Unidades de intercambio solidario (UDIS), el nombre de las nuevas monedas que el Banco Central puso a circular experimentalmente en convenio con algunas cooperativas de la Sierra. Entre ellas, Integral en la parroquia Sinincay y Coopera del Azuay, también la de San Miguel de Sigchos de Cotopaxi. Todos entusiasmados en este proyecto, sin que nadie revele o reconozca su verdadera intención.
Sospechosa iniciativa que no tiene mayor explicación, menos para una institución tan seria y profesional como el BCE, otrora independiente y altamente tecnificada, a menos que le hayan encargado se dedique “a jugar al banco del barrio” para competir y anular las pretensiones políticas de un prestigioso banquero y/o para que nos acostumbre en forma experimental al uso de una nueva moneda.
Probablemente, mediante algún reciente WikiLeaks, se han enterado de la intención de ordenar a la Reserva Federal de no reponernos los billetes de dólar deteriorados que se deban reemplazar como una nueva represalia por la infortunada expulsión de la embajadora Hodges. En tiempos de las naciones originarias, moneda podía ser cualquier cosa o bien de común aceptación. En la Antigua Roma, se pagaba a los trabajadores con sal, de ahí el origen de la palabra salario. En la costa ecuatoriana se usaban raras conchas, entre ellas la de Spondylus, como unidad de trueque o intercambio.
En la era moderna, moneda era cualquier cosa que la gente creía que los demás aceptarían como medio de pago y que, además, retenía su valor o poder de compra. Inmenso trabajo tendrán las autoridades ecuatorianas intentando convencernos que los nuevos UDIS o cualquier otra moneda, nos va a servir mejor que los dólares verdes de nuestros exsocios comerciales, ahora que resulta tan fácil reemplazar todo, incluyendo las exportaciones a ese país.
El sucre se malogró como moneda por, precisamente, una pésima conducción de la política monetaria y una deficiente supervisión de las entidades bancarias; en poco tiempo perdió paulatinamente todo valor, después de haber circulado por 116 años desde 1884. Los negocios y transacciones se comenzaron a hacer en dólares, dado que nuestra moneda perdía valor cada día; el sucre dejó de ser confiable y de conservar su valor.
En este nuevo episodio, no se trata de que la gente esté perdiendo confianza en el dólar, sino de que nuestro Gobierno, en cualquier momento, nos puede imponer una nueva moneda, dado que, al gastar más dólares de los que realmente dispone, ha agotado la mitad de las reservas de Libre Disponibilidad y, cuando vayamos a reclamar nuestros ahorros o el dinero de nuestras cuentas, nos tendrán que pagar obligadamente con cualquier papel o nueva moneda emitida por el BCE.
Después de que este Gobierno sea investido con mayores poderes, cualquiera podrá ser nuestra suerte, y un aciago día, amanecer con una nueva moneda de curso legal, de circulación forzosa y obligatoria. Lástima que no incluyeron esta pregunta o alternativa en la consulta de hoy.
Tomado de http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/udis-473936.html
Es donde Correa como cachiporrera del Alba, sumandose a los chiflados de Venezuela y Bolivia, paises que van de subdesarrollo a no desarrollo como pasa en Cuba, nos quiere llevar. Los ecuatorianos deben mantenerse pilas y no dejarse meter esta otra calentura de los fracasados del siglo XXI.