Los mejores pretextos sirven a la realización de las acciones más viles… Gastón Leval
Toda acción contra la libertad, por mínima que sea, coarta la posibilidad de un bienestar creativo en un contexto de justicia real. Tanto para el individuo como para la colectividad. Es que sin libertad hasta las fieras pierden la razón natural de su existencia. Por eso, la domesticidad implica, por definición, límites de control. Encierro sinónimo de proceso hacia la castración. Castración social y sicológica en el humano, al pretender que formule su destino, mediante un domador con látigo influyente. Sabiendo, por demás, que el látigo es, sobre todo, el derecho de las bestias… Cuando alguien pretende el manejo total de la cosa pública, conscientemente o no, desde una posición política de mandatario, convierte la posición gubernamental obtenida en una fuente grave de autoritarismos… Autoritarismos que apoyan su exaltación con la prepotencia, lo despótico, la arbitrariedad. Es ya la marcha de los inocentes rodando al cadalso de la tiranía. Las palabras de la Iocasta de Eurípides vienen, de la tragedia del ayer, a llamarnos la atención con su advertencia: “¿POR QUÉ TRIBUTAR HONOR INMODERADO A LA TIRANÍA, ESPLÉNDIDA INJUSTICIA?”.
Ecuador está sufriendo esta situación. Hay impunidad para el delincuente de a pié o de escritorio. Si no quieren que lo maten por un celular “déjese robar…”. Total, el sicariato ha crecido tanto en su operatividad y posicionismo, que está tomando rango de institución. ¿Y no dice la Constitución (Art.3), por la que tanto pelearon los alza manos en Montecristi, que está garantizada para todos los habitantes del país “la seguridad integral”? Por supuesto, pero esto es sólo un decir… ¿Acaso también no está super bien pintado, en el capítulo sobre los Derechos de Libertad, que el Estado ecuatoriano garantiza a todo ciudadano “El derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones”? También que cada quien es libre de difundir sus creencias individual o colectivamente. Insiste, con la mayor claridad del derecho positivo, que el estado “favorecerá un ambiente de pluralidad y tolerancia”. ¿No aclara, sin embargo, la práctica que esto no pasa de ser una aberración ideológica en los eventos de la realidad cotidiana? Pero la aberración es ya una monstruosidad cuando comparamos “la fiscalización de los actos del poder público”, determinada en Los derechos de participación de la Constitución y su ausencia en la Asamblea Nacional. Claro que esto de Asamblea es un sobrenombre con sabor a ironía. ¿Sabrán sus integrantes para qué están allí, más allá de cobrar sus sueldos y tratar de incrementarlos? Ni legislación ni fiscalización. ¿Jugarán 40, la macateta o el indoor en chiqui? ¿No es mucho con más de 100 pipones, para terminar, casi siempre, en algún tipo de “consenso” con la arbitrariedad desde Carondelet? ¿A qué olerá la manipulación legislativa para dar paso a la tripartita metida de manos en la justicia?
Lo que termina por configurar el diseño dictatorial es la extravagancia del juicio contra los directivos de diario El Universo, su exdirector de opinión Emilio Palacio y la empresa editora del medio informativo. Caótica expresión de ilegalidad absoluta en que salen a la luz figuras jurídicas inexistentes en el sistema de justicia nacional y, por obra y gracia de un juez increíblemente eficaz, en menos de dos días ya está dictada una sentencia para que el país inicie una hibernación en el silencio. Pues con la sentencia del juzgado XV ahora está ya promulgado el miedo para todos… A partir de ahora, como adulto he perdido la capacidad de pensar, de reflexionar y de expresar mis ideas. Muy simple. Todo lo que yo diga, escriba o defina en una imagen audiovisual tiene autorías coadyuvantes. Los contenidos de mis trabajos literarios conllevan mi responsabilidad y la de quien los edita e imprime o los entrega de alguna forma al público. ¿Cómo entenderán o comprenderán, abogado acusador y juez de la causa, la conformación y expresión de las redes sociales electrónicas? ¿Es que meterán a la cárcel a sus miles de integrantes? ¿Quién es, aquí, coadyuvante? ¿Es que ignoran, estas lumbreras del derecho criollo, que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le aclaró a la justicia española que ningún insulto ni injuria al rey puede ser motivo de juzgamiento? ¿Desconocen, quizás, que Argentina tuvo que alinearse con la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) al prohibir que el escritor Riquelme sea coartado en su libertad de expresión? ¿Ignoran, también, por lo tanto, que esto de insultos, injurias, calumnias están ya desapareciendo de la jurisprudencia de los estados, como razón para juicios indebidos, que prefieren vivir en democracia en plenitud de libertades?
Además, señores Vera y Paredes, las injurias, calumnias, insultos, desprestigios, y otros bichos más de esta especie no son más que subjetividades. Toda evaluación sólo aumenta la subjetividad, sin lograr jamás posición focalizada de propiedades específicas. Tanto del que busca hacer daño como del que cree que ha sido afectado. El problema es mayor cuando hay el objetivo de imponer sanciones económicas. ¿Cuánto vale una injuria? ¿Cuánto una calumnia? ¿Con qué parámetros hay qué dimensionar uno de estos bochinches, si está en función de la querencia emocional que el “agraviado” tiene de sí mismo? ¿Cómo puede, abogado Vera cuantificar una subjetividad? ¿Cuál es el factor multiplicador que usted, jurídicamente, utilizó, sin dejar, por cierto, de ser también subjetivo? Y usted, señor juez de la Tremenda Corte, Juan Paredes, cómo así disminuyó el pedido de 80 millones y lo dejó en 40. ¿O es que usted tiene otras perspectivas con otras unidades de medida para valorar, según los casos, la dignidad de un presidente? Por favor justifique esta incoherencia, transparentando su acción. ¿Pueden percatarse, ambos, de la barbaridad de estas decisiones? Yo, Marco Arteaga Calderón me siento incapaz, por ejemplo, de evaluar el grado de la ignorancia de estos profesionales en leyes, peor cuantificarla monetariamente…
Lo de mayor descaro, sin embargo, es la personalización de una empresa jurídica. ¿Cómo así un ente, en esta ocasión la empresa editora de El Universo, de exclusividad figurada por un designio legal, puede de sí y por sí injuriar a una persona, sin poseer incluso el diseño estructural, ni para evidenciarlo como vivencia peor para lograrlo? ¿Es que la empresa es, tal vez, coadyuvante mediante otros coadyuvantes como las máquinas de imprimir, la tinta y el papel, sin cuya presencia, de alta colaboración operativa, hubiera sido imposible el “delito”? El juez Paredes, valga la pena, debería dedicarse a enseñar cómo leer con tanta rapidez y comprendiendo, analizando, comparando y decidiendo… Cuántos otros jueces serían beneficiarios de esta instrucción, teniendo en cuenta los días, semanas y meses que se demoran en terminar una querella, y así al paso del tiempo pueden dejar libre a cualquier delincuente… Eso de leer en 33 horas, más de 5.000 hojas (y no de alguna novelita rosa, sino un documento jurídico) y escribir una sentencia de más de 150 páginas no hay cómo dejarlo pasar. Este genio tiene lectura comprensiva de nada menos que un promedio de 150 páginas por hora. Sin dormir. Tampoco comer. Ni siquiera ir al baño por necesidades biológicas o sanitarias. ¿Es esto normal?
A DESPERTAR ECUADOR! ¡ESTE JUICIO ATENTA CONTRA TODAS LAS LIBERTADES!. Pues sin libertad de expresión no hay libertad posible para construir un bienestar social creativo en un contexto real de justicia, que hoy está negado… El humano demoró mucho para conseguir caminar erguido y la columna vertebral, que no está estructurada con bisagras, es para mantenerse en esa posición. TODOS CONTRA LAS IMPOSICIONES DICTATORIALES! A DESPERTAR ECUADOR!
Recién leo su comentario Sr. Arteaga. Cuanta razón tiene usted. Lo más grave de todo en el juicio a Diario el Universo es que la justicia ha quedado herida de muerte. Quien podrá confiar en la imparcialidad y la probidad de unos jueces títeres del gobierno de turno?