I
Me parece increíble que suceda pero es así. Por la noche cuando me voy a dormir, en lo último que pienso es en el grato momento que vendrá mañana, cuando al fin en serena soledad, disfrutaré mi cafecito mañanero, junto a un pan tostado untado con mermelada y mantequilla, acompañado con un pedacito de queso.
Ese desayuno, saboreado desde la noche anterior, es el gran banquete de cada mañana y el que me sirve de energizante para iniciar las labores del día. Sin ese cafecito americano caliente, mi favorito, acompañado del pan tostado, el día pasa sin sabor, peor aún mi carácter sufre una metamorfosis negativa, ya que necesito ese café como al sol de cada día.
En torno al café se pueden contar mil historias, arreglar y descomponer el mundo, y de hecho ha sido así. Dice la tradición que desde la época del Profeta Mahoma. Una vez que el profeta estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la fuerza y la virilidad, ofreciéndole una bebida negra,…entre los árabes es también común la lectura del café. Te tomas una tasita de café y dejas un conchito al fondo de la taza…
II
A mí me sucedió que sin creer en esa historia de la lectura del café. Me hice leer la taza de café, entonces la mujer árabe me dijo, estás embarazada, a lo que respondí, ¡imposible! Tu cuarta hija nacerá luego de ocho meses. Tal cual, luego de ocho meses de la lectura del café, mi hija Karyna llegaba a dar su primer llanto en este mundo.
El café es originario de unas tierras llamadas Abisinia, lo que corresponde a la Etiopía actual. De Etiopía pasó a Arabia y a la India. Probablemente los peregrinos musulmanes que viajaban a la Meca fueron haciendo popularizar al café. Desde esa época, las rutas de peregrinación eran también las rutas comerciales.
Sin embargo los que se encargaron de dar al café su fama mundial, fueron los holandeses…
Lo llevaron de Ámsterdam a París y a Londres y de ahí a la Guayana Holandesa, al Brasil, y a los demás países de América del Sur y centro América.
III
Entre las leyendas sobre el origen del café la más popular es aquella que menciona a un pastor llamado Kaldi, quien se dio cuenta del extraño comportamiento de sus cabras, después de que habían comido las frutas y las hojas de cierto arbusto. Las cabras de Kaldi saltaban excitadas y llenas de energía. Kaldi decidió probar el mismo tales frutas, y se sintió lleno de energía.
Después llevo las frutas y las hojas del arbusto a un monasterio y le contó al abad lo sucedido con las cabras. El abad decidió cocinar las ramas y los frutos similares a las cerezas. El resultado fue una bebida muy amarga que el tiró de inmediato al fuego. Más sucedió, que cuando las cerezas cayeron en las brazas, empezó a salir de ahí un aroma realmente exquisito. Entonces el abad decidió en hacer una bebida a base del café tostado. Dice la leyenda que a partir de ese momento todos los monjes del monasterio tomaban el delicioso café para mantenerse despiertos en sus largas noches de oración…
IV
El café entró a los mercados del mundo por el puerto de Venecia a finales del siglo XVI, de ahí la fama de los italianos con su expreso y capuchino. En adelante solo quedaría al café ganar más fama y fortuna, ya que beber café se convirtió en una elegante costumbre que perdura hasta nuestros días…
Haciendo un símil de la vida con una taza de café: El café en la mañana ilusionada de la vida, el café en el atardecer compartiendo una tertulia entre amigos, y al final, lo que los ecuatorianos conocemos como “el café con roscas”, cuando llegue la hora de que sean los otros quienes lo tomen y lo disfruten por mí.
FIN