El presidente anunció desde el inicio de su gobierno que es su estrategia causar incertidumbre. Esto significa causar caos a propósito, lo que implica falta de inversión, desempleo, pobreza, miseria y delincuencia, justamente lo que experimentamos hoy en nuestro país. Por este motivo lo he llamado traidor a la patria.
Cuando una persona decide oponerse a ótra en la actividad política es porque considera que la ótra no es apta para dirigir las riendas del país o porque su ideología contrasta con la de su adversario. También existen opositores que se oponen para defender sus intereses personales, pero no es mi caso. Considero, y he considerado desde el principio de la presente administración, que este gobierno, como los anteriores, es nefasto para nuestra nación por su falsedad e incompetencia, pero sobre todo por su falsedad que significa falta de voluntad para hacer progresar al país y a sus ciudadanos.
Cuando hago oposición al Gobierno lo hago con el objetivo de despertar a la nación, vilmente engañada de manera sistemática con lavado de cerebro disfrazado de propaganda, en la que se malgastan los recursos del Estado en lugar de utilizarlos para el bien común: en educación, salubridad, seguridad, lucha contra la delincuencia.
El afán del presidente es beneficiarse él mismo y beneficiar a sus seguidores mientras se perpetúa en el poder, como lo hacen todos los dictadores del planeta, haciendo creer a los más pobres que sin él los beneficios que han obtenido durante las administraciones presentes y pasadas desaparecerán, lo cual es falso. Jamás permitiremos que los más desamparados pierdan los bonos que les dan algo de dignidad en sus vidas, pero recordando siempre que el empleo permite al ser humano desarrollarse, formar parte de la sociedad en que vivimos, beneficiarse del servicio de salud al cual tienen derecho porque es el deber de cada gobierno velar por la salud de su pueblo. De esta forma, y con educación, se combate las causas de la delincuencia, lamentablemente fomentada por el gobierno actual.
El presidente critica en ótros la deshonestidad intelectual, sin embargo él mismo utiliza sus conocimientos para engañar a la nación como lo he descrito en artículos anteriores, especialmente en lo relacionado a nuestra economía y las inversiones de los dineros del IESS. Esto constituye deshonestidad intelectual. Siempre he mantenido que el presidente es un mar de contradicciones pero no se ha atrevido a refutarme. Sólo se atreve a mentir utilizando los recursos del Estado, lo cual es deshonesto también.
Recientemente, en sus enlaces sabatinos, el presidente ha tratado de involucrarme como organizador de plantones en la ciudad de Quito en los que ciudadanos espontáneamente se agrupan y protestan contra su autoritarismo, el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la delincuencia, la falta de transparencia de los hechos acaecidos el 30 de Septiembre y las acusaciones a personas inocentes por estos hechos.
Yo no soy organizador de los plantones de los Cabreados. Si lo fuera estuviera orgulloso de serlo pero la verdad debe ser dicha. Que yo sepa no hay directiva de esta manifestación cívica, compuesta por ciudadanos inconformes con el manejo del país. Asisto regularmente a todas las manifestaciones a favor de causas justas, en defensa de la libertad de expresión, de la democracia, de la ley y de la Constitución.
Así, también asistí como invitado a la convocatoria de Carlos Vera en el parque La Carolina el sábado 3 de Septiembre. Pero el presidente quiere hacerme aparecer como organizador por haber subido a la tarima, preparada para que los miembros del público expresaran su opinión, y haber sido recibido con gritos de los asistentes de “fuera, Correa, fuera”, de lo cual yo hice eco.
Expresé lo que he venido expresando continuamente en mis entrevistas. Que el presidente ha dicho que no decir toda la verdad es ser mentiroso y que defender lo indefendible es ser sinvergüenza. Pregunté al público: ¿Quién es mentiroso? El público coreó el apellido del presidente. Pregunté: ¿Quién es sinvergüenza? El público coreó el apellido del presidente. Indiqué que el presidente ha dicho que los cínicos preguntan quién mandó a disparar el 30 de Septiembre y pregunté: ¿Quién es cínico? El público coreó el apellido del presidente. Indiqué también que el presidente dice que los cobardes y los asesinos no están con la revolución ciudadana y puntualicé que los asistentes no somos cobardes ni asesinos y no estamos con esta falsa revolución ciudadana.
Antes he manifestado que el presidente es mentiroso porque no dice toda la verdad, lo que he demostrado en mis artículos, pero ahora tengo que decir que el presidente miente no sólo porque no dice toda la verdad sino porque no dice la verdad. En su enlace sabatino del 10 de Septiembre señaló que obtuve el 0.08% de los votos en el 2009 y que así estoy pidiendo la renuncia del presidente.
A pesar de que las elecciones presidenciales del 2009 estuvieron empañadas con acusaciones de irregularidades y fraude y sin contar con control electoral, menos aún financiamiento comparable con el del presidente que utilizó toda la maquinaria y recursos del Estado para favorecerse, obtuve 120.000 votos aproximadamente.
El presidente miente deliberadamente para justificar lo injustificable, como es el quebrantamiento de la ley y de la Constitución, por lo que pido que renuncie si tiene dignidad y dé paso a una investigación imparcial de los hechos ocurridos el 30 de Septiembre. Pero aunque fuese verdad que obtuve el 0.08% de los votos o aunque tuviese solamente mi voto, tengo el derecho, así como lo tiene cualquier otro ciudadano, de reclamar cuando este, o cualquier otro, presidente quebrante la ley y de pedir su renuncia o su destitución. Esto es democracia. Mientras que el presidente trata de hacernos creer que por haber ganado las elecciones (aunque cuestionadamente) puede manejar el país a su antojo quebrantando la Constitución.
¿Por qué el presidente no me reclama por mis afirmaciones públicas que es mentiroso y sinvergüenza de acuerdo a sus propias definiciones? Porque mis aseveraciones son correctas, porque no tengo nada que temer, porque soy inmune a su metodología de combate basada en el desprestigio, porque tengo un escudo y con ese escudo siempre caminaré por las filas del honor.
