A algunos molestará que de tarde en tarde deba coincidir con las cosas que dice o hace el Rafa, como lo llamaremos confianzudamente en esta entrega dado que ha llegado una tarde de esas. Al menos así hoy puedo escribir con mas tranquilidad que en otras ocasiones, al saberme cubierto por el manto sagrado que me protegerá de los nuevos y veloces jueces compadres de los abogados del Estado.
Nuestro inefable Rafa no pierde un instante siquiera para agitar su lengua y así ponernos tinta en el tintero. Gracia a ello es que caigo en el tema, a propósito de cuando, sin pelos en la lengua, afirmó que el equipo de fútbol El Nacional quedó tri campeón y bicampeón del campeonato ecuatoriano, gracias al apoyo de las dictaduras militares.
Nadie tiene pruebas de que se compraron o no resultados. Eso jamás de lo jamases. No fue así como se dieron las cosas. Fue una cuestión de prepotencia que se sintió durante esas dictaduras que se fueron arrastrando hasta fines de los años ochenta. Prepotencia similar a la que ahora usa el Rafa para imponerse en sus rabietas. Los milicos, en ese entonces, eran un todo inmerso en todo. Las dictaduras no fueron cruentas pero sí tremendamente pasionales y clasistas. Los militares se sintieron o convencieron ser una suerte de casta social o epicentro del poder incluso democrático. Estaban omnipresente así como ahora la revolución ciudadana. Si alguien tenía la mala suerte de tener un accidente de tránsito con un militar, estaba jodido. Punto.
Si tenía un amorío indebido, se podía terminar en la jaula de los leones, (como se conoció el caso real acontecido) o dicho de otra manera, para ser seductor atrevido debías o ser militar, o investigar a fondo si en la familia de la dama no había un militar en medio sea primo hermano, cuñado o tío y no se diga marido.
A propósito del tema recuerdo cuando, muchos años antes de que El Nacional participara en el fútbol profesional, me tocó hacer las conscripciones militares sabatinas, obligatorias en el sexto curso de bachillerato. A las siete de la mañana, con ese frío existencial y lluvioso con el que solía despertarse Quito, íbamos uniformados de caqui a encuartelarnos bajo las órdenes de un sargento mal encarado – y nunca he entendido porqué para ser sargento hay que ser mal encarado – que nos alineaba y ponía hacer ejercicios medio estúpidos, como aquella orden ciega de “vuelta al perro, carrera mar… los últimos serán castigados”, y así teníamos que darle con todo alcanzando a un can despavorido que huía de un tropel de estudiantes buscando darle alcance para luego regresar a la fila. Estúpido por cierto porque siempre algunos serían últimos, y otras tantas el perro se hacía inalcanzable.
Pero los sargentos, aunque toscos no eran estúpidos, pues sacaban su provecho a muchas órdenes dadas. Por ejemplo, nos llevaban a la cancha de fútbol donde ese sábado habría inevitablemente, como todos los sábados, un partido entre militares. La cancha estaba llena de charcos de agua debido a la copiosa lluvia que había caído durante la noche. Allí nos ponían en escuadras de a seis, frente a cada charco. Cien planchas de pecho, ordenaba el sargento y cien son muchas. Mientras contaba una a una, se acercaba a quienes evitaban el contacto con el agua, y con su bota en nuestro culo, lograba secar la cancha con nuestros uniformes. De ahí nos llevaba a otra zona del cuartel Epiclachima para que el sol termine la faena de solidificar el barro.
Bueno, así más o menos jugó el Nacional sus partidos de fútbol. Las barras de militares eran infaltables, y muchas veces se ponía soldados alrededor de la cancha para controlar la “seguridad” ¿del resultado?. Llegaban los jugadores en flamante autobuses militares, viajaban en TAME mientras los otros equipos se movilizaban de provincia a provincia en buses alquilados, tenían calzado deportivo de prohibida importación que llegaban a los famosos Comisariatos, reclutaban jugadores a los largo y ancho de la República y en cada cuartel se escogía a los mejores deportistas. Cuando descubría un buen futbolista en otro equipo revisaban su hoja de servicio militar y por esa vía lo reclutaban forzosamente.
El Club profesional tuvo gerentes, asistentes, vigilancia y apoyo de los militares utilizando a sus propios miembros que estaban a la orden a cualquier hora del día o de la noche. Tuvieron canchas donde entrenar siempre sequitas y bien dispuestas. Tenían donde dormir en cualquier ciudad que fuesen. Formaron así un magnifico equipo de fútbol que, sin embargo, jamás ganó nada fuera de nuestro territorio. Los jugadores de otros equipos no eran profesionales del todo y tenían otros trabajos para complementar sus sueldos. Rafa era chiquito, y no habrá vivido esos aspectos relacionados al fútbol y a los militares. Sí se encontró con eso de que los aportes de los miembros de las Fuerzas Armadas al Club eran obligatorios, y lo corrigió. Ya no lo son porque significaban un abuso de autoridad. Sobre este tema me pronuncié algunas veces en mis columnas, y me llamaban regionalista e insolente por ello. Ningún dirigente deportivo fue capaz de encarar esa evidente desventaja porque resultaba torpe encarar a quienes ponían y sacaban presidentes.
También Rafa me ha cumplido en aquello de la abolición de la conscripción obligatoria, y de los permisos de salida del país por razones de papeles militares. Dos causas que también sostuve en mis columnas desde siempre, sin que ningún Presidente haya intentado siquiera meter la mano, ni las narices al menos. Así que al Rafa, lo que es del Rafa. Respaldo su tesis, que sin el apoyo de ese entorno militar no habría posiblemente ni el tri ni el bi del equipo de fútbol llamado Nacional, cuyo nombre también cuestioné porque no nos representa a todos y, además, está afiliado al AFNA. Sostuve en mis columnas que ese club debía defender los colores de la provincia de El Oro, porque era la región más cautivante para las ambiciones territoriales peruanas. En esos tiempos los orenses tenían un equipo que se llamaba Carmen Mora de Encalada, y con perdón de la señora, su nombre no inspiraba ni a los propios jugadores. El que se llame Nacional porque allí solo se alinean jugadores criollos, está bien, pero debía representar a otras regiones ya que en Quito habían ya demasiados equipos representándola.
Creo en fin, que nuestro ministro de Defensa como buen poeta, ha logrado manejarse acorde a mis expectativas en cuanto a someter a las Fuerzas Armadas al poder civil constituido. No se si sea solo real o en apariencia futbolística lo que observo, porque siempre hay y habrá secretos de Estado. Sólo sé que si los milicos no se pronunciaban ese 30 de septiembre y guardaban silencio ese día, posiblemente el Nacional le habría ganado a la Liga el domingo pasado, y estarían alzándose con nuevas copas.
Henry, es verdad todolo que has escrito sobre los mal llamados bi-tri del equipo de football El Nacional, pero te faltó agregar que los arbitros parecían pitar presionados, pues lo hacían favoreciendo al equipo militar lo que los hizo merecedores, en muchas ocaciones, a que el público les grite repetidamente en coro: arbitro hijueputa…
Esta es una de las poquísimas ocasiones en que Correa ha tenido razón.
saludos, Arturo Rossi A.
Henry. Ojala que el Rafa lea su articulo. Yo tambien creo darle el valor a este Rafa donde se lo merece pero ojala reflexione en lo feo que se convierten cuando con la prepotencia creen ser los duenos del Pais. Eso hicieron los milicos y vea como quedaron de trasquilados.
En parte tienen razón Rafa y Ud. pero no en todo. En realidad el bitri fue sumamente bien ganado. El Nacional tenía lo mejor del País en cuanto a futbolistas se refire, pues los años 70 y 80 descubrieron la mina de la cantera futbolística esmeraldeña y en aquella época en casi todo el Ecuador, se practicaba un fútbol de arte, el antiguo sudamericano que hoy pr{acticamente se ve sólo en los jugadores argentinos. Con el dinero de los 40 mil aportantes, se adquirían a los mejores jugadores de todas las regiones del Ecuador, pues los montos de adquisición de pases eran en sucres. No había llegado aún el nivel de comercialización que el Ecuador tiene hoy en día por la venta de sus jugadores al extranjero. El fútbol era de mucha calidad técnica y la mayor parte de los futbolistas lo practicaban en el país, esos jugadores eran adquiridos por el Nacional, que aparte de lo dicho, tenía sus divisiones formativas, con el apoyo institucional. Mire Ud. los jugadores que poseía en el 70, desde medio campo arriba: Villafuerte, Carlos Ron, Luis Granda; arriba Wilson Nieves, Paz y Miño y Vinicio Ron (2 esmeraldeños y 4 quiteños). Estos 6 jugadores fueron la base de la consecución de los 70. Si bien en otros equipos había algunos buenos jugadores, no superaban a estos, pues eran dispersos como Guime y Tenorio en Emelec, que podían competir en calidad con aquellos, pero el resto del equipo eléctrico se desarmaba cada dos años (Bayona, de María, Lamberc, Prospiti, Alberto Cabaleiro, Américo Paredes, e incluso Félix Lasso García, Pachaco Castañeda y otros de gran calidad, fueron jugadores de paso). En Barcelona pasaba igual con los equipos de inicios del 70 y fines de esa década. (Cohete Alvarez, Juan Manuel Bazurco, Pibe Bolaños avejentado, igual que Perico León, Spencer y chanfle Muñoz) Este último por la continuidad dió muy buenos resultados al igual que Madruñero, pero eran pocos que permanecieron como base del equipo de medio campo arriba. La dirigencia no era sólida ni organizada como la militar. Los campeonatos del Nacional se consiguieron con esa organización rígida y estabilidad a los jugadores durante muchos años. Finalmente El Nacional superaba a todos por la preparación atlética de sus jugadores. El estado físico provenía de un entrenamiento adicional como en el cuartel, pues todos sus preparadores físicos eran jóvenes oficiales que se habían especializado en Brasil y en Europa. La preparación era formidable, en esos equiopos del nacional todos eran 3 pulmones como Carlos Ron. Los disciplinaban y les exigían buen comportamiento privado, son pena de sanciones. Incluso se vigilaba a los futbolistas para que acaten disposiciones disciplinarias y la mayor parte del tiempo, los concentraban en sus cuarteles. Es decir, El Nacional, ganó exclusivamente en lo futbolístico y organizativo, no hay vueltas. Que haya tenido el apoyo institucional, eso es otra cosa. Todos los equipos importantes del mundo, tienen apoyos de instituciones sólidas, muy grandes, así sean privadas.
El Nacional para conseguir sus bi tri campeonatos, se diò el lujo de comprar a toda la selecciòn ecuatoriana …rico ser dirigente o empresario sin aportar ni ideas ni dinero, asì funcionaba Nacional