Hoy en día el matrimonio ha pasado a segundo plano. La gente decide vivir junta mientras quiere y luego… adiós. Enamorarse de alguien no requiere que esa persona sea bonita o fea, que sea inteligente o no, que sea alegre o triste, que sea simpática o antipática. El amor es un sentimiento interno y es la forma de ver las cosas lo que hace que uno se enamore o no de otra persona. No se requiere tampoco que esa persona esté enamorada de usted o le demuestre afecto. Todo esto puede ayudar a que sea más fácil enamorarse, pero no son requisitos indispensables.
Es indudable que es mucho más fácil enamorarse de una persona simpática y agradable que de una persona mal encarada y grosera, pero la decisión es personal. Así mismo es más difícil enamorarse de alguien que no se abre a nosotros o muestra hostilidad, que de alguien que es afectuoso con nosotros.
El enamorarse, aunque uno quiera creerlo de otra forma, es un acto volitivo. Si uno desea en verdad enamorarse de alguien, puede hacerlo y sin mayor dificultad.
Veamos la vida diaria. Estoy cansado de ver hombres inteligentes, bien puestos, casados con una mujer muy bonita, de indudables atributos sentimentales y de carácter dulce y sencillo, que luego de un tiempo de matrimonio terminan destruyendo su hogar y casándose con mujeres que no son nada al lado de la ex esposa; la nueva no es nada bonita, a veces de carácter agrio y uno se llega a preguntar ¿Qué le pasó?
La respuesta es sencilla. La costumbre es un factor que debe ser tomado en cuenta. Si uno se ve a diario con otra persona, se conversa de cualquier cosa, luego se habla de los problemas generales, de los de casa y más tarde de intimidades y muchas veces sin darse cuenta, terminan enamorándose uno del otro y empieza el romance. No importa si es bonita o fea o los atributos que tenga o que no tenga.
Si usted tiene como prioridad mantener su matrimonio, lo primero que debe lograr es ser amigo o amiga de su pareja. Conversar sobre cualquier tema, sin discusiones, sin buscar aconsejar, como si fueran sólo conocidos, guardando las distancias al comienzo. Poco a poco usted se dará cuenta que se siente más atraído hacia su pareja.
Persona perfecta no existe. Todos tenemos defectos y virtudes. Destaquemos las virtudes, no los defectos de nuestras parejas. Si buscamos perfección, siempre estaremos mirando defectos. Aceptemos a nuestra pareja como nos aceptamos nosotros mismos, con defectos, virtudes, y temas. Miremos dentro de nosotros primero. Conversemos, hablemos, salvemos el hogar que es la base de la familia. Hace varios años hice una encuesta en mi Consultorio, preguntando a los chicos su preferencia: Todo el oro del mundo, o tener papá y mamá juntos toda la vida y no tuve un niño que escoja el oro. Demos ejemplo a nuestros hijos. Seamos semilla buena para un mundo mejor. Hay muchas más posibilidades de desarrollo armónico de la persona, su psiquis y su forma de amar dentro de un hogar estable que dentro de uno que no lo es.
Muy cierto, acertado y asertivo, ya que la política nos tiene al borde de la desesperación por como se desenvuelven las cosas en el país y un tema como este con un buen consejo siempre es necesario para muchos. Gracias.
Gran reflexion, un articulo para tener en cuenta.