Muchos recuerdan las cosas malas que han hecho y las cosas buenas que quieren hacer – CBA
Decía un famosísimo actor estadounidense “En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.” Yo me quedo con Dios. Pero no me sorprende lo que dice él, porque es el lema de toda una generación.
Una generación confundida y manipulada por la televisión y el marketing en general. Con una mentalidad en la que hay tantas ocupaciones banales y tantas cosas materiales (consumismo) que no tienen ni tiempo ni espacio para Dios. Eso es un problema porque esa causa ha generado efectos negativos como: intolerancia, falta de paciencia, comodidad y relativización del amor. Por esto el Abg. Flavio Arosemena nos dice “no podemos como abogados asumir una posición egocéntrica en donde sólo importe la atención a nuestras convicciones sin importar las consecuencias para nuestros clientes.., y es en dicha instancia que el abogado tiene el deber social y moral de ser el primer juez de su cliente, no respecto del individuo pero sí del caso presentado a su análisis. El abogado debe aprender a decir no a las pretensiones del cliente, a realizar una suerte de acto de juzgamiento y concluir si los objetivos de su patrocinado son legítimos, antes de aceptar el caso”.
Ahora la mentalidad es que cuando una relación tiene problemas para que complicarse. Que importa lo que diga la religión (cualquiera que esta sea), me divorcio o me separo. No me voy a incomodar, no me voy a complicar, aparte que ya no tolero más a la otra persona. Evitamos a toda costa el sufrimiento. No nos damos cuenta que este es parte de la vida como lo es la felicidad. El sufrimiento te hace mas humano; y el no merecido te redime
Cuando aparece una nueva vida y esta me causa un problema, la aborto no más. No me voy a incomodar. Y así me pongo a buscar excusas para auto convencerme de que en este caso específico si está bien. Si lo hacen los otros es diferente, pero este caso en particular si lo amerita.
Si llego a un puesto público donde puedo ganar mucho dinero está bien. Es diferente que lo que hacen los otros corruptos y ladrones. Mi caso es muy particular; sino lo hago yo, lo hace otro. Y así me intento convencer. Los corruptos se engañan; su malicia los ciega. No esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable.
Todas esas circunstancias que todos en algún momento de nuestras vidas las considerábamos malas son falta de amor. Y que hacemos? Buscamos otra religión que sea igual a la mía pero que si permita esto. Es decir que alcahuetee mi falta de amor. Que lo considere bueno y normal para yo sentirme bueno. Hipócritas. Si nos equivocamos debemos corregir o tratarlo por lo menos, no buscar otro sistema en donde lo que me parecía malo se convierta en bueno. El presidente de la República que está llamado a ser líder en estas cosas está haciendo lo contrario. Corrija y lidere por el camino del bien.