24 noviembre, 2024

Actualmente un Ecuador de bárbaros

Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difícil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero

– Santiago Rusiñol –

Como todo el mundo se equivoca y todos podemos corregir, doy consejo a quien lo escuche. Para que un país, pueblo o comunidad funcione ordenadamente y pueda avanzar y no se convierta en una sociedad de bárbaros, son necesarias muchas cosas. En este artículo me enfoco en dos: balance entre los poderes y oxigenación dentro de los mismos.

Comienzo por el segundo. La oxigenación dentro de los mismos quiere decir que si bien se mantienen los poderes, las personas que los manejan deben rotar preferiblemente cada 4 a 6 años para que nuevas personas preparadas y con ideas actualizadas vayan haciendo avanzar al país. La persona que ocupa el Poder Ejecutivo, mientras lo está ocupando, debe poner sus temas personales a un lado, por el bien del país. El Poder Ejecutivo no es una persona sino una institución. Es decir, el economista Rafael Correa como persona natural no es el Poder Ejecutivo. Por lo tanto me parece demasiado mal que haya demandado a El Universo y a Palacios a título personal mientras ostenta el Poder Ejecutivo. Como institución debe importarle el balance entre los poderes lo cual es esencial para evitar abusos. En este caso el interés no debe ser recibir dinero por alguna ofensa, sino que la prensa del país mejore ya que es uno más de los poderes. Y justo en este gobierno se ha callado bastante a la prensa.

Lamentablemente, y eso creo que lo entendemos todos, la prensa se ha autodesprestigiado hasta ser en muchos casos una burla y una ofensa a la justicia y a la inteligencia. Pero el Ejecutivo debe hacer que esta funcione correctamente sin interferir en la libertad de ella sino apelando al poder de la virtud. Vienen a la mente las palabras de León Tolstoy “debe valorarse la opinión de los estúpidos: están en mayoría” porque como decía Cayo Suetonio “En un estado libre, lengua y mente deben ser libres” y en palabras de Jean François Revel “Si concebimos la libertad de manera abstracta e irrealista terminamos concibiendo de manera abstracta e irrealista la violencia” y eso es lo que está ocurriendo y seguirá ocurriendo hasta corregir el camino.

Ahora yendo al primer punto, aunque algo se tocó arriba: Cuando el pasado supone destrucción y dolor, es mejor que desaparezca tal como dijo Elías Querejeta; y eso fue lo ofrecido por este gobierno. En campaña nos dijeron que había abusos de un lado hacia otro y resulta que estamos ahora en las mismas con distintas caras y nombres. No debe haber ningún poder más fuerte que otro porque si no empiezan los abusos. La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica y por ende el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial (que es siempre el más discutido no se por qué), la prensa que debe ser la voz del pueblo e incluso las instituciones fiscalizadoras de que estos poderes sean bien utilizados, deben funcionar por igual y de una manera efectiva y eficiente sin intromisiones.

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Recuerdos de feria

Cuando llegué a la feria me estaban esperando mis hijas Lidia y Paula. Se encontraban algo molestas y dijeron: “mami ya no hay stands en “autores nacionales”. Me indigne.- ¡Vine ayer!-les dije – ¡Los organizadores me insistieron que no podía dejar reservando mi espacio! Supuestamente hoy llegábamos aquí y nos instalábamos y listo. ¡Qué horror! Voy a buscar a alguien para solucionar este problema. Mis indignadas hijas se quedaron esperando sentadas en un banquito de metal, “cuidando los libros”, bajo un sol inclemente

Claro que sí, los organizadores solucionaron el problema. Para calmar mi actitud llena de enojo, los organizadores de la feria me ofrecieron compartir el stand con “el libro de Jefferson Pérez”. ¿Qué le parece? ¡Una ubicación privilegiada! Acepté. Nos instalamos al mismo tiempo que los vecinos con quienes compartiríamos el stand, el esposo e hijos de Sandra López, la autora de “Nardo y los zapatitos de oro” (“el libro de Jefferson Pérez”). Para mis hijas y para mí fue el inicio de una jornada de arduo trabajo, de días que de repente y desde el principio se nos volvían inacabables, pero de una experiencia extraordinaria. “Abrir y cerrar la tienda” era la frase de cada día durante aquel mes de julio.

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