Una de los mayores retos que tenemos en la vida, es el de aceptar nuestras limitaciones. Poca gente tiene la sabiduría de poder lograrlo.
Hay ciertas Instituciones que no se pueden permitir el lujo de fallar. Una de ellas es el Banco de sangre. De la sangre puede depender la vida o la muerte de una persona. Respeto como el que más a todas las religiones y entre ellas a los Testigos de Jehová, aunque no esté de acuerdo con ellos en preferir la muerte de la persona, a que reciba sangre de otra, como no lo estoy tampoco con algunos grupos de nuestra Iglesia Católica, que prefieren la muerte de una madre a la ligadura de sus trompas, de la que puede depender la vida de ella si tiene un nuevo embarazo. Creo que Dios nos dio el poder del raciocinio para decidir y optar por lo racional.
En relación con los Bancos de sangre, hay algunas cosas que tomar en cuenta:
1.- Hay emergencias en las que se requieren en el instante varias pintas de sangre para una sola persona y de ello depende su vida. Una mujer con sangrado posparto, un herido grave cuya lesión involucra vasos sanguíneos importantes, no pueden esperar a que se consiga la sangre o que venga de otro lugar, pues llegará al velorio de ese paciente.
2.- La sangre debe ser segura. Es decir, las pruebas que descartan infecciones trasmisibles por la sangre, como SIDA, Hepatitis B ó C, Sífilis, Chagas, toxoplasmosis, Citomegalovirus, etc., deben ser realizadas en forma inmediata. No se puede esperar a que los reactivos lleguen.
3.- La sangre debe ser bien tipificada y el personal que la selecciona, aprueba, almacena, guarda y administra, estar bien entrenado para no cometer errores que puedan atentar contra la vida del receptor de esa sangre.
El Ministerio de Salud, como rector de la Salud del país quiere pasar a dirigir todos los Bancos de sangre con la excusa de la gratuidad. Estoy un millón por ciento de acuerdo con que la sangre sea gratuita, pero creo que hay otros mecanismos para lograrlo que no atentan contra la vida de los ciudadanos.
Todos sabemos cómo funcionan las entidades estatales. Atrasos en los pagos tanto a proveedores como empleados, huelgas, desabastecimientos, irresponsabilidades, productos expirados, ¡en fin! Dificultades que no son culpa de las autoridades de salud, sino del sistema. Yo puedo responder por lo que yo hago, no por lo que hacen mis subalternos y varios de ellos son puestos por pertenecer a partidos o por palancas. Una sola falla y hay un muerto. ¿No sería mejor que el Gobierno pague los gastos a los Bancos de sangre y de esta forma se pueda dar sangre gratuita al pueblo?
Creo que es peligroso para el país que un producto de tan extrema emergencia no sea manejado con la seguridad con que se lo debe hacer.
Estimado José Fernando:
Me quiero referir, no a sus comentarios acerca de los Bancos de Sangre, sino al que hizo acerca de «algunos grupos de nuestra Iglesia Católica, que prefieren la muerte de una madre a la ligadura de sus trompas, de la que puede depender la vida de ella si tiene un nuevo embarazo.»
Yo creo que ningún cristiano verdadero puede preferir eso; sin embargo quisiera acotarle que el criterio moral acerca de la histerectomía o el aislamiento uterino en circunstancias de riesgo potencial y no actual para la mujer es DOCTRINA de nuestra Iglesia Católica, no de algunos grupos.
Le rogaría leer lo que la Congregación para la Doctrina de la Fe explica en su documento llamado «RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS PRESENTADAS SOBRE EL AISLAMIENTO UTERINO Y OTRAS CUESTIONES»
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_31071994_uterine-isolation_sp.html
Saludos cordiales.