Un ofensivo artículo sobre la Independencia de Guayaquil publicado en un diario de nuestra ciudad, pretende minimizar la importancia del 9 de Octubre y el rol de Olmedo en la Independencia. Es parte de un largo repertorio como el supuesto desprecio de Alfaro a los empresarios y las causas de la Revolución Juliana. El columnista se refiere a historiadores irresponsables y manipuladores. Quienes deben merecer tales calificativos son aquellos que pretenden que no exista revisión de la historia y creen que sus interpretaciones del pasado son eternas. Ellos tienen décadas ofendiendo a personajes y sectores guayaquileños, desde quienes participaron en la Independencia.
Mientras la sierra brillaba en esplendor y la costa se encontraba opacada por no tener población, ni existir actividades productivas de importancia, no había críticas a los costeños. Las ofensas comenzaron después de desaparecer el poder económico y político de las provincias serranas por la quiebra de los obrajes y Guayaquil se convirtió en el motor económico y político de Ecuador desde 1820. Desde las primeras ediciones del Patriota de Guayaquil, primer periódico de nuestra ciudad, se aprecia la diferencia del pensamiento ideológico entre las dos regiones, liberales los costeños, ultra conservadores los serranos. Las diferencias se acentuaron en el conflicto entre Flores y Rocafuerte. Este último tuvo que enfrentar a quienes no querían la apertura comercial; su Ministro de Hacienda fue destituido por el Congreso, primer juicio político en la Historia de Ecuador.
Por los cien años de la Academia de Historia, un historiador de la sierra, escribió un libro sobre ella. En el capítulo sobre la Independencia mencionó extensamente el 10 de Agosto, pero ignoró al 9 de Octubre. Quienes manipulan la historia no aceptan que por el 9 de Octubre y el poder económico de Guayaquil, Ecuador se independizó; deben leer el informe de Jerónimo Valdés y Sierra, Subjefe del Estado Mayor del Real Ejército en Perú, solicitado por las autoridades españolas, para reportar sobre los sucesos del 9 de Octubre: “Sin la insurrección de Guayaquil no se habría perdido el Reino de Quito”.
Realidades diferentes
Las críticas a los guayaquileños desde 1821, continuadas el resto del siglo XIX hasta la actualidad, tienen explicación histórica. Desde hace más de 100 años, la respuesta de numerosos estudiosos del pasado ha sido manipular la historia para sacar conclusiones diferentes a la realidad.
Una de las explicaciones se encuentra en las citas presentadas a continuación. Juan Antonio Monroy y Velarde, Visitador y Presidente de la Audiencia de Quito, en un informe al Rey en 1790 afirmó: “…esta capital que habiendo sido una de las ciudades más ricas y opulentas de América por sus fábricas y manufacturas, se ve hoy llena de ruinas […] dando un […] testimonio de su pasada opulencia y actual miseria. Esta es la perspectiva oficial que ofrece Quito”.
El 26 de Mayo de 1821, El Patriota de Guayaquil comentó: “Si tres siglos de ignorancia, monopolios, trabas y prohibiciones, no hubiera atado nuestras manos, nuestra opulencia habría llegado al más alto grado, y esta provincia, señora del Pacífico, no tendría un palmo de tierra sin un habitante, ni un vecino sin finca y caudales”. Esta es la filosofía de vida de los guayaquileños que quieren superarse: aspiraciones materiales logradas con esfuerzo propio, y libertad para pertenecer a una sociedad de propietarios. Lo expresado en El Patriota de Guayaquil coincide con el pensamiento de Rocafuerte: “Sus verdaderas minas están en el cultivo de la tierra y el fomento del comercio; pero como éste no prospera sino a la sombra de la libertad política, ninguna parte del globo reclama más imperiosamente que la nuestra, la imitación del espíritu libre de los Estados Unidos. El espíritu mercantil es enemigo de privilegios, de monopolios de compañías reales y de realismo. El comercio es inseparable de la libertad y de la riqueza nacional; solo puede existir bajo los auspicios de los gobiernos liberales”.
Desde 1820, Guayaquil vio el futuro con optimismo, sus empresarios estaban listos parar triunfar y su pueblo salir adelante. En cambio, Quito, sumida en la pobreza, su gente no pensaba en el mañana material, tenía que ver cómo sobrevivía el día.Fueron dos realidades diferentes dentro de una misma frontera.
Capital y libertad
Tercera réplica para quien últimamente intentó ofender a la ciudad; también para aclarar a otros historiadores no de esta ciudad, que frecuentemente lo hacen, ¿Cómo pueden minimizar el rol de Guayaquil y de sus hombres en la Independencia del país? A continuación, lo que omiten. Una región económicamente quebrada como la sierra, no tenía los recursos para independizarse, necesitaba capitales guayaquileños. El propio Bolívar se refiere a la pobreza de la capital en carta a Santander: ”En Quito no se paga a nadie…”
Cartas de Olmedo a Bolívar y Sucre desde Abril de 1821 hasta su salida a Perú, describen los montos de dineros y su uso para lograr la Independencia de Quito, y resto de la Audiencia de Quito. Hay referencias a construcción de naves para traer las tropas de Bolívar, su alimentación en el viaje y durante los meses que duraron las batallas, medicina e instrumental quirúrgico, préstamos forzados (donaciones) proporcionados por empresarios guayaquileños, (uno de ellos de 80,000 pesos), recaudaciones de la explotación de la sal por 100,000; estos dos rubros equivalieron a 26% de las exportaciones de 1821. Si se toma como referente las exportaciones actuales de Ecuador, el valor presente superaría 3,000 millones de dólares. En un solo mes, hubo adicionalmente los siguientes egresos en efectivo, bienes y especies. Con palabras de Olmedo: “[…] salió el oficial Pellicer con dos mil pesos para Babahoyo y con encargo de recibir otros dos mil[…] ”, “Van 20000 cartuchos de operación y 10000 de instrucción, y demás municiones que usted pide”, “El oficial ayudante del amigo Morales[…] llevará mil pesos y la quina, […]el botiquín que existe en Samborondón fue provisto… ”.“El teniente Bell… tiene ya a bordo […] las 400 tablas y los cien remos …”. “[…]van 44 mulas… ya fueron 14. Hemos comprado la bayeta para frazadas, irán con algún dinero”, “El hospital se embarcó anoche…” En meses posteriores el Ayuntamiento continuó financiando a Bolívar. Cuantiosos capitales de Guayaquil también fueron usados por él para la liberación de Perú. La próxima semana comentaré, otra crítica, el rol de los empresarios en el desarrollo de Ecuador.
La gran transformación
Guayaquil introdujo la modernidad al país, aprovechando el gran crecimiento económico logrado por el esfuerzo de su gente, iniciado a fines del siglo XVIII. Según Angus Maddison, historiador inglés, el producto interno bruto (PIB)mundial aumentó 3.5 veces entre 1820 y 1900. Como no hay información del PIB guayaquileño, la exportación podría ser referente comparable. Las de cacao crecieron en el mismo período, 11 veces, progresamos más que la media mundial. Los historiadores no guayaquileños, ayer como hoy, no reconocen los enormes beneficios de la riqueza generada por las exportaciones guayaquileñas. Todo lo contrario dedican grandes espacios para escribir sobre la explotación del campesino, el ingreso de bienes importados para las clases adineradas y sus gastos de residencia en Europa.
Lo que ellos omiten por ignorancia o mala fe es que los empresarios guayaquileños trajeron las primeras máquinas inventadas en la Revolución Industrial; instalaron la primera planta de gas para proporcionar luz en la ciudad; establecieron la telefonía y la luz eléctrica; iniciaron el sector automotriz, así como la producción de cemento; fundaron las primeras compañías aseguradoras y crearon la Banca, las instituciones financieras sirvieron como Banca de desarrollo al financiar la obra pública. Esos historiadores no leyeron las memorias del Ministerio de Hacienda, que detallan los préstamos de los guayaquileños a todos los gobiernos. García Moreno jamás hubiera iniciado la construcción del ferrocarril sin el apoyo del Banco de Ecuador, institución privada, así como Alfaro evitó destruir el sistema monetario Patrón Oro que él mismo había introducido, con el préstamo concedido por un grupo de empresarios guayaquileños. El mercado de capitales en Ecuador fue iniciado con la Bolsa Mercantil y la Bolsa de Comercio. La primera fue una de las pioneras en el continente. El primer gremio de comerciantes en Ecuador se constituyó por iniciativa privada guayaquileña. No hay espacio en esta columna para listar el aporte de los empresarios a Ecuador. Hay otras profesiones que también introdujeron la modernidad, sobresaliendo los médicos e ingenieros civiles.
Apreciado economista:
No puedo leer completamente su artículo, pues conozco por demás las nuevas fantasías que se viven en mi ciudad, a la que amo tanto como a mi madre, pero de la que no puede negar una persona sensata que no tiene una verdadera historia, aparte de la historia comercial que nos ha caraterizado.
Nos amarga saber que otras ciudades, como Cuenca, Quito o hasta Guaranda, tengan una historia con más condumio, con más… historia. Nosotros no somos más que el reconteo constante de lo que los dueños de la ciudad han hecho desde siempre y siguen haciendo, con sus justas excepciones (no muy halagadoras, por cierto).
Mientras nuestros antepasados guayaquileños hacían lo que sabían hacer, y lo que nosotros hacemos hasta ahora: COMERCIO, en Quito se seguían «cometiendo» confabulaciones en contra de la Corona entre 1809 y 1820. Hay CIENTOS de documentos que algunos no nos negamos a conocer y que han sido alumbrados no precisamente por quiteños, sino por gente de Cuenca, Ambato, Tulcán.
A los «nobles» guayaquileños no les importaban ni la independencia ni lo que les pasara a sus vecinos quiteños, pues nuestros antepasados guayaquileños también eran quiteños (sólo alguien con buena autoestima además de verdadero sentido común lo acepta), lo que a ellos les interesaba era que sus negocios les salieran bien. Y la independecia para ellos no fue más que otro negocio: apostaron a los realistas por un lado y a los patriotas por otro, pues sabían como buenos comerciantes (igual que Aspiazu Seminario) que poniendo plata en ambas canastas iban a ganar así perdieran.
Me da un gusto ver cómo los serranos y los quiteños no tienen miedo a aceptar los defectos de sus próceres, de sus antepasados, y ellos mismos los desnudan, no por malditos, sino por HONESTOS. Ellos tienen una buena autoestima.
En cambio, los guayaquileños queremos ver a nuestros «próceres», a nuestros antepasados, como ángeles, como almas puras. Y lo peor es que lo comenzamos a creer, pues me parece que usted cree en realidad en esas fábulas… además, nuevas (disculpe, pero hay que ser pendejo para comerse esos cuentos recién inventados).
Es una pena mi Guayaquil, la heredera de la bandera de Belgrano.
Estimado Guillermo:
Te felicito por la entereza y hombría de bien, de defender la verdad histórica.
Pero destaco lo que dices: que el fanatismo de unos cuantos no debe ser valorado como que todos los que escriben son fanáticos. Siempre he sostenido que el hombre no debe ser fanático de nada. Como muy bien lo pone Olmedo en su poema Mi retrato a su Hermana Magdalena: «… en todo guardo un medio. Sólo, sólo en amarte, me voy hasta el extremo…» El fanático es una persona que ha perdido la capacidad de pensar. Lo que diferencia al hombre del animal, es la capacidad de razonamiento, El animal es más fuerte, el hombre es más inteligente. Muchos creen que ser inteligente es ser «sapo» o tener el poder porque se tiene amistades con el que gobierna, o el que tiene el poder.
La inteligencia hace que en muchos casos, prefiramos no contestar, porque como dice Romero y Cordero: «Si un can me muerde con furia / me duele, mas no me inmuto,/ pues él, como todo bruto / lastima, pero no injuria. / Y fuera tamaño yerro / que dando a mi antojo rienda / trabara feroz contienda / con el infeliz del perro./
Un viejo adagio español indica que «a los locos se los deja hablar y a los burros, rebuznar»
La historia es escrita muchas veces por gente no calificada. Da gusto leerte y leer a gente ecuánime y NO FANÁTICA, que razona, pero cuando encuentras escritos insultantes, que denigran no al difunto, sino al que lo escribe,no cabe más que no tomarlo en cuenta. Esbirros hay muchos y hay otros que defienden su parentezco aunque sea torcido porque sienten que en esa forma llegan a tocar el cielo. Esto me hace recordar una anécdota vieja, de un genealogista que siempre hablaba con gran orgullo de que su padre había sido tal cosa, que su abuelo, era el favorito del príncipe, su bisabuelo había sido la gloria del país y su tatarabluelo había sido Duque y otro amigo genealogista lo plantó diciéndolo: «entonces tú eres como la papa» y el otro sorprendido le pregunta: «Por qué dices eso» y la respuesta fue lógica: Porque todo lo bueno tuyo está bajo tierra.»
En este país hay muchas papas y desgraciadamente para escribir no se requiere más que papel y tinta. «El papel aguanta todo»
Como ecuatoriano te agradezco la defensa de la verdadera Historia del Ecuador.
Un abrazo.
JFGR
MIS FELICITACIONES Y AGRADECIMIENTO A ESTE TAN Y MUY IMPORTANTE ARTÍCULO SOBRE NUESTRA HISTORIA GUAYAQUILEÑA, APORTANTE AL DESARROLLO DEL ECUADOR, Y COMO DESCENDIENTE DEL LIBRTADOR SIMÒN BOLÌVAR, POR LA PARTE PATERNA, ESPERO LA CONTINUACIÓN SOBRE ESTE TEMA,….
.. SOLO UNA PREGUNTA :¿ NO FUE ACASO J.J.DE OLMEDO QUIEN QUIZO ANEXAR GUAYAQUIL AL PERÙ…????, SE LA FORMULO A USTED PORQUE CREO QUE TIENE BASTOS Y SEGUROS CONOCIMIENTOS SOBRE NUESTRA HISTORIA.- AGRADEZCO MUCHO DE ANTEMANO POR SU ATENTA RESPUESTA.- MUY ATENTAMENTE, CAPITÁN DE ALTURA Y ABOGADO FERNANDO CASTRO PONTE.-
Saludos. No he leído el referido artículo, pero me basta que usted lo desmienta, lo rectifique y ubique a su autor, que posiblemente debe tratarse de un descendiente de los gratuitos o interesados detractores que tuvo Guayaquil, como ciudad, como provincia y como Estado Libre, hasta la presente fecha.
Lamentablemente, muchas de estas personas se encuentran alentadas y se han convertido en coro anónimo de nuestro Presidente, que podrá tener muchas cualidades y conocimientos, pero sobre historia, la reprueba.
Por ello es que existen los Movimientos Bolivarianos, Alfaristas, colombianistas, donde la supuesta espada de Bolívar recorre nuestro actual Estado, y cuyo nombre está perennizado en las calles, avenidas, plazas, aeropuerto, Salas de Convenciones, entre otras, posiblemente mucho más que en otras partes donde si le deben mucho.
Su querida es ascendida a un grado militar, muy próximo o similar al de José de La Mar, guayaquileno de formación aunque nacido en Cuenca, casado y enviudado de la hermana de Vicente Rocafuerte, Jefe Civil y Militar de Guayaquil, Jefe de Estado y luego Presidente Constitucional del Perú, derrocado por un golpe militar, y que mediante Poder se casó nuevamente con otra ilustre ciudadana porteña, por citar un nombre. Que poco reconocimiento se le ha hecho a este ilustre ciudadano, obviamente por obra y gracia de la historiografía quiteña y de sus acólitos en Guayaquil.
Y son estas personas, que en forma artera y mal intencionada o posiblemente por un craso desconocimiento, pretender descalificar, disminuir o restar la verdadera y real valía e importancia de Guayaquil, abundantemente rica en historia, en colaboración, aportación y contribución para la llamada Independencia de Quito, que todavía tienen tiene el atrevimiento de auto titularse Luz de América, gracias a un vergonzoso movimiento de una supuesta lealtad a Fernando VII, cuando sus verdaderas intensiones eran las de ocupar cargos, obtener beneficios y disfrutar de las delicias del Poder, inaccesibles para ellos, hasta ese momento.
Por ello reciba mi sincero reconocimiento por su frontal y veraz posición, que debe convertirse en ejemplo para quienes se consideran libres pensadores; orientadores de la opinión pública; que defienden la supuesta libertad de opinión.
Ojala que muchos de los articulistas de este Diario digital, tomaran partido y salieran a defender a nuestra ciudad, a nuestro terruño, a los verdaderos próceres de la Independencia de Quito y del actual Ecuador, que son guayaquileños y de sus alrededores, más no quiteños. .
Son estas personas que se consideran descendientes directos de muy ilustres, muy nobles patricios, que jactanciosamente se consideran madera de guerrero, sin embargo adoptan la posición más cómoda, la de no complicarse la vida, de no tener inconvenientes, de no quedar mal con nadie, mediante un silencio cómplice, un silencio reprobable, que no se realmente, si es por desconocimiento o por protervos intereses.
Napoleón Sotomayor
Estimado Guillermo: Le hago llegar mi felicitación por la serie de artículos bien documentados relacionados con la Historia que está publicando por este medio. Comparto con usted el malestar que se siente al eer ensayos y artículos de historiadores que se apartan de las fuentes primarias para copiar párrafos de libros sin fundamentos serios que sirven para expresar las simpatías de un autor sobre algún protagonista de nuestro pasado, sin importar que con este procedimiento ligero se minimice la real valía de otro prócer o pueblo, como en el caso que usted cita, referente al desconocimiento que se pretende hacer de la importancia que tuvo para la independencia del Ecuador y del Perú la que en Guayaquil se proclamó sin ayuda externa, ciudad de donde salieron las tres expediciones que liberaron nuestra capital y las provincias de la sierra.
Pero estos casos no son todos autóctonos, el señor Rodolfo Terragno en su Diario Íntimo de San Martín escribe en la página 95: ??Por dos años (el joven indígena peruano Eusebio) se ha encargado del perro de aguas—lanudo y nadador— que Bolívar le regaló a San Martín. Un perro bautizado, apropiadamente, Guayaquil.? Escribí al señor Terragno para que me haga el favor de indicar la fuente de tan singular relato y me citó un libro escrito a mediaos del siglo anterior titulado El Gran Capitán, que tampoco indica el origen del curioso ?chisme?. En una segunda comunicación le pregunté si todavía existen las residencias de invierno y verano donde San Martín pasó sus últimos 26 años de vida, compradas, según el autor argentino informa, con ayuda de su amigo afrancesado de Sevilla que terminó siendo uno de los banqueros más ricos de Europa, Alejandro Aguado, que nombró a San Martín albacea de su testamento, pero ya no obtuve respuesta.
Me es grato conocer su descubrimiento de documentos inéditos acerca de nuestra historia en la biblioteca de la Universidad de Indiana. ¿Sería posible que me indicara la forma de tener acceso a ellos?
Quedo en espera de la publicación anunciada con los datos interesantes acerca del verdadero aporte económico de los guayaquileños a la causa de la independencia y me adelanto a hacerle llegar mi sincera felicitación por su encomiable esfuerzo en ampliar el modesto conocimiento que sobre ciertos asuntos trascendentales de nuestro pasado se mantienen todavía a pesar del paso del tiempo.
Un cordial saludo.
Francisco Castro Patiño.
Uyyy. Persisten las verdades descontextualizadas y descripción a medias de la realidad y se esconde la verdad general y única que sí existe. Sí, es cierto, que a base de la esclavitud de los afrodescendientes, en Guayaquil se generó riqueza, pero eso no significa que se generó pensamiento. Si bien la antigua opulencia de Quito había venido a menos, los 300 años de Universidad, que tuvo la capital, permitieron a las diversas clases sociales quiteñas, hacer un ejercicio desconocido en Guayaquil: PENSAR. De modo que la Rebelión estuvo madura desde la primera prisión de Espejo y ya en la segunda, 1783, el Cabildo comunica al Ministro José de Gálvez que ??parte del población de la Audiencia de Quito, tratará de sacudir la dominación española A FIN DE ESTABLECER LA INDEPENDENCIA…» El Presidente de la Real Audiencia de Quito, en 1789, recomienda al Virrey del Perú, terminar el 3er. juicio penal instaurado contra Espejo, pues en el proyecto de INDEPENDENCIA se halla comprometida toda la élite quiteña y su juzgamiento «causaría un incendio muy difícil de apagar»… «habiendo de salir reos de esta causa forzosamente muchos sujetos de la clase distinguida, corresponsales y confidentes de Espejo…» Es decir, si bien no había muchos recursos económicos, a diferencia de hoy en que Quito ha vuelto a ser la capital económica del País , sí había mucha gente pensante, a similitud de hoy, pues la antigua opulencia no sólo trajo bienes sino libros, que en Guayaquil, no se entendía para que existían, así mientras que Ud. dice que las primera máquinas industriales llegaron a Guayaquil (cosa muy natural, pues no había aviones), la primera imprenta la trajo mi antepasado Francisco del Hierro por 1735, a Quito y seguramente llegaría por algún puerto, pero no se quedó ahí, sino donde se transpiraba pensamiento, es decir, en Quito.
Es cierto que Guayaquil desde 1820 empezó a devolver un poco del dinero que se llevaron sus ejércitos genocidas el 2 de agosto de 1810, en que saquearon la ciudad apropiándose de 300.000 pesos. Por ello, si de los préstamos que han sido forzosos, no voluntarios, se entregaron a Bolívar 80.000 pesos, (y que seguro los cobraron suculentamente en los gobiernos sucesivos) queda un saldo a favor de Quito de $ 220.000. Si es verdad que la sal producía 100.000 pesos y su equivalente actual es de 3 mil millones de dólares, diremos que los 220.000 pesos que restan para paliar en algo el saqueo hecho por las tropas de Guayaquil y Lima el 2 de agosto, tenemos que Guayaquil debería devolver (con intereses desde 1820, es decir, 191 años) US $ 6.250 (seis mil doscientos cincuenta) millones de dólares.
Pero no queda ahí toda la deducción lógica y apegada netamente a la verdad, sino que Ud. y toda la fratría de dizque historiadores, ocultan el verdadero papel de Guayaquil en ese terrible período en que los únicos Próceres fueron los quiteños asesinados y la LIBERTAD QUE UD. DISFRUTA ES PRODUCTO DIRECTO DE ESA PRECIOSA SANGRE. EN EFECTO SI LAS DONACIONES PARA LIBERTAD HECHAS POR GUAYAQUIL FUERON OBLIGATORIAS, LAS QUE REALIZARON PARA PAGAR A LOS EJÉRCITOS REALISTAS ESAS SÍ FUERON SÚPER VOLUNTARIAS. ASÍ LO CERTIFICA EL GOBERNADOR FRANCISCO GIL EN OFICIO ELEVADO A JOAQUÍN DE MOLINA EL 21 DE FEBRERO DE 1811. YA LE ENVIÉ ESTE DOCUMENTO HACE 3 AÑOS, PERO QUE LO VA A PUBLICAR.
Guayaquil aportó 21.235 pesos 5 y medio reales en una ocasión, en otra 7133 pesos 3 reales, en otra 2057 pesos medio real, en otra 9190 con 3 y medio reales, en otra 1500, en una más 3.162 con 4 y medio reales, en la siguiente, 1283 pesos con 7 reales. En una subsiguiente 5.500. Total más de 40.000 (cuarenta mil pesos) para los ejércitos realistas entre 1809 y el 25 de agosto de 1812. Documentos originales y auténticos reproducidos en el libro: Las Guerras Libertarias de Quito, páginas 198 a 209). Si dividimos, diremos que Guayaquil aportó 14.000 pesos al año a sus ejércitos realistas. Multipliquemos por 11 años hasta 1820, Guayaquil habría entregado en forma gustosa 158.000 pesos para los Ejércitos del rey. Luego de 1820, siguió aportando a las dos facciones a ver cuál ganaba. Finalmente se sumaron a los vencedores y hoy sacan pecho de los escasos aportes dados por pocos años a la Libertad, cuando debajo de la mesa seguían entregando recursos a la contra libertad.
Hable Ud. algún día con la verdad. Ese es un auténtico ejercicio de libertad intelectual y moral.
Como estoy convencido que no publicará mi comentario, restringiendo mi derecho a la libertad, lo copio para enviarlo por correo interno a todos los buscadores de la verdad.
Afectuoso saludo.
JFMS
«…Uyyy. Persisten las verdades descontextualizadas y descripción a medias de la realidad y se esconde la verdad general y única que sí existe. Sí, es cierto, que a base de la esclavitud de los afrodescendientes, en Guayaquil se generó riqueza, pero eso no significa que se generó pensamiento. Si bien la antigua opulencia de Quito había venido a menos, los 300 años de Universidad, que tuvo la capital, permitieron a las diversas clases sociales quiteñas, hacer un ejercicio desconocido en Guayaquil: PENSAR. De modo que la Rebelión estuvo madura desde la primera prisión de Espejo y ya en la segunda, 1783, el Cabildo comunica al Ministro José de Gálvez que ??parte del población de la Audiencia de Quito, tratará de sacudir la dominación española A FIN DE ESTABLECER LA INDEPENDENCIA…» El Presidente de la Real Audiencia de Quito, en 1789, recomienda al Virrey del Perú, terminar el 3er. juicio penal instaurado contra Espejo, pues en el proyecto de INDEPENDENCIA se halla comprometida toda la élite quiteña y su juzgamiento «causaría un incendio muy difícil de apagar»… «habiendo de salir reos de esta causa forzosamente muchos sujetos de la clase distinguida, corresponsales y confidentes de Espejo…» Es decir, si bien no había muchos recursos económicos, a diferencia de hoy en que Quito ha vuelto a ser la capital económica del País , sí había mucha gente pensante, a similitud de hoy, pues la antigua opulencia no sólo trajo bienes sino libros, que en Guayaquil, no se entendía para que existían, así mientras que Ud. dice que las primera máquinas industriales llegaron a Guayaquil (cosa muy natural, pues no había aviones), la primera imprenta la trajo mi antepasado Francisco del Hierro por 1735, a Quito y seguramente llegaría por algún puerto, pero no se quedó ahí, sino donde se transpiraba pensamiento, es decir, en Quito.
Es cierto que Guayaquil desde 1820 empezó a devolver un poco del dinero que se llevaron sus ejércitos genocidas el 2 de agosto de 1810, en que saquearon la ciudad apropiándose de 300.000 pesos. Por ello, si de los préstamos que han sido forzosos, no voluntarios, se entregaron a Bolívar 80.000 pesos, (y que seguro los cobraron suculentamente en los gobiernos sucesivos) queda un saldo a favor de Quito de $ 220.000. Si es verdad que la sal producía 100.000 pesos y su equivalente actual es de 3 mil millones de dólares, diremos que los 220.000 pesos que restan para paliar en algo el saqueo hecho por las tropas de Guayaquil y Lima el 2 de agosto, tenemos que Guayaquil debería devolver (con intereses desde 1820, es decir, 191 años) US $ 6.250 (seis mil doscientos cincuenta) millones de dólares.(Me equivoqué son 6.600 millones, más los intereses de 202 años, no de 191, pues el saqueo fue en 1810).
Pero no queda ahí toda la deducción lógica y apegada netamente a la verdad, sino que Ud. y toda la fratría de dizque historiadores, ocultan el verdadero papel de Guayaquil en ese terrible período en que los únicos Próceres fueron los quiteños asesinados y la libertad que ud. disfruta es producto directo de esa preciosa sangre. en efecto si las donaciones para libertad hechas por Guayaquil fueron obligatorias, las que realizaron para pagar a los ejércitos realistas esas sí fueron súper voluntarias. Así lo certifica el Gobernador Francisco Gil en oficio elevado a Joaquín de Molina el 21 de febrero de 1811. Ya le envié este Documento hace 3 años, pero que lo va a publicar.
Guayaquil aportó 21.235 pesos 5 y medio reales en una ocasión, en otra 7133 pesos 3 reales, en otra 2057 pesos medio real, en otra 9190 con 3 y medio reales, en otra 1500, en una más 3.162 con 4 y medio reales, en la siguiente, 1283 pesos con 7 reales. En una subsiguiente 5.500. Total más de 40.000 (cuarenta mil pesos) para los ejércitos realistas entre 1809 y el 25 de agosto de 1812. Documentos originales y auténticos reproducidos en el libro: Las Guerras Libertarias de Quito, páginas 198 a 209). Si dividimos, diremos que Guayaquil aportó 14.000 pesos al año a sus ejércitos realistas. Multipliquemos por 11 años hasta 1820, Guayaquil habría entregado en forma gustosa 158.000 pesos para los Ejércitos del rey. Luego de 1820, siguió aportando a las dos facciones a ver cuál ganaba. Finalmente se sumaron a los vencedores y hoy sacan pecho de los escasos aportes dados por pocos años a la Libertad, cuando debajo de la mesa seguían entregando recursos a la contra libertad.
Hable Ud. algún día con la verdad. Ese es un auténtico ejercicio de libertad intelectual y moral.
Como estoy convencido que no publicará mi comentario, restringiendo mi derecho a la libertad, lo copio para enviarlo por correo interno a todos los buscadores de la verdad.
Afectuoso saludo….»
JFM
Felicitaciones por la publicación.
Tengo que señalar que los aportes de Guayaquil a los ejércitos realistas en realidad fueron muy superiores a los que hice constar en anterior correo, cálculo realizado a ojo de buen cubero. Es dubitable el nuevo cálculo que sin documentos Ud. afirma hizo Guayaquil en los 2 añitos que cambió de posición (1822-1824). Ni todas las exportaciones de Guayaquil en unos 5 años, hubieran alcanzado los 2 millones. Lo cierto es que desde 1809 hasta al menos 1822 Guayaquil aportó directamente, tanto en dinero en cantidades colosales, como en armamento, vituallas, equipo y soldados a los ejércitos realistas. El ejército realista que cometió el genocidio en Quito el 2 de agosto de 1810 tenía dos componentes en la tropa: Limeños y guayaquileños. Ambos grupos estaban motivados y se reclutaban por la promesa de saqueo que realizaban los jefes, esos sí, españoles, y que permitieron y auspiciaron durante toda la guerra de la independencia, que va desde 1809 hasta 1824. El ejército realista que luchó en muchas batallas en la actual Colombia al mando de Sámano, principal Jefe desde 1812 hasta 1819, estuvo integrado como ejército regular por innúmeros batallones y cada uno de muchas compañías (cada una de 80 a 100 hombres), de limeños y guayaquileños. En Colombia se fortaleció con pastusos y gente del Patía. El ejército realista que peleó en Pichincha contra Sucre tuvo una gran cantidad de guayaquileños. Ese ejército regular (de unos 7.000 soldados) era mantenido por Guayaquil y Zaruma. Pero hay un hecho cierto y real, que a más del asesinato que se perpetró en Quito, la mayor ciudad de América del sur luego de Lima en 1810, contra mujeres y personas indefensas por parte de las tropas de Lima y Guayaquil, se saqueó a la ciudad y se apropiaron de 300 mil pesos, que fueron a gastar en Guayaquil donde esos ejércitos tenían cama, dama y chocolate, pues permanecieron hasta 1812 en que luego subieron a enfrentar a Montúfar, derrotándolo precisamente a base de los macro aportes que venían de Guayaquil, de modo que la defensa de los ejércitos libertadores de Quito, los primeros de América, era absolutamente desproporcionada, pues en efecto, la economía en Quito se hallaba en emergencia, tanto por la crisis borbónica como por el saqueo al que hago referencia. Recordemos que precisamente el jefe de los ejércitos genocidas, Manuel Arredondo Mioño, se llevó con el beneplácito general de la oligarquía patibularia, a una de las damas de Guayaquil, Ignacia Noboa, hermana del presidente realista Diego Noboa. Con quien se casó en Guayaquil con asistencia, sarao y fiesta de varios días hecha por los padres de la novia, en otras palabras, Arredondo en Guayaquil, fue premiado por el asesinato colectivo perpetrado en Quito, no cierto?.
Hace pocos días, dicté una charla sobre los Ejércitos del rey y tomando como base los muchos documentos que constan en mi libro: ?Las Guerras Libertarias de Quito? y muchos otros nuevos que poseo, informé por vez primera a distinguidísimo grupo social de Quito, la verdad de la Historia de la Independencia, es decir, la activa, permanente, decidida y criminal participación de los ejércitos de Guayaquil a favor del realismo hasta 1822 y 1824, pues los restos que quedaron de esas milicias disciplinadas a las que Ud. se refiere, combatieron a órdenes de Agualongo en Pasto y la Provincia del mismo nombre hasta ese año, en que fueron destruidas por Bolívar.
Por ello, estoy de acuerdo en que reescribamos la historia y coincido con Ud. (por vez primera) en que la revolución alfarista fue una financiada, armada, abastecida, planificada y conformada, por la oligarquía guayaquileña, que siempre ha trabajado para los bandos contradictorios del escenario político en su eterna posición de ubicuidad, para obtener como lo ha hecho siempre, el mayor lucro posible, a espaldas eso sí de toda la sociedad y en especial, muy especialmente, de la periferia del Guayas, sus suburbios y campos Cómo estremece el corazón ver esos reportajes de esa gente mestiza o indígena huancavilca que vive en la manigua, cuando se les incendian sus casas o se hallan llenos de enfermedades raras y en la miseria. Mire Ud. casi todos los días en la televisión y en cualquier canal.
Lo felicito Guillermo, siempre muy informado e ilustrado sobre los hechos historicos de la ciudad. Asi es, es notorio que la historia han querido mostrarla tendenciosamente desde ciertas regiones para tratar de opacar el protagonismo de Guayaquil en ella. Guayaquil fue la primera ciudad de este pais en obtener la independencia y desde donde se financio y planifico la independencia del resto de ciudades. Ese hecho historico es evidente que les arde a algunos en algun sitio recondito que prefiero no decirlo.
Felicitaciones, siga adelante
Señor don Guillermo Arosemena.
Apreciado Guillermo, es un gusto saludarle o, mejor haremos uso del tuteo, al franco contemporáneo estilo español. Me presento un poquito por mis ramas de la pasión por Guayaquil. Soy sobrina bisnieta del banquero y empresario guayaquileño Rosendo Avilés y Tolosano y de la antigua familia guayaquileña Avilés, mi bisabuelo fue Francisco Avilés y Zerda que con mis tíos abuelos (sus hijos) que fueron propietarios del diario liberal de Guayaquil «El Guante». Mis padres fueron: el científico (médico e intelectual guayaquileño Manuel (Manuco) Cevallos Avilés. Mi madre,la periodista y política Raquel Ugarte de Cevallos, orgullosamente orense de ancestros guayaquileños, cuyos antepasados, gobernador vasco español en Guayaquil, se asentó y formó su familia en la Villa del río y del cerrito verde y se dedicó a la producción cacaotera; con los años debido a sus propiedades agrícolas trasladó su residencia a Machala a mediados de 1800, mis tíos abuelos maternos son los liberales que defendieron los valores de la libertad para Ecuador: escritora Zoila Ugarte de Landívar y el ministro de Alfaro Wenceslao Ugarte. A mi esposo Armando y a mí nos interesa toda nueva documentación histórica sobre Ecuador y, en particular sobre Guayaquil, nuestra cuna. Mi afición a la historia aumenta cada día más y me ayudan mis idiomas extranjeros para el intercambio de conocimientos. Leemos con mucho interés tus artículos que fomentan la verdad histórica sobre Guayaquil y, que en general enriquecen la historia sobre Ecuador. Tus escritos, sean de carácter sociológico, histórico, político o social, porque tú no escribes únicamente relaciones económicas y damos crédito de que son producto de sus investigaciones y merecen respeto por la veracidad de tus aseveraciones. He realizado dos másters y estoy dándome prisa en un doctorado en la universidad Complutense, de Madrid y leyendo obras que reivindican la historia imparcial y hay que ser honestos para reconocer por medio de su historia, la esencia patriótica y el espíritu emprendedor de los guayaquileños y guayaquileñas. Hay que trabajar mucho para erradicar el regionalismo reconociendo las virtudes de todas las provincias del Ecuador; para honrar a aquellos que forjaron el pasado y sentaron las bases del Ecuador de hoy, cuyo liderazgo de Guayaquil y Guayas y de las provincias de El Oro, Los Ríos y Manabí…que fueron parte de la primera región libre del Ecuador: la altiva «Provincia de Guayaquil», no puede desconocerse. También se adhirió a este grupo de valientes una parte de la provincia de Bolívar. Es hora de que cese el regionalismo contra Guayaquil porque es una fatídica barrera que ha detenido el desarrollo y lo continúa haciendo con su dardo que envenena las conciencias. Loor a sus amantes hijas e hijos de Guayaquil y el perdón que engrandece y honra, para sus hijos traidores. La verdad histórica no debe contribuir al regionalismo, por el contrario, es motivo de orgullo nacional y privilegiada razón para que mujeres y hombres de todas las provincias del Ecuador estemos, en tiempos tan duros como los actuales, férreamente unidos.
Sí nos interesa recibir: Las venas abiertas de América Latina, se nos ha extraviado y no lo hemos podido conseguir en librería. Envíanos tus datos para intercambiar opiniones. Nosotros una vez terminados algunos estudios, lo más pronto, regresaremos a Ecuador la Patria amada. Armando que es ingeniero agrónomo e ingeniero técnico agrícola tiene particular interés por trabajar en su profesión por el desarrollo del país y, por supuesto, en mi caso. Ye te hemos escrito anteriormente, ahora que conoces un poco más acerca de nuestro amor y tradición cívica, comprenderás por qué estamos sedientos de conocer nuevos datos acerca de la historia de Guayaquil y de Ecuador. En un próximo mail te daremos los datos de un excelente libro sobre Latinoamérica. Muy cordialmente, María Claudia Cevallos Ugarte de González