“Tan sólo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él” – Immanuel Kant –
La falta de cultura está amarrada con la falta de educación. Decimos que nuestra gente no está lo suficientemente preparada. Alguien me comentaba que en Bogotá, uno se trepa a un bus y se topa con que más de la mitad de los pasajeros están leyendo un libro. No periódicos con mujeres desnudas y muertos, ni volantes pseudoreligiosas de esas que se reparten por doquier. Esa es una de las razones por las cuales sobran imbéciles y sinvergüenzas en este país. Recordemos a Albert Camus “El hombre no es totalmente culpable puesto que no ha empezado la historia; ni tampoco totalmente inocente puesto que la continúa”.
Es raro, pero en Guayaquil, por algún motivo, a la gente no le gusta leer. Cuando pregunto el por qué siempre me dicen que es cuestión de “cultura”. Claro que quienes me dicen eso son parte de la cultura de la falta de cultura y desconocen u olvidan que más o menos hasta pasada la mitad del siglo XX, Guayaquil era la principal fuente de obras literarias del país; no por gusto a uno de los más importantes colectivos literarios se lo llamó “Grupo de Guayaquil”.
Lo peor es que los guayaquileños en general se defienden diciendo que somos más propensos a “hacer” que a “leer”; pero pensar así es en extremo equivocado. Hay que prepararse para poder ser efectivos y eficientes en todas nuestras acciones e ir mejorando con el tiempo.
Sé que es un círculo vicioso. Los responsables de los museos y bibliotecas o autoridades en general me dirán “es que nosotros hacemos lo nuestro, ponemos a disposición del público las obras o las piezas, pero el público no viene o viene muy poco”, y, a la vez, el público dice, con sobra de razones, que la mayoría de museos y bibliotecas están cerrados los fines de semana. Algunos, y solo algunos, abren los sábados hasta la una de la tarde, y eso ya es pedirles mucho.
Un jalón de orejas a todos que somos ese círculo vicioso que nos tiene sumidos en la cultura de la falta de cultura. La cultura es algo que se cría desde el hogar. A la juventud hay que guiarla hacia allá. Y esos guías deben ser los padres en los hogares, los maestros en los centros educativos y las autoridades de los museos y bibliotecas. Deben empezar a abrir no sólo los fines de semana, sino 24 horas al día los siete días de la semana, tanto las instituciones estatales como las municipales, y los padres deben llevar a sus hijos allá. A la vez, los museos y bibliotecas deben ponerle más énfasis a una iniciativa que aplaudo porque me parece excelente: los museos itinerantes. Este concepto hay que ampliarlo también a la literatura y demás ramas del arte. Aplaudo la iniciativa de llevar HACIA el joven la cultura, contrario a la actitud de esperar de brazos cruzados a que ellos vengan solos.
Séneca nos enseñó que “La buena suerte libra a muchos del castigo, pero a nadie libra del miedo”, pero agrego yo que sólo el conocimiento y la fe libran del miedo. Y es que no se equivoca Francisco de Quevedo cuando dice que “Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga”. Pero para esto hay que adentrarse en la lectura de estos y cuando menos lo pensemos y necesitemos, esos conocimientos estarán ahí para nosotros. Porque el sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él y aquí no hay muchos sabios por falta de lectura. Y por lo tanto, por ejemplo en la medicina, ocurre lo que indicaba Robert Koch de que “Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto”.
Nos quejamos de la pobreza en nuestro país, pero recordemos que nos dijo Benjamín Franklin: “Carecer de libros propios es el colmo de la miseria”. Y Hesiodo dijo: “La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”. Y el Dr. Jaime Damerval “El Ecuador futuro solo puede construirse sobre la verdad y la transparencia”.
El nivel de ignorancia va de la mano con el nivel de pobreza de una sociedad. Salgamos del círculo vicioso de la falta de cultura y empecemos a generar conceptos y sentimientos propios que nos lleven a un Renacimiento en el Ecuador. Nuestros mejores días están adelante, no atrás. Cualquier época de oro que haya habido en el pasado, y muchas son las que han habido, será sobrepasada por el Ecuador del futuro.
Estimado sr. Baquerizo : no es sino con gran alegria que he leido su articulo.Para mi es una gran cosa que alguien se preocupe en senalar las necesidades y carencias que ud. con tanta claridad senala.Seria ,cuestion de traer ideas como las bibliotecas ambulantes a los barrios mas olvidados y con mas necesidades o, lograr usar la infraestructura con que ya se cuenta(escuelas publicas,por ejemplo)y pedir voluntarios para las horas adicionales que ud. propone.Imaginese ,pedir ayuda a las embajadas de los paises que poseen libros viejos(pero en perfecto estado)que pudieran enviarse en conteiners.En los estados unidos,por ejemplo,las bibliotecas publicas se deshacen de miles de libros de pasta dura todos los anos y los venden a centavos.Que buena oportunidad para los gobiernos amigos del ecuador.Saludos.
Para comenzar, creo que la gente en Guayaquil no lee en los buses pues andan mas preocupados de que no les roben. Por otro lado, estos famosos gobiernos municipales que se han dedicado a encementar a la ciudad, no le han prestado la suficiente atencion a socializar la cultura. Esta sigue siendo solo para los pocos de las elites altas y con dinero. Las veces que he regresado de visita a mi ciudad, no he visto, en los barrios perifericos mas pobres el surgir de bibliotecas donde la juventud pueda no solo ir en busca de lectura, sino de multiple informacion o que esta biblioteca sea como un centro de conversacion de ideas y programas que saquen a nuestro pueblo de la ignorancia, que les incentive a dejar de ser esclavos de la television y se conviertan en libres pensadores, con la aceptacion de todas las ideas.
Se debe llevar a la poblacion en general, sin perjuicios y sin sencuras, todas las expresiones culturales y hacer que la participacion de las comunidades o barrios sea el eje principal.
Y ni que se diga de la introduccion de la technologia computarizada en la busqueda del horizonte infinito que esta abre diariamente.
Para terminar, creo que si a la cultura se le diera el mismo interes e inversion que al futbol, estariamos mucho mejor.
Saludos. Tiene toda la razón en la cultura de la falta de cultura, especialmente en Guayaquil, donde es espantosa esta situación.
Discrepo que la cultura debe ser obligatoria, y que las autoridades deben hacen esfuerzos en «culturizar» nuestros habitantes.
Ser culto, instruirse, desear conocer más, es algo congénito, algo que nace con el ser humano, es algo como un manjar que se brinda a todos, y quienes les interesa, lo toman.
Efectivamente, se trata de un círculo vicioso, donde los padres son unos limitados culturalmente hablando, pero muy ricos en tarjetas de crédito, modas, casas con piscina, jacuzzi; vehículos y aparatos de comunicación y reproducciones audio visuales de la más alta y sofisticada tecnología. ¿De que pueden hablar los padres con sus hijos, si ellos solo hablan de dinero, de como «producir» más, de como hacer buenos «negocios», de como evadir impuestos, de como ganar más con la mínima inversión? Es decir, ¿que les podemos pedir a – una frase grosera pero que viene al caso – «burros con plata»; o también, «pedir peras al olmo»? En esta situación también se encuentran una abrumadora mayoría de profesores, mal llamados maestros; de «periodistas», de articulistas, de personas que opinan con intereses personales o económicos y sin la cultura que deben realmente tener, para dirigirse y pretender ser voceros de la opinión pública.
Por ello, la cultura debe ser elitista, solo para quienes desean ser cultos, instruidos, para cuyo efecto solo hay que leer, y leer es gratis, no cuesta nada, por la inmensa cantidad de fuentes de instrucción, de conocimiento.
Adicionalmente, si todos se vuelven cultos, entonces, es un serio problema para TODOS nuestros políticos, ya a quien le venderán sus «brillantes » ideas, sus falacias, sus promesas. Además, tienen que existir los incultos, para que existan los cultos; tienen que haber brutos, para que existan los inteligentes; y así sucesivamente.
Respecto al comentario del señor Franco: ¿Bibliotecas ambulantes en los barrios? ¿En que planeta vive? Envieles un grupo de regetoneros y danzantes afro caribeños, y los hará felices. Esto también para nuestras selectas «ciudadelas», quienes pese tener acceso a todos los medios de cultura e información, prefieren alcohol, sexo y otras substancias.
Para mi, la cutltura de es de pobres ni de ricos; es una aptitud y una actitud frente a si mismo, frente a la colectividad, frente a la vida misma.
Saludos,
Napoleón Sotomayor
a alguien escuché decir con respecto a la pregunta de que por cuál razón no se hacía muchos eventos culturales en la perla del pacífico? y la repuesta fue: » Guayaquil se merece A TODO DAR».. Deseo que eso cambie
Aplaudo su preocupación, pero costaría mucho mantener todos esos lugares abiertos todos los días. Sería mejor que los cierren lunes a jueves y solo los abran viernes y fin de semana, ya que nadie tiene tiempo de ir en día laboral.
Otro problema, el cual yo creo es más grande, es que los libros que lo hacen leer a uno en las escuelas lo espantan a uno de por vida de los libros. La Medalla? Mi planta de Naranja Lima? Si yo fuera muchacho, y eso es mi primer encuentra con la literatura, salgo corriendo. El pénsul literario de las escuelas parece diseñado para matar a patadas el amor a la lectura.
El problema no es la idiosincrasia ni nada por el estilo; el verdadero problema radica en el precio.
El elevadísimo costo de los libros hace que la población prefiera mil veces comprarse una libra de carne, o un pedazo de pollo, en lugar un buen libro. Nadie puede leer con el estómago vacío. Solucionemos la miseria, y la cultura llegará por ende.
Insisto: los buenos libros en el país tienen precios prohibitivos, por eso están fuera del alcance del común de los mortales.
Es bueno criticar a los guayaquileños, pero hay que hacerlo con fundamento. El día que un libro cueste menos que un plato de comida, ese día habrá lectores a profusión.