23 noviembre, 2024

El Lugar

Tomar decisiones importantes, ser determinados. Todos tenemos un lugar al que deseamos ir en algún momento de la vida. Solemos postergar el viaje, reprimir ese deseo. Ponemos pretextos y aparentes prioridades, miedos y angustias, sin darnos cuenta que solo hacemos que el tiempo se extienda en vano, y permanezca en una innecesaria espera.

En mi caso, ese lugar de mis sueños es Calcuta. Tuve que decidir que ya era hora de estar ahí, creo que mi alma lo pedía. Dije que si a la invitación de una amiga y viajé a la India con un grupo de yoguis y yoguinis (hombres y mujeres que practican yoga), nueve personas en total. Solo tres eran conocidos míos, al resto los había visto unas cuantas veces, e incluso a dos del grupo no los conocía. Pero Dios tiene su plan perfecto y Él sabe y decide con quien debes estar cuando se trata de compartir experiencias inigualables como las que he vivido.

Gente extraña que de repente se hace tan cercana y se convierte en una especie de “familia de viaje”. De ese viaje constante de la vida.

La India no es un país para ser contado. La India es un país para vivirlo, sólo el que vive la India la disfruta. No digo “la entiende” porque es un lugar incomprensible.

Nuestro viaje, porque no es solo mío, es el viaje de todo mi grupo de viaje, no ha sido un viaje de placer, somos una especie de peregrinos del amor. Porque estamos en busca de Dios, y Dios es el Amor.

Hemos visitado lugares santos, hemos vivido experiencias terribles. Mirar la pobreza, la miseria, con los ojos del alma. Lo que hace que desaparezca el dolor y se sienta la esperanza.

Oler el olor de las cloacas mezclada con el curri y el aroma del sudor de la gente; pisar evitando los excrementos de vacas y monos. Avanzar, aunque mil leprosos te jalen el vestido y te supliquen caridad. Compartir un mundo fantástico, mágico, increíble, mezclados entre la gente, siendo uno más.

Hoy, en las faldas de los Himalaya, ayer en Calcuta, antes en Benarés, Brindaban, Delhi. Más el lugar no es ahí…

De todos estos sitios Calcuta me dejó fascinada, tierra de grandes seres, de almas puras, de mentes de Dios. Paramahansa Yogananda, Rabindranaz Tagore, Ramakrishna, y Madre Teresa. Calcuta, “la ciudad de la alegría” y de mi gran alegría también. Más el lugar no es ahí. El lugar es mi propio ser, el fondo de mi corazón, mi alma. Es ahí el lugar de la felicidad, de la vida plena y de toda mi realización, eso aunque ya lo sabía, lo pude sentir en Calcuta. De ahí mi alegría. El mejor lugar del mundo siempre está dentro de ti, no tienes que ir tan lejos, no pospongas más el viaje.

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