Dura lex sede lex, voz latina que tiene una existencia de dos mil años, que quiere decir “la ley es dura, pero es la ley”. Se refiere a la necesidad intrínseca de un sistema legal que tiene que respetar las reglas establecidas de manera estricta, so pena de dejar de existir por su deliberada inobservancia por conveniencias; de no ser así imperaría la ley de la selva, por eso es necesaria la separación de los poderes en los Estados democráticos.
Viene al caso esta reflexión porque absortos observamos la conducta del flamante Ministro de Justicia que inicia su gestión con una amenaza a los jueces que fallaron a favor de la inocencia del coronel de Policía Cesar Carrión, acusado de haber participado en un supuesto intento de magnicidio el 30 de septiembre de 2010, durante los disturbios que se generaron en la revuelta policial.
El país recuerda la intervención furibunda del Presidente Correa en el enlace sabatino, enterado de las declaraciones hechas a la CNN por el coronel Carrión, Director del Hospital de la Policía, señalando que el presidente Correa no estuvo secuestrado en el hospital policial. “Ni sé el nombre de este tipejo, pero que sepa con quién se está metiendo: soy el Presidente de la República ¡pedazo de majadero!… Tú eres mi subalterno y no puedes estar tratando de hacer quedar como mentiroso a quien es tu jefe”; luego lo acusó de conspirador y ordenó su relevo del hospital e incluso su separación del servicio activo.
Se entiende que los policías y militares tienen leyes y reglamentos que rigen su vida institucional; la misma constitución en su Art. 160, dice: “Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional estarán sujetos a las leyes especificas que regulan sus derechos y obligaciones (…)”. “Los miembros de las Fuerzas Armadas sólo podrán ser privados de sus grados, pensiones, condecoraciones y reconocimientos por las causas establecidas en dichas leyes…” ¿Acaso el Presidente en un arranque emocional puede por sí y ante si ordenar la separación de un miembro de las FF.AA. o de la Policía? ¿Acaso tiene poderes omnímodos?
Fue necesaria la presión de la opinión pública a través de la prensa libre, la firme determinación de la esposa del coronel y la intervención de jueces valientes para que se haga justicia.
Saludos: Con este criterio, nadie es responsable, nadie es culpable, nadie causó tamaño desaguisado que involucró una institución cuyas funciones, deberes y obligaciones a favor de la colectividad y de estricto orden jerárquico se encuentran claramente definidas en los diversos ordenamientos jurídicos, desde la Ley, la Constitución, el sentido común, la tradición, la costumbre, la jurisprudencia. Entonces, que quede todo en la impunidad, que todos son ángeles, santos, buenas personas, gente de bien. Lo que se observó, lo que se escucho, lo que se hizo ¿Está bien? ¿Está correcto? ¿Una nueva Fuente Ovejuna?. ¡No hay autores, cómplices y encubridores! ¿Esta es la Justicia que queremos?.
Respecto a la autoridad del Presidente en el presente caso: ¿Qué debe hacer? ¿Debe aplicar el dejar hacer y dejar pasar muy de moda entre los mercantilistas europeos de siglos pasados, pero en el siglo XXI, también a la justicia?.
Respecto a la opinión pública: ¿De quien o quienes? ¿De los articulistas que publican sus opiniones por convicción o por conveniencia en los diferentes medios, y encima, pagados por la elaboración de los mismos?
Que vergüenza! Valerse de una falda para pretender hacer prevalecer supuestos derechos.
Típico ecuatoriano: los hijitos, la mujer, la ñaña, el tío, la tía, el sobrino, la vecina; el llanto, la lágrima, las expresiones destempladas y otros procedimientos similares buscando conmiseración, lástima, pena.
¿Dónde está la dignidad, el orgullo, el uniforme, la valentía, el honor, la fuerza de carácter y espíritu, forjado al calor de las vicisitudes?. Eso tiene un nombre: democracia y derechos humanos, instrumentos para los chandalas y mercaderes del siglo XXI del mundo occidental.
Napoleón Sotomayor
«La justicia tarda pero llega», eso sera solo para los burocratas