21 noviembre, 2024

Nuestro ayuno

“Me dicen todos los días: ‘¿Para qué ayunamos, si tú no nos ves? ¿Para qué nos sacrificamos, si no te das por enterado?’ Es que el día en que ustedes ayunan encuentran la forma de hacer negocio y oprimen a sus trabajadores. Es que ayunan, sí, para luego reñir y disputar, para dar puñetazos sin piedad.” Isaías 58, 1-9

El mensaje del ayuno es de sacrificio. ¿Sacrificio hacia quién? Hacia Dios por el amor que le debemos sobre todas las cosas y hacia el prójimo que hay que amarlo al igual que a nosotros mismos. Lo más revolucionario que dijo Jesús. Porque ambas frases estaban en el Antiguo Testamento, pero Jesús transforma ese sacrificio en amor. Por amor hay que hacer obras que ayuden a los demás. Por amor hay que hacer sacrificios hacia Dios para no olvidar a quien debemos nuestra obediencia.

En este momento en que el gobierno se está yendo contra la Iglesia, tenemos que saber de qué lado estamos nosotros. Tenemos claro que cuando Jesús vino al mundo cambió las costumbres de las personas de la época. Muchos Maestros de la Ley lo cuestionaban a Jesús, incluso diciéndole que Él incumplía con los preceptos que le habían sido dados a Moisés es decir la Ley. Mientras que Jesús viene con la Verdad revolucionaria que la ley es para el hombre y no el hombre para la ley.

Ahí nos dice, citando las palabras que Dios le comunica: ¿Acaso es éste el ayuno que me agrada? ¿Es ésta la mortificación que yo acepto del hombre: encorvar la cabeza como un junco y acostarse sobre saco y ceniza? ¿A esto llaman ayuno y día agradable al Señor? El ayuno que yo quiero de ti es éste, dice el Señor: Que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano.

¡Las palabras del Señor son completamente actuales! Tan acostumbrados estamos en interactuar con nuestros compatriotas como si fuéramos enemigos. Sino no se explican los asaltos, robos (en todas las esferas económicas), corrupción, etc.

Démonos cuenta que el trabajo de todos es importante y debe ser honesto. Si no fuera por el betunero nuestros zapatos estarían sucios; si no fuera por el panadero tuviéramos hambre; si no fuera por el barrendero viviríamos entre la basura; etc.

Pero también tengamos en cuenta que de no ser por los inversionistas no habría dinero para que el país funcione; si no fuera por los empleadores no habría trabajo. En otras palabras, no odiemos ni a unos ni a otros; no abusemos de los empleados, pero tampoco abusemos de los empleadores. No caigamos en el odio de clases que la propaganda gobiernista emite.

El ayuno que Dios quiere de nosotros es nuestro sacrificio para dejar nuestras diferencias a un lado y enfocarnos en lo que nos une, de hacer consensos para alcanzar la paz social, para crear un ambiente más propicio para poder vivir en paz y armonia.

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