Sobre la Esclavitud

“La libertad es vigor interior, es conciencia de la riqueza espiritual propia de cada individuo, que varía siempre de un individuo a otro. A la libertad no se llega sino buscando en uno mismo, zambulléndose en uno mismo para saber con qué fin se ha nacido, qué se puede hacer en la vida, para qué se ha llegado a la tierra.”-

Democracia y constitucionalismo. Jose Maria Velasco Ibarra

El camino de la esclavitud a la libertad es necesario recorrerlo para tener un país sano. Haciendo un poco de historia, en el pasado se comercializaban personas, “esclavos”, pero en 1848 Gran Bretaña abolió la esclavitud. Luego, en Ecuador, el presidente José María Urbina en 1851, en EEUU en 1863, en Cuba en 1866, Brasil en 1868, Puerto Rico en 1873, etc.

Sin embargo, se evidencia hoy la esclavitud en fenómenos como el crecimiento de la pobreza, el incremento desmedido del hambre, las guerras, etc. Para que haya libertad es necesaria la justicia, la cual sin fuerza es irrisoria. Pero a la vez hay que tener presente que la fuerza sin justicia es tiranía y nos devuelve a la esclavitud. No puede haber libertad en un ambiente de pobreza extrema e ignorancia, ya que estas últimas, de hecho, esclavizan a los pueblos. Ni libertad sin democracia. Y hoy estamos viendo como se manipula y viola la democracia con el relajo armado por el plebiscito del SI y el NO en nuestro Ecuador.

Hay esclavitud también en todo aquel trabajo no remunerado o muy mal pagado, donde las personas son privadas de garantías, tales como la libertad. Podemos hablar de los niños y niñas que trabajan en las calles explotados por otros, quienes los privan de las ganancias y les dan un mínimo de paga con algo de alimento y un techo.

Debemos tener claro que la esclavitud va contra la dignidad humana y no debe existir bajo ningún concepto ni tipo. Todos tenemos de derecho a triunfar, pero no a costa de otros. Derecho a un mañana mejor, pero no basándolo en un hoy abusador. Podemos vivir en la opulencia, pero sin olvidar de compartir y no lo que nos sobra.

Esta problemática hay que enfrentarla con la determinación de Romeo, el eterno enamorado, y de Ciro, el conquistador de Persia, y no con la indecisión de Hamlet. Sin embargo, sí vemos luz al fondo del túnel a través del servicio que prestan muchas organizaciones – más que nada en otros países en que el gobierno es menos propagandista y más democrático – a los más pobres y a las víctimas de la injusticia y de las guerras. Señales evidentes y maravillosas de que sí es posible superar la esclavitud del cuerpo, mente y alma.

La gente oprimida no puede permanecer así para siempre; los proverbios encierran la sabiduría milenaria de los pueblos…. Hay que elegir a los mejores ciudadanos para que ayuden en su gran tarea, sin olvidar lo que dijo el príncipe de las letras, William Shakespeare: “Hay poca elección entre las manzanas podridas.” Pero no podemos sentarnos tranquilos en nuestro pequeño mundo y no estar preocupados por lo que pasa en el resto del país, recordemos que la justicia es indivisible, la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todos lados, según decía Martin Luther King, Jr.

En Eclesiástico capítulo 4 versículos del 5 al 6 hay una frase más directa todavía. Dice: “No apartes la mirada del necesitado ni le des ocasión de maldecirte. Porque si te maldice lleno de amargura, su Creador escuchará su imprecación”.