Acudí con grandes expectativas al Centro Cristiano de Guayaquil, ante la gentil invitación de mis dilectos amigos y amigas, los más altos funcionarios del Ministerio de Educación, quienes hicieron lo mejor posible para que el acto de presentación de los “estándares nacionales de educación” sea todo un éxito. Allí una cantidad impresionante de personas invitadas, desde estudiantes de colegios hasta docentes fiscales y particulares, directivos y una enorme seguridad presidencial nos recibió, habiendo el acto inusualmente comenzado mucho antes de la hora en que se nos invitó. Todo estaba muy bien organizado.
“Los estándares de calidad educativa son descripciones de los logros esperados correspondientes a los diferentes actores e instituciones del sistema educativo. En tal sentido, son orientaciones de carácter público que señalan las metas educativas para conseguir una educación de calidad. Así, por ejemplo, cuando los estándares se aplican a estudiantes, se refieren a los conocimientos, destrezas y actitudes que estos deberían adquirir como consecuencia del proceso de aprendizaje. Por otro lado, cuando los estándares se aplican a profesionales de la educación, son descripciones de lo que estos deberían hacer para asegurar que los estudiantes alcancen los aprendizajes deseados. Finalmente, cuando los estándares se aplican a los establecimientos educativos, se refieren a los procesos de gestión y prácticas institucionales que contribuyen a que todos los estudiantes logren los resultados de aprendizaje deseados”
Como vemos todo el despliegue publicitario y hasta la presencia del mismísimo Presidente de la República en el lanzamiento que hizo el Ministerio de Educación de los estándares nacionales para la educación ecuatoriana, hecho que tuvo lugar en Guayaquil hace varios días no deja de ser un aspecto altamente importante para el presente y futuro del país –si se lo hace carne por parte de los docentes y directivos, así como para los impertérritos Supervisores de Educación-
Arriba, en el segundo párrafo, transcribo textualmente la explicación que dan los expertos ministeriales en los documentos públicos que al haberse difundido son, de hecho, materia de debate.
Mientras escribo el presente artículo me viene a la mente lo que he observado en mis recorridos por las organizaciones educativas guayaquileñas, a propósito de la elaboración de indicadores, estándares, descriptores, entre otras herramientas de seguimiento y medición… sé lo difícil que es encontrar expertos ecuatorianos preparados para hacer este excelente trabajo que nos ha presentado la Ministra Gloria Vidal y por ello felicito a quienes trabajaron este tema…
Los educadores –públicos y privados- hace muchos meses están enfrascados en desarrollar los famosos “descriptores” que las autoridades les exigen a las escuelas y colegios como requisito para el funcionamiento. En algunos casos han sido verdaderos dolores de cabeza el elaborar “descriptores” siendo ésta la clara demostración de la falta de preparación que tienen nuestros maestros y maestras en procesos cognitivos, estrategias cognitivas, tan básicas como la descripción que sólo puede darse luego de una observación bien realizada. Nadie puede describir sin antes haber observado. Así pues, la molestia presidencial de que “estamos atrasados con esto, pues ya llevamos cinco años en el gobierno” y su ulterior orden de que “se contraten expertos nacionales o extranjeros para elaborar los restantes estándares, si es necesario” parece tener sentido.
Si el arduo y muy buen trabajo hecho por quienes elaboraron los estándares no cae en terreno fértil me temo que pasará a dormir –como muchos proyectos- en el limbo. Personalmente creo que es fundamental creer que esto es posible, desde la cabeza hasta el más sencillo colaborador del MEC, capacitación constante y evaluación de los funcionarios, explicación detallada a los padres de familia y a los estudiantes sobre la urgencia de aplicarlos, rendición de cuentas en forma secuencial, pues el disponer de estas herramientas es crucial para avanzar en el siempre apasionante tema de la calidad educativa. Los estándares nacionales de educación son decididamente insoslayables. Mi preocupación va en la dirección de garantizarnos que una labor tan profesionalmente hecha sea cabalmente entendida y aprovechada por quienes son los sujetos y actores directos de los procesos educativos y por quienes se han de encargar de su seguimiento. Si esto no ocurre será otro “saludo a la bandera” y un gran desperdicio.
Este tema me deja una reflexión adicional… Si los educadores ecuatorianos no son preparados en Pensamiento Crítico, en Desarrollo de Habilidades del Pensamiento, en Metodología de procesos, todo esto que hoy celebramos no será sostenible en el tiempo. Urge que los mecanismos ministeriales le den la importancia debida a la capacitación y formación de los docentes, sin ello, nada será posible y me temo que en lo visto hasta ahora hay una frecuente y dolorosa experiencia, en el terreno de la formación docente no hemos avanzado mucho, sobre todo en los aspectos más importantes como el que hoy comento. Ojalá y mejoren las cosas…
Totalmente de acuerdo contigo querido Roberto. Un abrazo, Fátima.