Muy grave para el pueblo cubano y para su Gobierno, después de haber permanecido más de medio siglo en el poder, tener que reconocer que su revolución, que sus políticas de Gobierno, su sistema económico, su aparente democracia, no ha funcionado ni ha dado los resultados que todavía se ufanan neciamente en proclamar. Haber esperado tanto para reconocer su fracaso e insistir en mantener una cúpula de Gobierno familiar, hereditario, compuesto en su totalidad por los mismos responsables de ese desenlace, explicable tan solo, en la necesidad de cubrirse las espaldas y evitar cualquier investigación o rendición de cuentas.
Los cambios que se proponen no funcionarán mientras Cuba continúe gobernada por una dictadura, con el mismo sistema de represión o partido único, totalitario, sin posibilidades de elecciones libres y un sistema verdaderamente democrático. El desarrollo económico, el libre juego de la oferta y la demanda, el sistema de libre mercado, el funcionamiento de incentivos, de precios libres que promuevan las inversiones, la asunción de riesgos, la libre competencia, el funcionamiento de un sistema bancario profesional e independiente, de libre otorgamiento de créditos, se podrá dar tan solo en un marco absoluto de libertades, de una administración de justicia independiente de los otros poderes del estado.
Lo trágico es que nuestro país se encamina precisamente en sentido contrario a lo que debe transitar cualquier país verdaderamente libre y democrático, que procure dar trabajo, empleo a sus habitantes y posibilidades de progreso a todos por igual. Monopolizar y manipular la justicia en beneficio de los intereses de quienes gobiernan no es la conducta que va propiciar nuevas inversiones o la generación de empleo para todos. La posibilidad del triunfo en la próxima consulta solo agravará la ausencia de nuevas inversiones y negará a posibilidad de un mayor crecimiento económico.
Durante cuatro años no se ha obtenido mayor resultado tangible en materia económica; por el contrario, se ha desdeñado el concurso del sector privado y en materia de comercio exterior, no se ha concretado ningún acuerdo que permita ampliar nuestros mercados. Respecto a inversión extranjera se ha hecho gala de desestimar los capitales foráneos, igual comportamiento con los proveedores de financiamiento del exterior, con excepción de la total entrega y dependencia de costosos empréstitos chinos.
A los empresarios nacionales se los ha desmotivado a iniciar nuevos emprendimientos, con la adopción de limitaciones y regulaciones innecesarias de control de accionistas extranjeros e impuestos a la movilidad de capitales y prestamos del exterior. Los impuestos y retenciones se han elevado arbitraria y exageradamente al punto de establecer impuestos a la Renta mínimos, prohibiendo en la práctica a las empresas perder dinero y obligarlas a pagar impuestos a pesar de no tener utilidades o que estos sean verdaderamente proporcionales a sus beneficios.
Tomado de: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/sentido-contrario-471221.html
Luis, lo de Cuba es mas que una verguenza, es una bofetada a la inteligencia de personas que como usted saben tomar una postura clara de lo que significa querer vivir en un pais libre y progresista.
Toda la comedia que se vio en dias anteriores en la asamblea cubana, es tan solo eso. Los Castros y sus cercanos partidarios, viven de una manera diferente al resto del empobrecido pueblo. Pero lo mas penoso es que ese pueblo que ha sido indoctrinado desde sus anos escolares, no sabe de otras formas de gobierno y creen que estos parias realmente trabajan en su beneficio.
Cuba no es un pais, no tiene las bases indispensables para crear un sistema de economia privada.
Despues de 50 anos y de haber destruido todas las fuentes de trabajo digno, venir con el cuento de que el sistema fracaso, es simplemente ganar tiempo para planificar los proximos 50 anos de extorsion.
No permitamos que esta pesadilla se convierta en realidad en el Ecuador. Los ciudadanos deben de despertar y darse cuenta de la diaria manipulacion a la que son sometidos.