Ser demócrata es más difícil que ser dictador. Para ser dictador se necesita únicamente tener el poder y la sinrazón de la autocracia. Caminando en los años que he vivido he podido apreciar que es muy difícil ser demócrata en serio, no solo autocalificarse de demócrata, porque eso significa cumplir con las normas de ley pre establecidas y cumplir con las que dicten los organismos a los que la ley autoriza en tal sentido.
Los romanos crearon la dictadura como norma excepcional para el gobierno, pero en casos exclusivos de guerra o de conmoción y ese concepto se ha mantenido al menos en los textos constitucionales y legales, pero ha sido el pretexto para la instauración de los poderes totales en ciertos países incluso en el nuestro, la última dictadura que oficialmente gobernó al país fue la de los triunviros que entregaron el poder en 1979.
Pero la dictadura moderna se reviste de legitimidades, y trata de justificar en necesidades colectivas su accionar fuera de la concepción tripartita del poder. Es el intento de cambio de concepto de las justificaciones del acceso al poder. El sustento del poder ha ido variando en la sociedad. En un primer momento ese concepto se radico en un origen divino, se le dio al gobernante la calidad de escogido por Dios o por los Dioses. Incluso el concepto de poder ciudadano manejado por los romanos, migra posteriormente hacia un sostén teísta de la justificación del poder.
La democracia según el concepto romano se asentaba en la participación de los ciudadanos, pero dicha calidad estaba restringida a quienes tenían las condiciones que la ley exigía para adquirir ese estatus. Requería pertenecer a la nobleza, tener posesiones, y haber formado parte del ejército, etc. La elección romana se hacía en las asambleas, no había sufragio universal, en ellas se postulaban candidatos a las dignidades. El sufragio universal no podía haberse concebido porque existían varios tipos de ciudadanía, así como varias condiciones de vida, ciudadanos, esclavos, libertos, etc.
La revolución francesa genera a partir de la desdeizaciòn del mandatario o rey el concepto de la soberanía popular mediante el voto para todos los ciudadanos. En el Ecuador y en algunas partes del mundo, el voto fue para los hombres no para las mujeres, un largo y muy duro camino les toco sufrir a las sufragistas para lograr la inclusión legal del voto femenino como un derecho inherente a su condición de seres humanos.
Pero el concepto purista de la revolución francesa se pudo ejercer digamos que plenamente por lo limitado numéricamente de las sociedades, hecho que no ocurre hoy en día, puesto que las condiciones de conocimiento de las personas en las que se asentó el principio de designación de diputados y autoridades mediante el voto fue el conocimiento de las actuaciones de vida de ese candidato, en la actualidad los candidatos se exponen a la vindicta publica pero no se conoce su vida, sino la que ellos quieren dar a conocer. El anonimato de la vida moderna se impone además como producto de las disposiciones legales que obligan a respetar la privacidad de las personas. Se distorsiona así el principio de conocimiento responsable del candidato.
En mi criterio, en la vida moderna el concepto de democracia varía en su estructura filosófica original, así como sufre una mutación a partir de los cambios prácticos de ella. Mucho se ha dicho en torno a los manejos de la opinión pública, hecho conceptualizado y aplicado por los mecanismos de publicidad y propaganda del nazismo hitleriano. Esto es una realidad, esos conceptos perviven. Pero tienen un antídoto en la realización del acto político, obligado a la oposición política que tiene el deber de ejecutar la acción de contrapeso para permitir que en el mundo moderno la democracia se accione. La democracia original era la simple expresión sufragica del pueblo, por la realidad moderna de la democracia se asienta en un principio de contrapesos que pueden ser dos o más, lo ideal es que sean varios, porque cuando son solo dos, se dan casos de bipartidismo con poder sucesorio en elecciones, como los Estados Unidos o Colombia.
El concepto de gobierno democrático varía entonces. Al ocurrir esto también varía el de dictadura. Ya no es necesario que exista una toma violenta o por las armas del poder de la república, solamente es necesario que se elimine a la oposición, en este contexto pueden seguir habiendo todas las elecciones que se quiera, porque sin oposición seguira aprobando el pueblo lo que el legal gobernante quiera, incluso alegando legitimidad a parte de la legalidad que le da el triunfo en las urnas.
El papel regulador de la oposición política e ideológica distingue entonces la calidad de un gobierno, convirtiéndose a la postre en corresponsable de esa dictadura a la que demandan. Es necesario el compromiso político ideológico de las fuerzas ciudadanas a efectos de crear riadas de conceptos alejadas de caudillos, que permitan precisamente que la idea y el concepto prevalezcan sobre lideres que siempre tendrán una condición de temporalidad por múltiples factores, incluido el biológico.
Colegimos como nota al pie de este que la democracia es un camino difícil en el que tienen papeles que cumplir todos los sectores de la sociedad, pero entendiendo la importancia de ellos para evitar acudir al peor de los enemigos de esa concepción: el caudillismo.
Y sin embargo caudillismo es lo que tenemos. Por qué? Quién elige al caudillo? En cuestiones de sociedad, la culpa no es jamás de uno o de unos cuantos (sino qué pobre sociedad, de hombres a la zar de otros). Vivimos lo que construimos. Caudillos existen (y existirán) en donde haya gente que puede ser convencida. Si es así dónde estamos construyendo la opinión? Creo yo que aun demasiado lejos de los lugares de los que salen los votos.
En todo caso, para ampliar el tema más allá de mi opinión en construcción; he encontrado planteamientos interesantes en John Dewey en torno a construcción de democracia. Dado que ha tocado el tema, si gusta podría revisarlo tb. Yo aun no tengo el tiempo de hacerlo con detenimiento pero revisando (algo) a algunos de sus predecesores en el pensamiento de este tema (Jefferson, Emerson, Whitman, Thoreau) veo que el asunto es más rico y desafiante del que parecemos concebir en Ecuador (a veces realmente me parece que tenemos una opinión bastante estática_ y aferrada a posiciones de uno u otro lado con el elemento de satanización de por medio_ y por eso las cosas suelen acumularse y estallar). Sería muy chévere que quien pueda tb los revisare (o tal vez a otros autores que hayan pensado a su nación en sus inicios o en momentos de cambio) y podamos enriquecer el debate en torno a un tema como este, pues creo da para rato.
Creo yo, nos guste o no, vivimos en tiempos de cambios aun por construir.
Por qué no comenzar a imaginar algo más, desde espacios como este (y tantos más), para comenzar?
Le saludo Dr. Franco. De su columna de opinión quiero comentar sobre la democracia; que en su concepto es la doctrina favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, o es el país gobernado por régimen democrático. Pienso que la auténtica democracia debe permitir a todos los ciudadanos de un país participar con equidad, y el gobierno de turno debe aceptar y respetar las críticas constructivas, y opiniones diferentes, así como también las ideas y planes innovadores de los gobernados, no solo de sus afines, sino también de los opositores y/o neutrales, para que así todos tengamos la «percepción» de que vivimos en una real democracia.