Pertenezco a una generación que no se rebela porque está ocupada comprando, haciendo dinero o buscando el éxito. Aprendimos desde pequeños que lo importante era trabajar para conseguir seguridad económica y el triunfo personal. Temprano aprendimos que si teníamos suficiente dinero podíamos adquirir mucho confort, una buena casa, un buen carro, y artículos de lujo que nos permitieran vivir de la manera “correcta”.
Personalmente me sentía algo incómoda en estas reglas del juego porque me consideraba una “idealista” algo fuera de lugar, hablando de justicia y de doctrina social de la iglesia en medio de un mundo consumista muy cómodo haciéndose de la vista gorda. Pero como lo concreto y tangible es muy atractivo, me compraba mi dosis de anestesia y por algunas temporadas viví en paz con el sistema imperante.
Mi espíritu rebelde no se calmaba porque sentía que el sistema era injusto. Me costaba entender que el planeta se había organizado de manera que pocos cada vez acumularan más y muchos cada vez se empobrecieran más. En organizaciones grandes experimenté sistemas laborales que no consideraban al ser humano como su activo más valioso, y que fueran capaces de exprimirle al sistema y al medio ambiente todo lo posible sin sentirse con el menor deber de retribuir a la sociedad o a la naturaleza. Tenía este bichito dentro de mí que no conocía las soluciones pero sentía la necesidad de que algo sucediera para que cambiaran las reglas del juego. Miraba el sistema marxista comunista y tampoco lo consideraba el adecuado porque no estaba inspirado en el amor al prójimo y el respeto al medio ambiente sino en la “revancha socialista”.
Justo cuando pensaba que todo estaba perdido surgieron los Indignados. Perdón, el primero fue un mártir tunecino, vendedor callejero de 26 años de edad llamado Mohamed Bouazizi, quien cansado de un sistema sordo, ciego, mudo y corrupto se prendió fuego a si mismo, en un acto perturbador que despertó a millones de árabes de un largo período de resignación y pérdida de esperanza. Fue entonces cuando muchos indignados tomaron la decisión de actuar y rebelarse. Claro que las rebeliones y acciones de los indignados responden a su cultura y filosofía religiosa, así vemos que en el mundo árabe están dispuestos a morir para cambiar el sistema imperante y librarse de dictadores “perpetuos” y crueles mientras que sus homólogos occidentales usan otros métodos más acordes con la cultura del “mass media”. Los indignados españoles, jóvenes, profesionales y desempleados se rebelan frente a la falta de oportunidades, los profesionales norteamericanos organizados con horarios y actividades proselitistas se rebelan en lugares icónicos de la ex potencia mundial exigiendo el cambio en un sistema en el que el dinero y el Dios mercado están por encima del ser humano; los jóvenes indignados chilenos liderados por una bella y muy capaz Camila Vallejo exigen un sistema educativo para todos, grupos similares en Inglaterra, Francia, Grecia y el mundo entero.
Un cambio fundamental tuvo que producirse en las comunicaciones mundiales para que esto sucediera; el manejo de los mensajes comunicacionales dejó de ser privilegio de unos pocos dueños de medios y periodistas “políticos” y pasó a ser una posibilidad para todo aquel con acceso a una red social. Los orientales y occidentales pueden comunicarse sin el “permiso” de una autoridad, los mensajes pueden ser transmitidos por todo aquel que siente que tiene algo que decir, y los grupos humanos pueden organizarse aunque decenas, cientos o miles de kilómetros los separen. Todos tenemos una voz, de verdad, una voz propia y podemos encontrar a otros con el mismo pensamiento y con las mismas inquietudes.
El mundo ha cambiado, los indignados quieren decir algo y tienen como decirlo, y aunque políticos de otra era como el ex presidente Aznar, recientemente en Guayaquil dijeran que son “un grupillo aislado sin ningún poder de influencia”, la revista Time los elije la persona del año en la figura del manifestante, “The Protester”. Un manifestante que a ratos nos parece que no sabe lo que quiere exactamente, pero tiene muy claro lo que no quiere. Es un comienzo y me siento en primera fila a ver lo que viene. Solo quiero dar una advertencia a estos rebeldes; no se dejen llevar por los sentimientos de rencor, recuerden que lo que todos queremos es un planeta para todos, incluyendo a los que manejaban la economía y el poder mundial.
Mónica:
Una primera y rápida lectura me obliga, más tarde, volver a masticar tantas gruesas y carnosas verdades que contiene su trabajo.
Postura sincera, abierta y llena de nobleza para decir lo que se quiere y lo que se hace, lo que se piensa y lo que de verdad cambia nuestra vida. El universo vive un momento muy especial; otra vez la juventud de las ideas se impone sobre el facilismo de la senilidad mental. Bienvenidas sus reflexiones Mónica, quizá estoy encabezando un torrente de opiniones porque sus párrafos dsesencadenarán reflexiones que obligarán a comunicarlas para que la cadena de transformación mental siga adelante. Primero van las ideas, luego las acciones; bienvenidas. Felicitaciones.
D.Samaniego T.
¿así que se sienta en primera fila a ver lo que viene?
R. Nixon, afirmaba que a él lo sostiene en el poder, la mayoría silenciosa.
el silencio de los inocentes a veces es criminal.
¿así que se sienta en primera fila a ver lo que viene?
R. Nixon, afirmaba que a él lo sostiene en el poder, la mayoría silenciosa.
el silencio de los inocentes a veces es criminal.
Totalmente de acuerdo, vivimos en un sistema en el cual, quienes han llegado a la cima buscan por todos los medios dominarlo y crecer en una forma exponencial, traicionando el principio mismo de la libertad, el principio del mercado que pregonaban, pues éste se basa en que lo mejor debe prevalecer.. pues para este sistema ya no es así, la mayoría de los productos son desechables y solo nos llevan a una espiral de consumo y desechos tóxicos para el planeta que habitamos.. se traiciona la teoría que los llevó a tener tecnología al servicio de todos y retribuirles la justa ganancia.. ya no hay oportunidades para todos, sino un puñado que rige un sistema..
Estimada Sra. Maruri: siento tener que decirle que su articulo de opinion tiene algunas cosas que me llaman la atencion. Si bien es cierto que dice no aceptar el Marxismo por aquello del revanchismo «socialista» ,deja sin embargo la puerta abierta ,para la doctrina social de la Iglesia , lo cual ,para quien lo pueda ver,es otro centro de adoctrinacion socialista con una» piadosa» mascara religiosa.Saludos.
Yo no estoy tan turulata, boquiabierta o admirativa ante los Protesters o como se los llame a los revoltosos de izquierda, como lo está Ud. Sra. Maruri. Disculpe que discrepe.
Por favor tampoco meta a todos los manifestantes bajo la misma colcha. Ninguno de ellos se parece.
Los bobos americanos, son organizados desde Europa por los izquierdistas que añoran la vieja Unión Soviética, hoy convertida en Estado mafioso S.A.
Los americanos son lo que en castizo llamamos: Mamertos influenciables.
Los cabreados árabes, son los jóvenes que solo han conocido a dictadores crueles y sanguinarios. Ellos se organizaron gracias a las nuevas comunicaciones ?Twitter, Facebook, Linkedln, YTube etc ? que fueron puesta a las ordenes del pueblo ?ellos están mas conectados que los desinformados latinoamericanos – por los familiares de los déspotas que se repartían el queso de las ondas hertzianas alegremente, sin saber que con tanto desocupado usando Internet, ellos mismos se tiraban un balazo en las patas.
Así fue en Túnez, Egipto, Siria, Yemen etc. Esos verdaderos Protesters, sí tenían de qué quejarse, puesto que todos o la mayoría tienen diplomas universitarios, como era el caso del ingeniero en informática tunecino Bouazizi, que se inmoló por el fuego. Ellos sí son verdaderos desocupados que han estudiado años, para terminar vendiendo frutas en una vereda, gracias a la pésima administración de los dictadores persas y árabes, amigos del burro Chávez y de sus entenados. Los pobres, no saben que la ignorancia imperante hará de los islamistas medievales, sus nuevos masters.
Los vagonetas españoles son un caso aparte. Son los decepcionados zapateristas que le rogaban a Zapatero que siguiera mal administrando España; que impusiera más izquierdismo, que se radicalizara. Eran tan tontos que ni siquiera se daban cuenta que la causa de sus males, era el comunismo retrogrado del inútil de Zapatero y sus compinches.
Sra Kraus.. para usted todos son bobos, desocupados, ignorantes, desinformados en fin..
Qué poca claridad que tiene ud. Sra Kraus de la humanidad, parecería que vive en una nube rosada, despierte, hay una vida por vivir, tomar coca cola y tener un Ipad no es lo máximo en esta vida.. permítame recomendarle (se que soy muy atrevido) la lectura de Schopenhauer (él sostenía que nosotros somos víctimas de nuestra propia voluntad)..