21 noviembre, 2024

¿Si yo no ayudo a solucionar quién lo hará?

A pesar de no confiar en la bondad natural de la humanidad, pienso que debemos trabajar incansable e incondicionalmente en crearla. Aunque nos toque hacerlo persona por persona – CBA

En nuestra sociedad como en todas a lo largo de la historia sobran los problemas y escasean las personas dispuestas a ayudar a solucionarlos. Pensamos a veces que necesitamos un título o cargo para involucrarnos. El de ciudadano responsable basta.

Pensamos que son cosas tan grandes que no las podemos hacer y no recordamos a los sabios chinos de antaño que decían que un viaje de mil años empieza con un paso.

Pensamos que ese no es nuestro deber, ¡ese es el verdadero problema! Que otros deben hacerlo. Incluso les estamos pagando para que lo hagan. Pero lo cierto es que las necesidades son tantas que estos no se abastecen y tenemos que involucrarnos.

Cometemos un error cuando nos vanagloriamos por los méritos de nuestros antepasados, o cuando pensamos que esos merecimientos nos mejoran en algo a nosotros. Debemos estar orgullosos de nuestros antepasados por sus méritos y verlos como un ejemplo. Pero cada uno que tenga méritos propios

No debemos sentir miedo, ni estar tristes sin causa, no nos dejemos impresionar ni siquiera por la enormidad de la montaña o la profundidad del mar, porque es verdad que todos quisiéramos vivir aquí como si fuera el cielo; pero el mundo no es así. Pasamos momentos difíciles y confusos pero estos son también desafíos y oportunidades. A la tragedia hay que verla como herramienta para ganar sabiduría, no una regla según la cual vivir. No vivamos derrotados. ¡En la vida hay que luchar! Veámosla como una comedia. En base a esto debemos salir de la sombra por medio de actos. La mediocridad no tiene cabida en la visión del futuro de los ecuatorianos. Debemos cultivar una actitud mental basada en la cultura del actuar.

Para cambiar la cara del Ecuador primero tenemos que cambiar cada uno de nosotros nuestro corazón y ponernos a ayudar. Tenemos nuestro trabajo que nos da ingresos, debemos hacer otros de voluntariado. Es nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y para con los demás.

Incluso al ayudar nos damos cuenta que la que sale mayor beneficiada es nuestra alma. Pero en todo caso analicemos esto: Si nosotros no lo hacemos, ¬¿Quién lo va a hacer?

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La verdadera victoria del hombre es vencerse a uno mismo. Cuando estás en una competencia es mayor victoria mejorar tu propia marca que ganar la competencia, aunque esta última sea la que te de la medalla de oro. Tu verdadero logro es lograr hoy, algo más que ayer. Es más, si en una competencia te pones a mirar como viene el que te sigue, es muy probable que esa distracción o ese nerviosismo te haga perder la concentración y pierdas la competencia.

Nunca compitas contra los demás, compite contra ti mismo y tendrás mucho más éxito en todo lo que hagas. No hay competidor más duro y al mismo tiempo tan a tu alcance como tú mismo.

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