Cuando Célestine Galli-Marie pisó un escenario por primera vez como Carmen, el público de la Opera Cómica de París no vio nada aparecido a la joven “casta e inocente” que los libretistas Henri Meilhac Ludovic y Halévy había prometido a los Directores de la Opera Cómica, Camille du Locle y Adolph De Leuven. Cuando éste aceptó el proyecto había suplicado: “¡Por favor trate de que ella no muera! ¡Muerte en la Opera Cómica…..nunca se ha visto tal cosa!”.
Basados en la novela de Prosper Merimée, que no es sino la narración que hace Don José de sus amores con Carmen y de cómo cae en una irreversible perdición que lo convierte en su asesino, con muchas libertades, Meilhac y Halévy idearon un libreto que prácticamente toma un camino argumental propio. Entre los principales cambios introducidos por ese libreto está el tratamiento de la gitana Carmen con un barniz de refinamiento que la novela no posee. Además, suprime al marido de ésta, llamado “El tuerto García”, y deja a Lucas (Escamillo en la ópera) como único rival del soldado José. Por último, este libreto opta por la creación de la delicada figura femenina de Micaela, en directa oposición a la rudeza de Carmen.
Poca es la información que se tiene acerca del proceso de la composición de “Carmen”. Esta se inició en 1873, siendo interrumpida por la dedicación que Bizet prestó a “Don Rodrigo” una ópera nunca completada. A fines de ese año ya se tenía claro que Celestine Galli-Marie sería la cantante que abordaría el rol protagónico. A mediados de 1874, Bizet orquestó la partitura y en septiembre comenzó el período de ensayos, en el cual éste debió luchar afanosamente contra muchos que ponían objeciones al tema y al tratamiento musical que la obra les iba presentando.
Se sabe que ya durante el proceso de los ensayos Bizet añadió la “Habanera”, basada en la canción “El arreglito” del cubano-vasco Sebastián Yradier. En ese período habría surgido la “Canción del Toreador”, cuya melodía esta presenta en varios momentos de la ópera, y también la extensa aria de Micaela, ambas con música que Bizet extrajo de su inconclusa ópera “Griseldis”. En su versión original “Carmen” contó con intercalación de parlamentos hablados. Muy poco después, Ernest Giraud, un cercano amigo del ya fallecido compositor, musicalizó esos trozos en forma de recitativos cantados, estrenando esa versión con entero éxito en Viena.
Debe señalarse que si bien “Carmen” se constituye en el paradigma mismo de las obras inspiradas en España, su música y su pueblo, ni Georges Bizet ni los libretistas Meilhac y Halevy nunca pisaron el suelo español.
Lo ofensivo del tema, junto con la radical estructura musical de Carmen, escandalizó al público del estreno. Opiniones de la Crítica parisina a la premier:
“.. Los ingeniosos detalles orquestales, las riesgosas disonancias, la sutileza instrumental, no pueden expresar musicalmente el frenesí uterino de Mademoiselle Carmen… (Le Siécle)”
“….Deberían amordazarla, detener el meneo desenfrenado de sus caderas; sujetarla con un chaleco de fuerza después de enfriarla vaciándole una jarra de agua fría en la cabeza….” (Le Siécle)
“(Carmen es)…. Una fille en el sentido más repugnante de la palabra…es una verdadera prostituta de albañal….” (La Patrie)
Carmen completó sus 48 representaciones programadas ante salas cada vez mas vacías. En la noche de la presentación 33, la Galli-Marie se desmayó al dejar la escena en una especie de premonición. En ese momento, junio de 1875, George Bizet moría en Bougival de un ataque al corazón en una pobreza total a los 36 años de edad. Se fue a la tumba convencido de haber dado a luz un fracaso.
En tres años Carmen triunfaba en Viena, San Petersburgo y Nueva York.
Fue Carmen de Bizet la que señaló el cambio hacia el arte veraz (verismo) en 1875 (sin olvidarnos de Traviata de Verdi), una señal que tuvo eco por todas partes y fue saludado entusiásticamente por Nietzsche; en atención al realismo, es una ópera con diálogos hablados, situando sus cuatro actos en el mundo cotidiano de las jóvenes trabajadoras de una fábrica de cigarrillos, gitanos, contrabandistas, toreros y soldados y narrando la amarga historia de un cabo que lo deja todo al enamorarse locamente de una joven gitana y a la postre da muerte a su inconstante amada. La partitura, que tiene cierta afinidad con la música callejera, tiene una forma expresiva esencial, lacónica en sus melodías, que les da un cierto sabor español en sus danzas y conjuntos. Para deleite de los antiwagnerianos, Carmen se convirtió pronto en una de las óperas más frecuentemente representadas del siglo.
Estrenada en la Opéra Comique de París el 3 de Marzo de 1875, fue realmente con su estreno en Londres, el 22 de Junio de 1878 (cantada en italiano) que se inició su popularidad. Minnie Hauck, una joven prima donna norteamericana, hizo de Carmen. Se estrena en Nueva York, el 3 de Octubre de 1879. Entre otras representaciones importantes de esta ópera podemos mencionar las siguientes: en 1893, con el debut de la Calvé, figurando también en el reparto la Eames, de Reszke y La Salle; en 1905 con Caruso; María Gay debutó en el Metropolitano de Nueva York con esta ópera en el año 1909. En esta misma representación debutó también el barítono francés Jean Noté, y Caruso cantó el papel de Don José. Fue ésta una función notable, no sólo por lo bien que quedó la ópera, sino porque Caruso, cuando simuló el asesinato de Carmen, tiró el puñal en la escena y quedó clavado de punta, produciendo un escalofrío en el público.
Carmen se mantiene como una de las óperas más queridas, frecuentemente presentadas, y adaptadas del repertorio, Entre 1883 y 1979 Carmen fue representada 521 veces en el Metropolitano de New York. Solo Aída de Verdi y La Boheme de Puccini fueron presentadas más veces en ese período. Ha sido transformada a ballets, musicales, películas, etc. Carmen no es solamente una de las óperas más populares dodos los tiempos sino que es una de las mejor escritas y compuestas también.
Friedich Nietzsche dijo de Carmen:
Ayer escuché – ¿puedes creerlo? – La obra maestra de Bizet por la vigésima vez. Una vez más estuve allí con tierna devoción; De nuevo no huí. El triunfo sobre mi impaciencia me sorprende. ¡Como una obra así lo hace a uno perfecto! Uno se convierte en una ‘obra de arte’. Verdaderamente, cada vez que escucho Carmen me veo más como filósofo, como un mejor filósofo de lo que generalmente me considero: tan paciente me convierto, tan feliz, tan asentado—Sentarme quieto por tantas horas: ¡la primera etapa de la santidad!……..
Finalmente, Carmen es sobre el amor. Amor traducido de vuelta a la Naturaleza. ¡No del amor por una ‘virgen más elevada!… Pero amor como el destino, una fatalidad, cínica, inocente y cruel..Y precisamente en esa forma ¡La Naturaleza!. Ese amor que es realmente una guerra en su contenido, y en el fondo, ¡el mortal odio de los sexos! No conozco de ningún caso en donde la trágica ironía que constituye la esencia del amor se exprese con tanta severidad o en una fórmula tan terrible, como en el último grito de Don José, con el que concluye la obra: ‘¡Si la he matado!–¡mi adorada Carmen!..Esa concepción del amor (la única válida para un filósofo) es rara; distingue una obra de arte de otras miles, Porque, por lo general, los artistas no son mejores que el resto de la humanidad, son inclusive peores…ellos no entienden al amor. Inclusive Wagner no lo entendió. Se imaginan que son desprendidos en él porque parecen estar buscando el bien de otra persona más que el de ellos mismos. Pero a cambio, quieren poseer al otro ser…”
Carmen trata de dos personas muy diferentes y de su mutua destrucción:
Carmen personifica la tentación y una sexualidad primitiva y destructiva. Ella es la caracterización de Eva y de la serpiente al mismo tiempo
Don José es el inocente e ingenuo soldado destruido por su propia sexualidad, encendida y desatada por Carmen y convertido en un lunático asesino. Sin embargo no hubiera sido posible esta transformación si esta faceta no hubiera existido en el interior de Don José desde el principio. Don José es Adán pero también es cada hombre, un símbolo universal del peligro de la sexualidad masculina.
Como nota especial aclaremos que Bizet expresa la transformación de Don José a través del variado tratamiento vocal reservado al tenor. Empieza siendo un papel lírico cuyo punto culminante es la famosa aria de la flor, para irse dramatizando en la segunda mitad de la opera, sobre todo al final del acto III y en el dúo del acto IV.
La ópera Carmen es una franca y poderosa mirada al poder brutal de transformación del deseo y el sexo, violencia y destino.
El personaje de Carmen merece un comentario adicional porque hay pocos personajes en la opera tan interesantes como la cigarrera de Sevilla. Carmen a pesar de su egoísmo y de personificar la pasión como antitesis de la razón, tiene su encanto para todos los que vemos la opera ¿Por qué?
Quizás esté en aquello que Rousseau llamaba “el buen salvaje”. Es decir, Carmen no es una mujer intrigante, maquiavélica y que quiere hacer daño a los demás. Carmen actúa siempre a las claras, va de frente, no miente y, además, cuando quiere algo, va directamente en busca de ello, sin pensarlo dos veces, si importarle los riesgos que eso le obligue a asumir y aceptando las posibles consecuencias que de estos riesgos se deriven. ¡Ella misma arriesgaría la vida por aquello que quiere!
Lo que ocurre es que todo lo hace pensando solamente en ella y sin pararse a considerar el daño que puede causar a terceros.
Una sola palabra: BRAVO!!!
Usted es una de las poquisimas personas que hacen algo en este país por propagar el arte.
Lo felicito, siga que lo seguiremos leyendo con gusto.
Saludos. Gratificante y reconfortante artículo, con mucho contenido objetivo y subjetivo. Se citan y se señalan personajes y actividades en la literatura, filosofía, música; lógica, psicología, entre otros, que hacen soñar que no todo es degradante en este mundo.
!Que diferencia frente a los artículos que generalmente se publican en este Diario digital, especialmente aquel que precedió al presente!
Llenos Odio, difamación, diatriba, ofensa,calumnia,desinformación, desconocimiento,descalificación, tergiversación, doble moral, insulto, y así por el estilo.
Napoleón Sotomayor
Gracias por sus opiniones, Sr. Sotomayor.
No crea que no me falta el deseo de opinar sobre el sistema dictatorial y abusador que nos gobierna, que intenta acabar con los derechos individuales a favor de los de una entelequia llamada SOCIEDAD que solo ellos definen, excluyendo de ella a quienes califican como «pelucones», «oligarcas» y otras sandeces y como «no gratos» a su estilo de gobierno.
No crea que no me desepero por ser la verguenza de América con un gobierno que se supone representa a todos los ecuatorianos apoyando a las FARC y a un criminal como Gadaffi y abandonando sesiones sin mostrar altura de estsdista porque habla el FMI.
Sin embargo, ante un pueblo abúlico que no reacciona y aplaude como foca a la avalancha publicitaria agobiante -al mejor estilo de Joseph Goebbels- y a los bonos y dadivas, solo me queda repetir lo que oi a un empresario venezolano ahora en el exilio: «Nunca subestimé a Chavez, mi gran error fue sobre estimar al pueblo venezolano»
Por ello prefiero escribir sobre lo que amo: la música y la opera esperando que sirva de solaz, ante tanta barbarie, a un atribulado lector.
Clap! Clap! Clap!
Aplausos a rabiar!
Mil gracias Sr. Nicolás Romero Sangter por esa certera respuesta a uno de los lectores de este sí, muy digno Diario; que se conforma con poco, porque vive repitiendo que adora las dictaduras africanas, latinoamericanas, o de donde vinieren.
Felicitaciones por haberle puesto puntos a las íes. Esperemos que no traten de extranjero, por llevar el apellido «pelucón» de su Sra madre.
Saludos respetuosos caballero; por ende, me he deleitado con su excelente articulo. Gracias.
Nicolás:
Yo sí festejo y me regocijo por participaciones como la tuya, más permanentes, más universales.
A mí, como al que más, me preocupan los hechos que suceden en el país (y me dan miedo, además), pero no por eso podemos hacer de esos hechos el centro de nuestras vidas. Debemos combatir, es cierto, todo lo injusto y todo lo malo, pero me he dado cuenta que mucha gente se ha vuelto política y ha comenzado a opinar gracias a esta coyuntura.
Pero resulta que lo que vivimos ahora no es espontáneo ni nació con Correa: el Gobierno que vivimos no es más que resultado de una serie de errores en el manejo del país no de los dos o tres Gobiernos anteriores, sino por décadas no de «malos Gobiernos» sino de malas políticas públicas en general.
Si llegamos a ver el problema desde esa dimensión, desde más arriba, desde todos lados y más profundo, llegaremos a plantear soluciones más reales y más viables.
Aquellos que ven a Correa como principio y fin de lo que pasa sólo conseguirán cambiar un síntoma por otro, pues la enfermedad es la misma.
Mientras tanto, sigamos viendo, disfrutando y compartiendo cosas eternas, que nos llenan el espírítu.
Porque debemos considerar también que las cosas eternas que nos faltan y cuya ausencia nos hace daño son los valores y los principios, los que nos mantendrán de mal Gobierno en mal Gobierno.
¡Gracias, Nicolás!