En estos tiempos, tiempos de la Revolución Ciudadana, en los que las palabras libertad, dignidad, derechos humanos, pueblo, justicia social y democracia, entre otras muchas, cada día se van vaciando de contenido, es preciso reflexionar sobre el pensamiento de ese gran escritor argentino Julio Cortázar, en un discurso sobre la palabra, expresó: “…pero la distorsión del lenguaje es todavía peor en nuestros días, cuando la sofisticación de los medios lo hace más eficaz y peligroso. Porque ahora franquea los últimos umbrales de la vida individual y, desde los canales de televisión o desde las ondas radiales, puede invadir y fascinar a quienes no siempre son capaces de reconocer sus verdaderas intenciones”.
Y coincidiendo con Cortázar, el doctor Fabián Corral, en su artículo “Poder y decadencia de la palabra”, nos dice: “Signo de decadencia es la baratija de las palabras, la habilidad para responder lo que no se pregunta, para hacer de la claridad y la sencillez un complicado chaquiñán que confunde y esquiva. Signo de decadencia es la complicidad con el que miente, con el que inventa, es el temor a llamarles a las cosas por sus nombres. Y en todo ello, la herramienta y la víctima es la palabra, que, paradójicamente, es al mismo tiempo el escudo y la defensa, el recurso y el refugio para no abdicar del todo de la dignidad, para mantener, aunque fuese en el refugio de la casa de cada cual, el valor de los conceptos, la claridad de las ideas, la capacidad crítica; para mantener, pese a todo, el atrevimiento a pensar y a decir, a disentir y a señalar”. Al finalizar su artículo, termina con una verdadera sentencia: “Es peligrosa para el poder, por eso, la principal preocupación es callarla, someterla y mediatizarla”.
Me he permitido invitar a mis amables lectores a reflexionar sobre la palabra y la defensa de la libertad por expresarla ya sea en forma oral o por escrito lo que pensamos, sentimos, anhelamos, opinamos, criticamos, etc. Y al mismo tiempo transmitirle mis fundados temores porque corremos el riesgo de perder esa libertad que tanto les costó a los precursores de las libertades y que ahora están seriamente amenazadas. Debemos esperar los resultados de la consulta popular y de acuerdo a esos resultados veamos si hemos sido o no obsecuentes con nuestros propios sicarios.
Hasta tanto digamos con todas las fuerzas de nuestros corazones: feliz día de las madres; ahora si es justo decir “con infinito amor”.