21 noviembre, 2024

Amado Nervo

Luego de este compendio de biografía, empezaré a mandar varias poesías que me han sido pedidas de diversos autores de los cuales ya he escrito algo y que me han sido solicitadas varias veces por algunos de nuestros lectores.

Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo (Amado Nervo) nació en Tepic (hoy Nayarit) en Jalisco (en ese entonces), México, el 27 de agosto de 1870 y murió a los 48 años en Montevideo, Uruguay siete años después de la muerte de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez. Escritor, poeta y diplomático mexicano, perteneció al movimiento modernista. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la lengua.

Estudió en Michoacán, luego en Zamora y el primer año de leyes en El Seminario, a donde regresó posteriormente con el ánimo de hacerse sacerdote, pero urgencias económicas lo hicieron desistir. Colaboró en varios periódicos y revistas como El Universal, El Nacional y el Mundo. Se hace famoso después de la publicación de su novela “El Bachiller” y sus libros de poesías “Perlas negras” y “Místicas”. Fundó y dirigió la revista Moderna, sucesora de Azul.

En 1900 es enviado a París como corresponsal del periódico El Imparcial y fue allí donde conoció a Ana Cecilia Luisa Daillez el 31 de agosto de 1901. Entra en la carrera diplomática y es enviado a varias Capitales de Europa, entre ellas Madrid y luego a Argentina y Uruguay, donde fallece.

El gran amor de su vida fue Ana Cecilia Luisa Dailléz, francesa, quien falleció en sus brazos el 7 de Enero de 1912, por quien escribió su poemario “La Amada Inmóvil” y fue el centro de su vida. En palabras de Amado Nervo en La Amada Inmóvil: “… El lecho vacío me parece desmesurado: Ha de sobrarme la mitad del lecho, y ha de faltarme la mitad del alma.
Frecuentemente coloco una silla al borde de la cama, pegada al sitio donde expiró, y en la penumbra de la alcoba evoco toda una vida: la noche de París en que la conocí, el 31 de agosto de 1901. Yo iba en busca de una muchacha del Barrio Latino, con quien me permitía matar el tiempo, que por aquel entonces, y a raíz de grandes contrariedades, no tenía para mí más que tedio. La muchacha no acudió a la cita y, en cambio, la mano misteriosa que teje los destinos nos puso a Ana y a mí frente a frente. Ella paseaba con una hermana y, según supe después, había salido aquella noche impulsada por un tedio tan grande como el mío. También ella tenía dolores, y su hermana, solícita, angustiada
al verla llorar en el rincón de su casa, insistió para que saliese: —Si tu restes— e dijo—, tu deviendras folie. — Ella se dejó convencer… El arcano iba a arrojarla en mis brazos. Un minuto más o menos, y no nos hubiéramos encontrado. Pero estaba escrito.

Nuestra simpatía fue inmediata; más a pesar de ella, la almita ingenua y temerosa se resistía a entregarse. La vida había sido hosca con ella y tenía miedo: —Yo no soy una mujer para un día— me dijo enérgica, pero sonriente.

—Pues ¿para cuánto tiempo?— le pregunté, entre ligero y ansioso.
—Para toda la vida.
— ¡Está bien!

Y cuando al fin (después de días deliciosos en que la persistencia del amor, aunque no lograba la posesión, ya se la prometía serena) ella se entregó sin reserva al hombre a quien empezaba a conocer y estimar, nos repetimos: «¡Para toda la vida!» Y para toda la vida fue…”

Hay de Amado Nervo muchas hermosas poesías, Quiero ahora recordar Su hermoso poema “En paz”, su “Ofertorio”, Gratia plena” y “El día que me quieras”

En Paz
Amado Nervo

Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste, ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino,
que si extraje la hiel o la miel de las cosas
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas,
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno,
mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno.
Hallé sin duda largas las horas de mi pena,
mas no me prometiste tu sólo noches buenas
y en cambio tuve algunas santamente serenas.
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
Vida, ¡nada me debes! Vida, ¡estamos en paz!

Ofertorio
Amado Nervo

Señor,
yo te ofrezco mi dolor,
es todo lo que puedo ya ofrecerte.
Tú me diste un amor,
un gran amor, un sólo amor,
me lo robó la muerte
y no me queda más que mi dolor.
¡Acéptalo, Señor!
Es todo lo que puedo ya ofrecerte.

GRATIA PLENA
Amado Nervo

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía,
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar…
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era llena de gracia, como el Ave María,
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como margarita sin par;
al influjo de su alma celeste amanecía…
Era llena de gracia, como el Ave María,
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Cierta dulce y amable claridad la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular.
Mas que muchas princesas, princesa parecía;
Era llena de gracia, como el Ave María,
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella, tuvo fin mi anhelar
y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia, como el Ave María,
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

¡Cuanto, cuanto la quise! Por diez años fue mía,
pero flores tan bellas nunca pueden durar.
Era llena de gracia como el Ave María,
y a la fuente de gracia de donde procedía,
se volvió… como gota que se vuelve a la mar.

El dia que me quieras
Amado Nervo

El día que me quieras tendrá más luz que junio,
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cantarinas
irán por las laderas
saltando cantarinas
el día que me quieras

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo, serán cuando me quieras.

Cogidas de las manos, cual rubias hermanitas,
luciendo galas cándidas irán las margaritas
por montes y praderas
delante de tus pasos, el día que me quieras…
y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de las mil y una noches; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte, un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos,
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

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5 comentarios

  1. que hermosos poemas de Amado Nervo, no sabia a que edad habia fallecido, joven, pero no es la cantidad de años que la persona vive, sino la intensidad en que se vive, divinos los poemas, imposible olvidar: era llena de gracia, como el Ave Maria,
    ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar! realmente,precioso

  2. Muchos lectores cuando leen La Amada Inmóvil, se topan con un cuarteto- frase. Extraigo los dos úlimo versos:
    «Ha de sobrarme la mitad del lecho y ha de sofaltarme la mitad del alma».
    La frase es de Juan Pérez de Monalbán, (1602-1638)en su Teatro ¿completo?.
    Recomiendo buscar al autor y verificar. A veces cuando se transcrbe una obra no se entrecomilla, y se coloca por separado del texto de quien la cita.
    Parece que fue caso en la edción de una de las tantas ediciones de obras completas de Amado Nervo.

  3. ES MUCHO LO QUE SU SEDI’O EN LA VIDA DE JOSE’ AMADO RUI’Z DE NERVO TENGO 9 AÑOS Y NO ENCUENTRO NADA IMPORTANTE SOBRE EL QUIERO UNA BIOGRAFIA.

    NACI EL 12 DE 10 DE 2004

  4. Hermoso lo que hace el Dr. José Fernando Gómez hace , poner de relieve la obra poético de autores insignes como Amado Nervo . Felicitaciones y adelante con artículos de este tipo !!!!

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