El caso del reclamo de utilidades por parte de un grupo de extrabajadores de Cervecería Nacional se ha constituido en una verdadera maraña jurídica, que los propios actores e intervinientes han dejado de entender, constituyéndose cada vez en una madeja difícil de encontrarle el principio o el fin; es un absurdo sin precedentes, de posibles lamentables consecuencias para todo el sistema empresarial ecuatoriano.
Cervecería se resiste a pagar lo que considera un fallo ilegal, inaplicable, incalculable, un evidente caso de extorsión, una sumatoria de violaciones y atropellos a las leyes y procedimientos vigentes. Personas que aducen haber sido perjudicadas no pueden reclamar por la vía administrativa o constitucional, deben hacerlo obligadamente ante un juez laboral en forma individual, demandando directamente, probando que Cervecería fue su empleador y que no recibieron todos sus haberes.
No lo hacen, porque no tienen la razón y el tiempo previsto de reclamación de tres años ya prescribió y porque nunca podrían probar una relación laboral con Cervecería, sino con la empresa que los empleo y que luego los tercerizó. Puedo conceder que esa práctica era cuestionable moralmente pero, a su vez, se debe reconocer que, lamentablemente, fue un procedimiento permitido por la Ley y las autoridades competentes. Lastima que los dirigentes y los trabajadores no se opusieran con energía a esa malhadada práctica y entonces ley vigente hasta conseguir su derogación.
Debieron haber reclamado inmediatamente cesaba su relación laboral. No pueden hacerlo 20 años después, por caminos y procedimientos que no son los legales ni procedentes. La arbitrariedad que se cometió con Holcim se quiere repetir con Cervecería Nacional, tan solo para confirmar un penoso precedente que abra el cauce para repetirlo en cientos de empresas públicas y privadas, así como en toda clase de instituciones, poniendo en peligro la solvencia y la suficiencia patrimonial de ellas, que, de obligarlas a pagar, no podrían hacerlo.
En el caso de Cervecería Nacional, la empresa no tiene liquidez para pagar capital, intereses, multas, daño inmaterial o moral, todos conceptos arbitrarios que nadie puede calcular o establecer con precisión. Sabmiller, su principal accionista, que eventualmente sí lo podría hacer, nunca pagaría porque sabe que sería un cuento de nunca acabar y poner dinero en saco roto, en un país en el que no existen seguridad jurídica ni jueces probos, tampoco respeto a la Ley.
Cervecería merece el respaldo generalizado de todos; con su valiente decisión de resistir, está defendiendo la estabilidad de todo el sistema empresarial. Eventualmente, alguien con sensatez les debe dar la razón y permitir volver a trabajar con garantías y seguridad. Caso contrario, perderemos a una empresa centenaria, generadora de riqueza, buen empleador, excelente contribuyente, y también a sus inigualables productos, preferidos por el paladar de todos los ecuatorianos.
Tomado de: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/marana-juridica-472648.html
Si seria bueno q la cerveceria cese sus funciones.
Daria ejemplo en Ecuador, de lo q paso en cuba que desaparecio todo el aparato productivo.
Los ecuatorianos arrastrarian al autor del descalbro como lo hicimos una vez con el viejo luchador, o lo mataria algun rayo como a Garcia Moreno.
Todos los empresarios corruptos y negreros temen ante este hecho que marcan como precedente, sin embargo mientras se llenaron los bolsillos de plata evadiendo responsabilidades patronales estab muy contentos. Si las empresas que temen les pase igual de Holcim y CN deben entonces tambien haber reportados en sus balances utilidades y no las repartieron como es en ambos casos.