“No teniendo nada, y aún así, poseyendo todas las cosas”.
– Carta a los Corintios cap. 2 v. 10 –
Hay dos puntos de vista en relación a la tecnología. Uno afirma que es lo más necesario para la evolución y el bienestar de las sociedades y los seres humanos, mientras que el otro asegura que es hasta un peligro para las sociedades, sobretodo para los menores de edad, debido a los ‘accesos’ que permite en la actualidad (información violenta, pornográfica) y los efectos que les puede causar a los usuarios (ostracismo, aislamiento, defectos de sociabilidad).
Nunca me han gustado los extremos y no soy de los que opina que las cosas son o blanco o negro; a excepción de ciertas cosas de moral. Creo en la flexibilidad y en los términos medios. Tampoco creo que las prohibiciones sean soluciones, ya que muchas veces estas no son más que censuras disfrazadas. En los últimos meses han surgido noticias sobre algunos países que están ‘regulando’ la información a la que los ciudadanos pueden acceder, países como Venezuela por ejemplo, cuyo régimen bajo el disfraz de ‘controlar’, lo que en verdad consigue es censurar y reprimir la natural comunicación humana, todo para conveniencia de dicho régimen, claro.
La tecnología es muy buena en el aspecto económico porque está probado que sus consecuencias son casi siempre positivas para la evolución de las sociedades. Pero sí creo que hay que estar alertas con la otra cara que esta nos puede presentar, ya que con tanta comodidad que nos genera, la tecnología nos aleja de nuestra verdadera naturaleza humana. Esto no es nada saludable. Puede hacerse una larga lista de enfermedades, no sólo psicológicas sino hasta físicas, aparte del estrés que nos generan, a la que estas tecnologías nos exponen.
Como dije, hay que estar alertas y no permitir que estas nos quiten a nosotros y a nuestros hijos nuestra naturaleza de sociabilidad (cara a cara), por ejemplo, o la capacidad de redactar bien una carta y no acostumbrarnos a los mails o ‘mensajitos’ secos, tanto que no se sabe el estado de ánimo del que los escribe y por eso muchas veces se malinterpretan, causando conflictos innecesarios entre las personas.
Usemos la tecnología, no dejemos que esta nos use a nosotros, o que terceros nos usen a través de ella. Usémosla para que nos ayude en ciertas cosas pero no para que suplante nuestra naturaleza humana, misma que implica interacción entre las personas, seguridad en nosotros mismos y autoestima, instrucción ética y académica (que por lo general requieren de la presencia de un maestro o tutor), valores sociales y familiares bien arraigados; seamos conscientes que los tiempos actuales, debido en un alto porcentaje a la tecnología, nos está alejando de estas características de la personalidad humana.
Recordemos para poder evitar que la tecnología acerca a la gente que está lejos pero aleja a quienes están cerca o a nuestro lado.