A diferencia que en crisis anteriores, las relaciones actuales de occidente y el país persa nunca han estado tan cerca de revolverse en territorios de confrontación bélica. Esta crítica situación incita a que los ojos y corazón del mundo se enfoquen en esta conflictiva área asiática, donde Irán tiene un record de no cooperación y de escasez de amigos en la comunidad internacional. Sin embargo, es importante recordar para cualquier análisis político y diplomático, que China, Rusia e India, mantienen importantes vínculos de interés comercial con el país persa, donde la clase clerical conservadora, acaba de adquirir mayor poder político tras las elecciones en las que fuera derrotado el presidente Ahmadinejad. No será nada raro que el mundo tenga que enfrentarse con posiciones más radicales y menos comprensibles a sociedades donde la democracia tiene fronteras y limitaciones diferentes.
Irán se encuentra intentado proyectar fuerzas a la comunidad internacional y enviando clarísimas señales de que no está dispuesta a negociar con modestia, mientras se encuentre soportando la arremetida sin precedentes de sanciones y aislamiento impuestos por Occidente.
Sin embargo que Israel es el único gobierno que ha acusado oficialmente a Irán de poseer un programa nuclear con intenciones bélicas y de amenazar con unilateralmente tomar mediadas militares, los Estados Unidos y los países europeos tambalean al momento de tomar decisiones más drásticas, sin lamentablemente, archivar las posibilidades de entrar en un conflicto armado con Irán. A pesar de ello, los sondeos realizados a los ciudadanos israelitas despuntan a que la población aspira a que sus líderes políticos encuentren una solución que no incluya los horrores de la guerra, especialmente si Estados Unidos no participa en dicho plan. Una solución diplomática es el único recurso posible a este conflicto que podría tener efectos apocalípticos si Tel Aviv decide unilateralmente tomar los cuernos del toro con sus propias manos.
Finalmente Irán ha aceptado sentarse en la mesa de negociaciones y ha dado esperanzas para que una solución diplomática, aunque muchos la consideren optimista, tenga las posibilidades de ser exitosa. Invertir en un proceso de negociaciones sostenibles y entender que todos los actores involucrados deben comprometerse con una filosofía de paz y no de intercambios de ultimátum y amenazas que lleve al mundo a una situación de caos insuperable, es imprescindible para los actores que ocuparán las sillas alrededor de la mesa de discusiones. Pero también es importante que las negociaciones se enfoquen en un marco donde se asegure a Irán la eliminación de castigos y resentimientos de pecados pasados, así como hacerles entender la posición internacional sobre los derechos a su programa nuclear, los mismos que deben ser discutidos y fundamentados en las preocupaciones que han precipitado las posibilidades de una guerra; esto es, un programa nuclear con fines bélicos.
Lo que la comunidad internacional necesitar sopesar, es que sin embargo de las preocupaciones sicológicas y de seguridad que, con razón, han secuestrado la posición israelí, no se puede violentar el derecho que tiene el pueblo iraní ha mantener un programa nuclear que debería ser limitado y monitoreado por la comunidad internacional.
Lo lamentable de la realidad de las soluciones diplomáticas es que estas toman un sustancial periodo de tiempo para que empiece a florecer el éxito de sus alcances, es irrazonable pensar que estas van a dar resultados rápidos y peor aún inmediatos. El problema fundamental está en la desconfianza existente entre Irán y sus principales detractores, adicionada a que Israel asume que conceder más tiempo es inaceptable debido a la posibilidad de que Irán desarrolle armamento bélico. Es decir, la cuestión de tiempo es inmensurablemente crítica para la consecución de un acuerdo basado en diplomacia.
No le queda otra alternativa al mundo liderado por el Presidente Obama que tomar riesgos que puedan finalmente cosechar esa dificultosa paz. Por muy difícil y tormentosas que sean las rutas de este camino, son infinitamente menos intensas que las cicatrices que se marcan en una guerra.
Saludos. Pese la poca simpatía que tengo por Israel, y la mucha por Persia, el contenido del artículo es sumamente razonable con gran veracidad.
Napoleón Sotomayor