21 noviembre, 2024

A la presidencia de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas

He tenido el honor de ser dos veces miembro del Directorio de la Casa de la cultura Núcleo del Guayas con-Rafael Díaz Ycaza y Jorge Swett Palomeque como Presidentes-Y sé lo que significa la Institución, la cual necesita ser manejada por buenos timoneles, como fueron ellos, para que no perezca, y tener un gran horizonte cultural para llevarla hacia adelante.

Por ésto me uno a todos los que anhelan llevar a Rosa Amelia Alvarado a la Presidencia de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas para, como miembro darle mi voto, que aspiro sea uno entre los múltiples que se depositarán para su triunfo, junto al grupo de grandes méritos que la acompaña, con Sonia Manzano a la cabeza, otra mujer de lucidez intelectual extraordinaria.

Así cumpliremos como miembros de la Institución el compromiso de velar por la Cultura, desde nuestra ciudad Guayaquil

Para el efecto debemos tener presente, además, que la acción cultural siglo XXI para esta Casa, significa todo lo que los otros Presidentes han accionado, más la fuerza visionaria en un mundo competitivo, en que la lucha por la subsistencia cultural en el presente tiene otras connotaciones, que necesitan fuerza vital especial para enfrentarla, con una visión libre de clisés ideológicos para no dejar mancillar las letras ni las artes.

Por lo que estamos ciertos, que la persona indicada para dirigirla desde la Presidencia es Rosa Amelia Alvarado Roca, mujer de temple, además de un bagaje cultural de gran valía, de personalidad excepcional y experiencia ejecutiva de larga trayectoria.

A lo que se une, lo esencial, la pasión creadora que pone en todos sus actos, vislumbrada en su personalidad y en su palabra singularmente humana, digna de cualquier foro y plasmada en sus tantos libros, como en la labor realizada en estos tres años presidiendo el Núcleo, lo que la hace conocedora de los avatares que hay que librar por su subsistencia. Estamos seguros sabrá enfrentar los peligros que desde ya la acechan; en una lucha en la que se requiere valor y nadie mejor que ella, quien cree en la libertad, para no permitir el dirigismo cultural desde otras esferas que no sean de juicio administrativo independiente, tal como se manejan las instituciones en el mundo libre.

De ahí que ¡para elegirla! Basta tomar el ofrecimiento que ella nos hace de su “palabra” y su “trabajo” como garantía.

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