Estaba literariamente seco. Pedí por Twitter que me colaboren y me den un tema o inspiración para el post de la semana. @ElMediodia me dice “deje la política y coméntenos sobre la vida misma, como la entiende con lo vivido y andado”. Gracias. La política es la mas asquerosa de las actividades humanas y, por tanto, un desperdicio de vida escribir sobre aquello.
El 2 de enero del 2010 decidí escribir mi biografía. Sin apuro, con pausa y haciendo uso de la libertad que la jubilación brinda. La temida jubilación hace escuchar ese doblar de las campanas con gran melancolía.
Una experiencia muy intensa ha sido esta de vivir dos veces; la una haciéndolo y la otra escribiendo desgarradamente sobre lo que uno recuerda. Así me inicié en este viaje sorprendente.
Parece fácil. Sentarse y escribir sobre recuerdos. Pero ¿son recuerdos o recuerdos de recuerdos?. ¡Vaya diferencia! Es como tantear en la oscuridad del tiempo descifrando cuales fueron sueños y cuales recuerdos? ¿En qué se diferencia un sueño en un ayer ya desvanecido?
Y así emocionalmente se fue complicando la tarea. Debí buscar apoyos palpables ya sea redescubriendo objetos que por ser parte de un mundo cotidiano los vemos sin observarlos, o rebuscando en los cajones y desvanes. Se trataba de hacer de curador de un Museo de mi Vida.
Rebusqué documentos, fotos y objetos para precisar fechas, pues siete décadas son bastantes. Debía palpar la pluma fuente Parker 51 que me regaló mi padre en 1.957 y que lo usé hasta 1.964. Mirarla, tocarla y comprobar que no fue un sueño. ¿Y el primer reloj que tuve? ¿Era un Rolex? Resulta que encuentro también el Seiko y otros más que les hacen compañía fundidos en el ayer que no es otra cosa que un pedacito de tiempo. Desde hace veinte años que no uso relojes y cada cual tiene su historia. Todos guardados porque solo sirven para alentar el apuro y esa maldita puntualidad que me ha azotado siempre. Recién ahora, tocándolos, me sirven para palpar que esos recuerdos no fueron sueños. ¿Y el calzador metálico que mi padre usaba y que ahora uso cada mañana pensado en ese personaje ausente ya desde hace treinta años? Sí, es cierto. Mi padre me guía todavía.
Revisé el librero. Mi “Tesoro de la Juventud” estaba ahí y lo desempolvé. Mi primera enciclopedia que me regalaron cuando fui adolescente. Veinte tomos y en uno de ellos, sorpresivamente, un pétalo de rosa disecado de un amor adolescente. ¿Pilar, Martha, Susana? !Un amor que se fue, cuántos se fueron! Qué se yo. Y ahí refundido en otra equina aquel libro de “Sociología” del Dr. Abroteles Eleutheropulos que me lo robé, hace cincuenta años, de la biblioteca del abuelo. Los libros no se devuelven, me dije, pero había sido ingrato pues y no había revisado su año de edición; 1.911. Es decir que cumplía un siglo. Lo saqué de paseo y me lo llevé de aniversario un miércoles a mi reunión con los twitteros. ¡Vaya ceremonia! No hay que temerle a los ayeres, me dije, si les sacamos provecho.
Y así desfilaron objetos y papeles. He visitado cementerios. He escudriñado en mis pasados y he construido un árbol gigantesco de genealogías relacionadas. Fotos, muchas fotos, seis mil quinientas. Rostros de familia, criptas en papel las llamo, a esas que congelaron rostros de esos tantos difuntos que amamos todavía. Fotos de amores evaporados, de amigos que no sabemos si ya fueron llamados a filas. Y otros objetos tales como las pulseras de identificación que ponen en los hospitales cada vez que uno es ingresado; videos caseros de los tiempos aquello que el Betamax nos obligaba a seguir a nuestros hijos con una cámara gigante; medallas de estudiante; cajas de cigarro de tabacos traídos desde Cuba por mi padre y dentro de ellas, estampillas coleccionadas con esmero. Cartas escritas a mano, ligueros arrancados al apuro, libretas de calificaciones escolares y no pidan que me extienda.
Debí también repasar las cicatrices del cuerpo y palpándolas imaginar como es que pudieron soportarse. No hay manera de dimensionar la montaña de dolores físicos que me doblegaron en algún momento, ni el hedor de la muerte que trae la anestesia al momento de ingresar al quirófano. ¿Y los besos? ¿Como se miden en intensidad o largueza?
Y escribí y escribí. No pensé que iría a llegar a tiempo presente, esa fue la premisa. Pero he llegado. Ahora estoy en el difícil dilema de saber que hacer con estas 450 páginas redactadas con tanto recogimiento. 225.000 palabras, 1.340.000 caracteres. Para llegar a ello he debido podar unas 100.000 palabras e injertar otras tantas. Me saturé de mi propia vida. Me empalagué, lloré, reí e hice decantar todo cuanto tenía guardado. Ya no quiero saber nada del pasado y siento que estoy libre de una tarea que ya no tiene futuro. He repasado todas mis situaciones que han desfilado por mi mente en traje de gala con trompetas y tambores.
La vida es eso. Un pasar de situaciones. Se calcula que el planeta ha sido habitado por cien mil millones de habitantes. Ahora, desde hace dos semanas, somos siete mil millones defecando todos los días. ¿Cuántos trillones de lágrimas se han vertido? ¿Cuántas carcajadas? ¿A quien interesan las mías?
Pocos, creo, han logrado escribir su propia biografía y quienes lo han hecho en buen porcentaje fueron ayudados por escritores y se cuidaron de dar detalles en razón de que eran personajes de primera línea. No ha sido mi caso. Para mí ha sido una experiencia llena de emociones íntimas y he sacado conclusiones que ya no me sirven ni para cargar las maletas porque cada vez menos cosas necesito. ¡Pero sí el Ipad , G3, G5, G lo que sea!.
Como ven, sigo enamorado de la vida e intento reinventarme para paladear sabores nuevos, aunque el paladar va perdiendo sus contrastes. El problema ahora es saber que hacer con este trabajo literario en el que he invertido centenares de horas y millones de palpitaciones. Ha sido una linda experiencia haberlo logrado, pero como todo en la vida debe acabarse temo que si lo cierro se me acaba la vida, no la vegetativa, sino la otra; la de las ganas.
Gracias por compartir tus recuerdos de recuerdos. Te leo entre una reunión y un ensayo, a veces en las primerísímas horas del día, cuando todavía no quiero abandonar el pasado. Fue tu cumpleaños y el libro que compré para ti está todavía en la funda de la librería. Espero darme unos minutos para dejártelo. Siga escribiendo en este espacio para que por lo menos puedas leerte y romper el silencio y la ausencia. No te olvides que muchos estamos esperando una tercera … entrega dramaturgica. Marina
Doy gracias a la vida por ser parte, aunque sea minúscula, de su agitada y fructífera vida, Henry.
¿Qué hace con su biografía? ¡Publicarla!
Con todo respeto para este su post de la semana. Hace algunas semanas recibi un mensaje electronico, de los muchos que parientes y amigos envian. Lo que llamo mi atencion y lo escribi en una libreta fue «de la cuna a la tumba es una escuela» palabras liricas de una cancion interpretada por Facundo Cabral.>. > de la vida; Y hoy como maestro de la misma, comparte con sus tutelos esas lecciones vividas. Pocos hombres tienen esa oportunidad o talento literario para ponerlas en palabras.
Creo que todos llegamos a esa etapa en nuestras vidas cuando nos preguntamos sobre el significado de nuestras vidas y que aprendimos de esa <
No lo conozco personalmente pero a la distancia en EE.UU., leo con atencion y admiracion sus entregas editoriales a traves de este medio. Lo que resalta en cada una de ellas, en mi opinion, es su talento literario. La facilidad de encontrar palabras para expresar con claridad y con colorido apropiado, su punto de vista acerca de cualquier tema que considera importante y debe exponerse.
Esa escuela de la vida lo ha hecho un maestro de la pluma con mucho por contribuir y compartir.
¿Que hacer con ese trabajo literario de siete decadas de lecciones aprendidas? Publiquelo para el beneficio de generaciones actuales o futuras. Un tomo mas para la bibioteca de sus valiosas contribuciones pasadas y presentes.
Las siguientes palabras se las dedique a mi hijo al cumplir sus 30 años a manera de reflexion acerca de su futuro. Tambien las he publicado en conexion a personajes en mi circulo comunitario, cuyas vidas se acortaron a una temparana edad pero sus contribuciones fueron significativas. ?The stature of a man is measured by the size of the footprint he leaves behind.?
En este comentario, estas palabras aplican a esa huella que Henry Raad ha ido creando durante esa <
Un maestro sabe compartir su sabiduria. Y si las lecciones inspiran y motivan a otros, el capitulo no tiene final. Continua… como la vida… en otros.
Saludos Henry soy su seguidor y aprecio mucho sus trabajos y escritos pero esto si que me ha sacudido, es que hay tantas cosas en comun y creo no solo conmigo si no con el ser en general; pero de corazon lo felicito me he emocionado mucho con esto y aunque yo he tratado de hacer algo parecido pero me hasido imposible, ya que se necesita mucho tiempo y paciencia para re-agrupar tanta historia y hechos en un papel….. Gracias de toddas maneras
esto es un gran trabajo lo felicito.
LUISIN.
Estimado periodista:vengo leyendo parte de sus artículos desde hace mucho tiempo, en el Telégrado o en otros medios y lo he hecho con mucho interés, por el gran valor que estos encierran desde diversas opticas en que lo ha hecho, y perdóneme por haberme tomado el atrevimiento de haberlos puestos al haber de mis alumnos para que los aprecien y comenten, como lo he hecho con otros tantos buenos escritores a fin de mantener en alto en los discípulos los buenos valores que a nuestro diario alcance han estado.
A su confesión de parte me he enterado que ha concluido «el primer tomo» de sus memorias :¿qué hacer con ello? ,por favor háganoslo llegar, aunque sea por partes como un recuerdo imperecedero de lo que Dios -en caso de creer en él,o la naturaleza -le proveyó para que sirva de ejemplo en la carrera de la vida de los que vienen atrás se enteren y emulen.
En paralelo vengo admirando también a Bernard Fougeres quien también viene en la misma pista entre otros narrándonos su percepción personal de la vida; y , si mal no recuerdo en algún momento dejó apreciar su admiración sobre una obra llamada «testamento» sobre la filosofía de la vida(que desventajosamente la sanidad mental por el paso de tiempo me impide recordar el nombre del autor). Que le queden muchos años más de vida, buen humor y voluntad en la palestra aún en la política, que buena. mala o regular como animales polìticos que se dice somos, estamos incursos en ella. Sinceramente.
Sr. Raad
Ha escrito el epílogo, espero leer el primer capítulo, para seguir con los sucesivos. No nos deje con la miel en los labios.
Atte.
Zaelia Pharinha
En alguna de esas 450 páginas escritas, deben haber recuerdos de tu paso por la Universidad Catòlica de Quito, que lindo. No desmayes en tu iniciativa, continúa con ella y dejanos conocerla. Sé que será un lindo aporte para todos. Suerte y sigamos luchando por lo que en realidad creemos y sentimos
Me encantó. Quizás por esa natural curiosidad que nos induce a meternos en donde no nos llaman o será por que siempre tenemos que aprender algo de las vivencias de los demás, no sé, pero me encantó. Lo felicito por recordar, por volver a vivir cada situación pasada al traerla al hoy, por hacer algo que muchos hubieran querido hacer y no tuvieron la perceverancia suya. Gracias por compartir.
Ahora que escribio esas 450 pagínas, porque no comparte algunas de esas vivencias?. Me gustaria leerlas 🙂
Alba
Lo felicito por haber emprendido este viaje virtual que todos emprendemos por momentos pero que regresamos como asustados a la realidad. Asustados de no tener a nuestro lado a seres humanos que significaron tanto en nuestras vidas y que imaginamos revivirlos en nuestra mente. Yo sali de mi pais hace mas de 30 anos y sin embargo, cierro mis ojos y siento el olor a cacao y cafe de mi ciudad, los sonidos tan caracteristicos como los de los vendedores de pescado, langostas, legumbres, carbon. La musica que salia de casas y cantinas. Los gallos que despertaban al mas dormilon o los periquitos que volvian en millares a sus nidos por las tardes. O los corredores de mi querido colegio Cristobal Colon, lleno del bullicio normal de la juventud. Aquel olor de las ceras encendidas y inciensos en la iglesia Maria Auxiliadora.
Como usted, conservo libros muy antiguos de anatomia y de poesias que me regalo mi abuela. Tambien quisiera saber de todos aquellos companeros que en la ninez, los apreciaba como amigos y que ahora los recuerdo como hermanos.
En fin, es tan hermoso todo lo que vivi en mi terruno y he tenido la suerte de conocer, estudiar, trabajar y crear una familia que en mi realidad es mi mayor tesoro. Gracias por haberme traido estos recuerdos a mi mente.
NO TODOS LOS GRANDES ESCRITORES TIENEN ESA VIRTUD, ES TALENTO PURO, HACE YA ALGÚN TIEMPO TUVE LA OPORTUNIDAD DE LEER BIOGRAFÍAS REALIZADAS POR EL EXCELENTE ESCRITOR EMYDL LUDDWIN, ERA COMO ESTAR DENTRO DE AQUEL RELATO, MUY PERO MUY DIFÍCIL DE DESCRIBIRLO Y PENSÉ QUE ESCRITORES DE ESA MAGNITUD YA NO EXISTÍAN.
EL DIA DE HOY ME HE SENTIDO CASI EN LA MISMA SITUACIÓN, QUE DESCRIBI HACE UN MOMENTO Y POR QUE NO DEECIRLO MUCHO MAS ATRAIDO A ESTE BELLO FRAGMENTO DE UNA BIOGRAFIA TAN INTERESANTE EINTENSA.
MUCHAS GRACIAS POR PERMITIRME SER TESTIGO DE ESTA ARMONIA LITERARIA.
QUE NUESTRO SEÑOR LO SIGA ILUMINANDO.