Fueron las últimas palabras de Steve Jobs antes de morir según su hermana Mona Simpson. Ella dice en su artículo que no dejó de descubrir y sorprenderse hasta el último momento. También cuenta que aún en los peores momentos de su enfermedad no dejaba de pensar en cómo resolver problemas de diseño y de crear. Pero lo que más me sorprendió de este testimonio es la parte en la que cuenta que cada vez que su esposa entraba a una habitación el sonreía. Que anhelaba llevar al altar a sus hijas en el día de su boda, lo que evidentemente no sucederá.
Pensé que lo que más llama la atención de la vida de una persona son sus éxitos profesionales, las condecoraciones recibidas, los títulos académicos, los cargos públicos. Con pena también pensé que a veces le dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a estos reconocimientos públicos y a la carrera de los logros profesionales y les pedimos un sacrificio enorme a nuestros familiares.
Muy a menudo cuando veo jóvenes entregarlo todo en su trabajo, descuidar a su familia y a sus seres queridos y hasta divorciarse a causa de esas obligaciones laborales les recomiendo pensarlo mejor. Les hago proyectarse en el tiempo e imaginar los últimos momentos de su vida despojados de títulos académicos y cargos importantes, cuando solo queda la familia. Honestamente espero haber influido en al menos uno de ellos.
Pensé luego que este consejo mío puede ser interpretado como “descuida tu trabajo y dedícate a la casa”, y ser calificado de poco realista en un mundo tan competitivo, en el que además la única manera de poner un plato con comida en la mesa tres veces al día es con mucho, mucho trabajo. Pero no lo es.
En la vida hace falta mucha pasión y mucha honestidad. Hace falta autoconocimiento para elegir “la vida correcta” y a las personas correctas para compartirla. Y no es un momento mágico e iluminado como en las películas de Hollywood sino muchos momentos auténticos y sencillos en los que sentimos que hacemos lo correcto por otros y por nosotros mismos.
Solo entonces podremos dedicarle mucho a nuestra pasión profesional “de vida” y muchas sonrisas y momentos afectivos a nuestros seres queridos. Solo entonces ellos sentirán que los amamos aún cuando trabajamos, que los tenemos presentes en todo momento. Que la razón de nuestra vida es ser instrumentos valiosos en la vida de todo aquel que nos sale al encuentro. Y que eso que llamamos trabajo lo haríamos aunque no nos paguen.
Steve Jobs es un auténtico outlier, un triunfador que a pesar de la adversidad (durante un tiempo fue separado de la empresa que fundó) se entrega con pasión a lo que ama. Y como sabemos un outlier no es alguien rico; se puede ser un outlier y ser un albañil en un pequeñito poblado donde ni siquiera existan los “medios de comunicación”. Solo hace falta que los otros vean en él a un líder a quien seguir y admirar.
Qué tal si todos los días dedicamos unos minutos a decir: Oh Wow! , sí a sorprendernos con cada momento mágico que presenciamos. Después de todo , las personas morimos tal como vivimos.
(Escrito precisamente anoche)
Yo Manzana
(la mayúscal en el sustantivo es intencional)
¿Ya ves?
Un día te mueres
y resultas más eterno de lo que ya eras
el día anterior.
Al día siguiente
ya no mueres
pero toooodo el mundo
tiene algo tuyo
… entre letra y letra
sobre letra y…
punto.
Todos te recuerdan
unos menos
otros más.
¿Ya ves?
Un día te mueres
pero cada día mueren más
y resultan más efímeros que tus fuentes
menos importantes que tus formas.
Sí
gracias
me recuerdas a ellos.
Para los demás
simplemente
blasfemo.
FONT…
Por Mauricio Alvarado-Davila, lunes 7 de noviembre de 2011, 23h15