Este impulso de escribir y publicar columnas de opinión o análisis lo practico hace ya tres décadas. Muchas palabras han recorrido debajo del puente y algo se me ocurre puedo decir sobre ello, a sabiendas que la experiencia no es el simple transcurrir del tiempo sino el análisis y la meditación que hacemos sobre aquellas acciones ya experimentadas en carne y hueso.
Nadie me enseñó en esto de publicar opiniones, ni soy periodista siquiera. Fue cuestión de impulsos irrefrenables por participar en una sociedad a la cual me pertenezco. Vocación hacia las letras siempre la he tenido y también una buena formación académica, pero principalmente lo hago porque, gustándome o…. complaciéndome, es como inevitable que la lava eructe por los volcanes que abrió aquella pasión inmensa. Me siento sereno y seguro para hacerlo y puedo afirmarles que también me siento muy honesto en la medida que nunca he escrito o he opinado bajo paga, interés o cálculo. Simplemente todos tenemos puntos de vista, y unos lo expresan a puñetes o patadas dada la habilidad de sus miembros extremos y otros con mejores artes como creo son las letras. Discrepancias siempre habrán y por tanto también riesgos. Lo he tomado siempre en cuenta.
Cuando leo columnas de opinión ajenas lo hago o porque el tema me atrae, o porque del autor me deleita su empeño y desempeño. Así que considero que quienes me han seguido lo harán de igual manera. No tiene sentido que pierdan su tiempo y a veces me da sorna cuando recibo insultos a cambio de mis opiniones, duras o crudas que hayan sido. Distinguir entre críticas e insultos es algo difícil para algunos. Es verdad que a nadie le gusta que lo jodan, pero si uno se mete en asuntos públicos debe estar dispuesto a recibir opiniones sobre sus acciones y sacar el mejor provecho de ello en vez de ponerse furioso y escribir cartas ofensivas, muchas veces de poco gusto y sin el arte mínimo de manejar bien las palabras y a veces ni las mismas ideas.
Hay ofensas que no critican sino que se descargan impulsivamente como si fuesen patadas. Hay críticas que pueden molestar pero que no necesariamente ofenden. El que ofende pierde. La crítica se limita a manifestar un punto de vista distinto y expone una línea de opinión mirado desde otra vertiente.
Como regla absoluta siempre he pedido que se publiquen las cartas de reclamo que se envían al medio por algo que yo he escrito. Por mal escritas y ofensivas que sean mi criterio es que deben publicarse completas ya que en esa respuesta o protesta queda dibujado de cuerpo entero el perfil humano, intelectual y literario del reclamante. El lector sabrá darle la validez que tiene. Esa es mi regla y la he cumplido cabalmente en cuanto a mí respecta aunque los medios muchas veces suprimen lo grotesco, no publican o limitan el espacio.
Alejandro Carrión, el famoso Juan sin Cielo, para mí ha sido uno de los mejores escritores de columnas de opinión que he seguido hasta el día en murió en 1.992. Pasó mucho tiempo en que yo me acostumbrara a su ausencia y hasta ahora lo recuerdo. Muchísimas veces opinaba en sentido contrario a mis criterios, pero me gustaba como lo hacía y era inevitable leerlo. Algunos velasquistas desaforados lo atraparon, lo apalearon y físicamente le hicieron comer mierda. Alejandro Carrión no perdió ni la fuerza, ni el estilo y siguió escribiendo con aire renovado. Cuando atropellaba con sus letras a algún personaje que le reclamaba airado por lo que este consideraba ofensas, respondía con gracia; “no lo estoy ofendiendo, lo estoy describiendo”. Y es que es difícil acallar las letras escritas con talento y no es fácil aventurarse en estas lides bélicas sin tener algo de experiencia y cierto don y cultura para hacerlo.
Que los futbolistas repartan patadas, que los guarda espaldas utilicen sus recursos musculosos, pero por favor que primero entiendan lo que leen antes de aventurarse a opinar por la prensa sin saber siquiera distinguir entre críticas y ofensas, mucho peor si las críticas solo describen situaciones, tal como lo decía Alejandro Carrión cuando le daba pena meterse en la esgrima literaria con alguien desprovisto de herramientas.
Pido al lector desprevenido que ponga atención siempre y aprenda a distinguir críticas y ofensas. A quienes se sienta aludidos deben entender que las primeras siempre serán bienvenidas, y que las segundas no merecen respuesta pues ofenden a quienes las escriben.
Señor Raad:
En recordando el exabrupto poco grato del siempre candidato Álvaro Noboa Pontón al haber dicho algo así como que un volcán «eructó» (y, luego, haber dicho muy suelto de huesos, y de audacia, que se consulté el diccionario), no me queda otra que reconocer que no depende ni del dinero, en el caso de Noboa, ni de «una buena formación académica» para exhibir sin rubor tamaños absurdos.
En tal virtud, le copio lo que el Diccionario de la Real Academia Española dice acerca del verbo eructar:
eructar.
(Del lat. eruct?re).
1. intr. Expeler con ruido por la boca los gases del estómago.
2. intr. coloq. Jactarse vanamente.
Por lo tanto, el uso que tanto usted como Noboa han hecho del término está errado.
Atentamente,
Académico Frustrado
Un amigo me llamo y me dijo que lea un articulo que se titula «criticas y ofensas».Lo lei y en el mismo se pone de manifiesto la verdadera realidad de lo que tu eres.Fijate que en ningun momento me mencionas con mi nombre para de esa manera no exponerte a cualquier supuesta reaccion de parte mia.
Desde que perdiste contra Carlos Estrada abrumadoramente has odiado a la junta civica y al mismo Carlos estrada, mas alla que su esposa era amiga de tu infancia, no la RESPETASTES, y eso es ser lo que tu eres Falso.
Esa paliza que te dio en las urnas jamas lo has olvidado, fue para ti un bochorno y un trauma sicologico que no lo has podido superar, es por eso que cada exito de la junta causa que tus entrañas se retuerzan y no pierdes oportunidad para hablar mal de aquello que soñastes tener pero que jamas llegaras a poseer.
Te recuerdo tambien que organizastes sin arriesgar tu integridad fisica como siempre, una manifestacion para tomarte las oficinas de la junta civica de guayaquil, hicieron un espectaculo para la prensa pero por supuesto no estuvistes ahi
Te recuerdo tambien el mordaz articulo que escribistes sobre la conaie, esa fue otra clara prueba del deterioro mental al que has llegado.
Tu odio hacia la junta es por que nunca podras ser presidente de esta noble institucion ademas de que no podras ganar una eleccion tu no eres guayaquileño.
Cuando quieras filosofar taimadamente detras de un teclado contra mi, ten la valentia de poner mi nombre y apellido para responderte como se debe y no tener que callarme porque te escudas en la metaforica figura de un futbolista guardaespaldas.
Tienes que saber que yo no te respeto ni intelectualmente y como hombre peor.
rafael guerrero roca
Una vez más, Rafael, has dado en el clavo… El Indio Marío no termina de saber de dónde es… y nunca lo sabra.
Lo peor es vivir frustrado en tierra ajena, pues si bien Raad no es ni de Quito ni de Guayaquil, tampoco lo es ni de Oriente Medio ni de América.
Eso siempre le dolerá, eso siempre lo tendrá como mediocre espiritual.