Cabeza de ratón

Dice un viejo y sabio refrán que es preferible ser pata de león que cabeza de ratón.

Yo no sé en qué forma se puede llegar a la cabeza de ciertos políticos que se dejan envanecer por el ansia de poder y cada uno quiere crear un movimiento para poder salir electo a alguna dignidad. Se crean a cada rato estos grupos y generalmente salen derrotados. Mauge y Hurtado terciaron con grupos diferentes y lógicamente no llegaron a la segunda vuelta. Abdalá fue electo con gran popularidad gracias a la división de fuerzas entre Nebot y Durán Ballén.

Divide y vencerás decía Julio César, gran Emperador romano cuando hablaba de sus victorias. Si estoy peleando a golpes con uno y le pego con un dedo, me rompo el dedo y tengo que enyesar mi mano, pero si uno todos mis dedos y hago un puño, le rompo la cara a mi oponente. Me da pena ver a la oposición venezolana en donde creo que ya la mayoría está en contra de Chávez, pero hay algunos oponentes y seguramente estos volverán a perder las elecciones, porque no es sólo el ser popular lo que da el voto. Hay también el voto negativo (por cualquiera menos por ese) y debe ser tomado en cuenta. Cuando se está disputando una Presidencia, se piensa que hay que disminuir a los otros candidatos para que la gente me elija a mí y queda para la segunda vuelta la persona indeseable y uno de los otros candidatos, pero ya los demás oponentes han debilitado a este candidato y con el “por cualquiera menos por ese”, se vuelve a elegir al que no se desea, porque el grupo de indecisos también pesa.

En una reunión social, hace ya casi 18 años, Abdalá Bucaram dijo una frase que es una realidad pura y que me hizo recapacitar: Que la prensa hable de mí, que digan lo que quieran a favor o en mi contra, pero que hablen, que yo esté en primera plana. La gente no recuerda si lo que hiciste fue bueno o malo, la gente recuerda tu nombre y tu cara, nada más. Por eso es el triunfo de los artistas, deportistas y presentadores de televisión.

Si todos se ponen a favor de un candidato opositor, se puede vencer al más poderoso, pero para eso hay que dejar a un lado el orgullo, la vanidad y la soberbia y discutir en grupo pensando: Si yo no fuera el candidato, a quién elegiría por su capacidad, responsabilidad, integridad y decisión. Dejar de pensar en uno y empezar a pensar verdaderamente en el país.