El Oscar al mejor actor…

En mi especialidad sabemos que los psicópatas son seres que carecen de buenos sentimientos. Son individuos para los que solo será bueno lo bueno para ellos y malo lo que malo para ellos.

También sabemos que el paciente con peor pronóstico e incurable, es aquel que no tiene conciencia de su enfermedad. El individuo que ni siquiera sabe que está afectado mentalmente, resulta altamente peligroso para sí mismo y para la sociedad.

La estupidez relativa es una patología que describe la conducta de un estúpido muy bien constituido, que siempre se rodea de estúpidos relativos para que lo aplaudan o lo adulen.

Tuve la suerte de no verlo; sin embargo lo oí.

Me pareció una apología al cinismo y la mayor muestra de desprecio, irrespeto y ofensa hecha hacia nuestra inteligencia.

Lo que verdaderamente sucedió fue que su majestad se vio forzado a una retirada obligada por las fuerzas democráticas internacionales. Trató de disimular su derrota y disfrazarla tras una pantalla de magnanimidad, tolerancia y un perdón no sentido.

Fue un paso político calculado para dar marcha atrás a una vergonzosa intentona de coartar la libertad de expresión. Todo esto es la consecuencia de los exabruptos de un autoritario que debió recular para no demostrar ante el mundo y el país, una prepotencia sin límites que trata de silenciar la libertad de expresión a punta de los enjuiciamientos y el miedo.

Un mandatario que utiliza una cadena nacional para perdonar una sentencia emitida sobre un juicio privado, está mal utilizando los recursos del estado.

¿Cómo se explica la presencia de invitados protocolariamente obligados a escuchar el magnánimo acto de misericordia y perdón de un juicio privado que solo le compete al que acusa y al acusado?

Igual que en la última consulta, perdiendo otra vez su majestad cree que ganó.

La opinión internacional y la presión de todos los voceros representativos de la democracia, condenaron un acto que siendo privado fue ganado con las influencias del poder público.

Cuando su majestad habla de perdón, poner la otra mejilla y de tolerancia, ni el mismo se lo cree.

A nadie se le ocurre pensar que quien dice eso es un ser bondadoso, tranquilo, razonante y tolerante.

Todo esto es un parapeto político porque sabe qué se le está desmoronando su popularidad y que tiene a su peor enemigo en sí mismo.

Si este acto de “magnificencia” fuera un acto de real convicción de perdón hacia sus enemigos por la condonación de una sentencia y el gesto desinteresado de no ganar los cuarenta millones… ¿Entonces porque no perdonó también al banco del Pichincha y les devolvió los seiscientos mil dólares que ya cobró?

Todo fue un tongo. Fue un acto ejecutado por quien ya no tenía más argumentos para sostener una mentira con sus consecuencias.

Mientras hablaba, en mi mente recordaba a Calígula con el dedo pulgar hacia abajo frente a la inocente muerte de un cristiano en el circo. También imaginaba al pueblo en el coliseo que le gritaba en coro: ¡que viva! , ¡Que viva!… también pensaba como el encarnizado emperador en un acto de “suprema magnificencia y sensibilidad” muy contra su voluntad, volteaba el pulgar hacia arriba y perdonaba al cristiano condenado.

Según su majestad este fue un acto de conciencia.

Eso es verdad ya que tuvieron la conciencia de que el abuso y la prepotencia habían ido tan lejos, que podían arriesgar toda su credibilidad y como no tenían una salida prepotente para lo que se les venía, se hecharon para atrás. Por eso a la menor insinuación de alguien con sentido común se pensó que el perdón evitaría que el incidente se vuelva mayor, se escapara de su control y peor que no le diera réditos electorales.

Lo que nunca entenderá este individuo es como por la obsesión de una venganza, se ha consumado la irresponsabilidad de perder un año de tiempo en perjuicio para la patria.

Esta irresponsable pérdida de tiempo y energía usada en un juicio privado, debió ser usada para gobernar en función de todos los que componemos al país.

En este juicio maltrecho, perdimos todos como sociedad. Cada uno de nosotros somos perdedores ya que se nos obligó a vivir durante un año una situación de prepotencia y manipuleo de la justicia en un problema personal.

Un problema particular, de ninguna manera puede comprometer la postura internacional de nuestro país al no respetar un acuerdo firmado entre el estado y la comisión interamericana de los derechos humanos.

Su majestad no es el estado y mucho menos el dueño de nuestro país.

Si la comisión pidió medidas cautelares al estado, el estado debió aceptarlas por que el estado no es su majestad, ni de su majestad.

En la comedia misericordiosa oí a un individuo que ni siquiera tenía conciencia de la realidad en lo que ha pasado. Lo que se oía es a un grupo de aplaudidores que vitoreaba al protagonista en su más grande derrota. Nadie puede reclamar un derecho para sí mismo sin reconocer ese mismo derecho para los demás.

Si su majestad ha hecho todo esto disque por defender su honra de quienes lo injuriaron, entonces ahora más que nunca deberá entender que defenderé la mía hasta con mi vida por los insultos que me profirió.

Violador, perro, farsante, ladrón, miembro de una banda delictiva, fueron afirmaciones emitidas por él hacia mí.

Por eso soy el único que le ha logrado iniciar un juicio y usando todo su poder e influencias estoy demandado en veinte juicios por la suma de cuatrocientos millones de dólares.

Lo del magnánimo acto de misericordia y perdón simplemente fue una salida política a una pérdida de popularidad y la evidencia que tenemos entre nosotros al verdadero ganador del Oscar a la mejor actuación masculina.

Estoy casi a punto de creer que lo sucedido lo habrá disfrutado por carecer de buenos sentimientos. Estoy convencido de que no tiene conciencia de lo malo que tiene en su interior. Lo cierto es que un grupo de seguidores relativos, lo rodeaban, lo aplaudían y lo adulaban.