“El dinero será tu esclavo o tu maestro”. – Horacio –
Tenemos un entorno consumista que nos deja ciegos y sin paz. No seamos insensatos en pensar que por tener dinero lo tenemos todo. Ni tampoco nos dejemos arrastrar por nuestros instintos y pasiones, ni sigamos solamente nuestros antojos y caprichos. No pensemos que porque ya hemos abusado y nada nos ha pasado, que nada nos va a pasar. El mundo da vueltas. Contentémonos con lo que tenemos y no envidiemos al resto. Eso nos quita la paz y la serenidad necesarias para, en otros ámbitos de la vida, tomar decisiones justas.
A veces no nos damos cuenta y pensamos que galopamos libres por la pradera, creyendo que vamos a alcanzar las más altas cumbres cuando en realidad nos estamos dirigiendo tercamente hacia el abismo. Mientras que el inteligente, clemente y compasivo, brilla como una luz en las tinieblas.
Más bien conservemos el amor fraterno y no olvidemos de ser hospitalarios. No olvidemos a los que están presos, a los que son maltratados. No digamos ese problema es de otro y no mío. Todos estamos ligados en una red. Lo que atañe a uno atañe a todos. La justicia es indivisible. La injusticia en cualquier lugar afecta la justicia en todos lados.
Valemos por lo que vale aquello a lo que se ata; si nos atamos a las cosas que se pagan, nuestro precio es el dinero. Si nos atamos a los principios seremos hombres de moral. Recordemos la frase: ahí donde está tu tesoro, ahí está tu corazón. Veamos bien cuál es nuestro tesoro. Es más valioso ser respetado, que admirado por los demás (Jean Jacques Rousseau), pero respetados por nuestros principios, no porque infringimos temor o por la ostentosidad como nos querían hacer pensar en el libro El Príncipe.
A Dios hay que defenderlo no de los ateos, sino de los creyentes, como dice Jaime Damerval, porque los creyentes lo atacan como si lo odiaran. Actúan como si no existiera. Y en el tratar a los demás demuestran su desprecio a Dios.
Y peor la gente que quiere ser millonario sin trabajar sino haciéndolo de maneras chuecas, cayendo en la inmoralidad. Pero tranquilo, Si has tomado el camino equivocado, no sientas lastima por ti mismo, ¡da la vuelta!
Por idolatrar lo equivocado muchos han fracasado, por idolatrar el dinero tenemos esta pobreza tan numerosa en Ecuador. Incluso el idolatrar al dinero es fuente de estrés e infelicidad. Adoremos a Dios. Lo demás llegará por añadidura.
Excelentes palabras Sr. Baquerizo, me ha gustado mucho su artículo, muchas gracias, me ha servido para recordar muchas cosas.
Baquerizo, el dinero no lo es todo pero es muy hermoso tenerlo, disfrutarlo y hasta regalarlo. Si crees que no es necesario, este te ayuda a darle una buena educacion y una buena casa a tus hijos, a explorar opciones de negocios y viajes, a llegar a la vejez con un plan. Asi que no hay que despreciarlo ni pecar de pendejo y no buscarlo todos los dias.
Me gusta mucho como escribe sus articulos, ubica a quien tiene que ubicar,el dinero no corrompe a nadie, las personas se hacen ambisiciosa con el paso del tiempo, y caen en gravicimos actos de corrupcciòn personal y familiar, lo que no saben que estas cosa los vuelven vunerable y tarde que temprano sale a la luz publica su actos malevolos, por esta razòn creo que estamos mal por que por donde quiera escucho que hay de detener a los maleantes pero nadie dice nad apor aquellos jueces, abogados defensores y fiscales corruptos que llenan sus bolsillos a costo de la delicuencia que para pagarles el favor tienen matar, robar et.
¡Uy! Sr. Baquerizo Ud. debe estar refiriéndose a los 600.000 dólares* mal ganados con los que Rafael Correa timó al actual Banco del Pichincha.
Recordemos que Rafael Correa le siguió un juicio amarrado al Banco del Pichincha en retaliación, porque esos ?pérfidos? banqueros* lo dejaron de remojo en la Central de Riesgo durante años, por haber sido mala paga. Es así como un 29 de abril del 2010 unos juecillos, apabullados ante la presencia de Correa en persona durante el susodicho juicio, acordaron timar con 600.000 dólares al banco precitado.
Rafael Correa aducía supuestos daños morales contra ese banco //que había absorbido la cartera del Filanbanco; y antes éste, la de La Previsora adonde R. Correa había sido tarjeta-habiente// por haberlo dejado sin crédito durante años; justamente en una época en la que él estaba mas limpio que una pepa de guaba que hasta se lo podía sacudir patas arriba sin que ni siquiera se le cayera la peinilla.
Al final el extorsionista profesional agarró su platita, mal ganada de nuevo rico; no pagó un céntimo de impuestos, para terminar sacándola del país, evitando así que la desdolarización que él mismo promueve, lo deje un día con 600.000 miserables sucres en lugar de sus amados dólares. ¡Qué lindo es tener poder! ¿No es cierto Sr. Baquerizo? Escribanos algo al respecto.
*Él pedía 5 millones de dólares.
*que tampoco son todos santitos de mi devoción.