieron a las calles a gritar ? imitando a los jóvenes egipcios y tunecinos- su hartazgo de vivir en un lugar miserable y asfixiante, gobernados por un grupo de trogloditas islámicos. Son los jóvenes ?fuertemente reprimidos ? que pidieron que por lo menos ambas autoridades se entiendan, o sino pedirían cambio de gobierno. Para ocultar las manifestaciones de descontento, mandaron 60 obuses caseros y uno de tipo Grab a Beersheba al sur del suelo israelí. Y los otros que no se aguantan les llevaron el dúo y se los devolvieron con yapa.
Fue el pánico y no el altruismo de Hamas los que contribuyeron a esa reunión forzada entre estípticos.
Otro gran problema para una reunificación, o soñar con construir un Estado Palestino; es la corrupción que se los come vivos. Aparte de las aceitunas, el aceite de olivo y un par de naranjas, los palestinos solo saben fabricar ? tienen once hijos por familia- kamikases.
Además Hamas NO quiere un Estado palestino, porque ese es su fondo de comercio, al igual que el de las otras tiranías medí orientales. Esa es su única razón de existir y de subsistir. Si se acaba el chupete palestino, se les acaba la juerga.
Para Hamas y Al Fatah oponerse a Israel con uñas y garras, les permite contar con armas y dinero fácil que les llega desde Irán, o a veces desde Arabia.
Tanto la Banda de Gaza como de Cisjordania viven bajo perfusión iraní, saudita, americana, de la Unión Europea y de otros incautos. Toda esa plata va a parar a los bancos de los países del Golfo, para que sus dirigentes < islamistas por fuera, corrompidos a la occidental por dentro > puedan darse la gran vida; mientras su pueblo vive en la miseria. Son todos corruptos. Suha Arafat heredó en un banco parisino, 300 millones de Euros de su difunto marido. Nadie que trabaje dignamente puede ganar tanto dinero en toda su vida.
Lamentablemente la suerte de los palestinos es la pantalla de la que se sirven todos los dictadores del planeta, con los árabes a la cabeza. Siria no existiría si no hubiese un dizque problema palestino, o el Golán que recuperar, sin que jamás haya movido un dedo pulgar para tratar de recuperarlo. Son puro bla bla bla. Misma cosa sucede aquí con los cabeza dura de la extrema izquierda, que así no comprendan ni jota de ese eterno problema, se aventuran a reconocerlos, por el simple hecho de llevarle la contra a occidente, así ese gesto inútil equivalga a dispararse balazos en las patas. Rodrigues Zapatero es un oportunista más que quiere contentar a sus electores de extrema izquierda, prometiendo adefesios que no podrá cumplir nunca, o si lo hace será demagógicamente.
En breve; los palestinos son la alcahuetería de los dictadores y de los gobernantes ineptos de todo pelo.