Desde niña tuve problemas con la concentración, porque desde niña he tenido una imaginación muy activa. Decía Santa Teresa que la imaginación es “la loca de la casa”. Si lo tomamos como una ecuación o algún tipo de problema algebraico el resultado es: Desde niña he estado loca.
Además recuerdo que no podía estar en un mismo lugar por mucho tiempo. Eso me pasó inclusive hasta en la secundaria. Más aún, hasta en la universidad. Me salía del aula o de la “jaula” como solía decir del lugar a donde daban las clases y simplemente me iba a pasear por ahí. Cuando estaba en preparatoria, habré tenido unos cinco o seis años, me cambiaba de aula a la del profesor que me parecía más guapo, y tenía la cara dura de decir que ese era el motivo. Siempre fui sincera.
Más grandecita, simplemente salía de clases porque me aburrían la física y las matemáticas o había entendido rápidamente lo de la lógica y la ética; si eran historia o literatura pensaba saber más que las profesoras, seguro yo estaba equivocada, ellas sabían más, pero en ese tiempo yo era un tanto sobrada. En esos aspectos.
Quiero decir, que a más de repelarme, bajarme en conducta, enviarme a la biblioteca, e inclusive recibir una nalgada de parte de un director y un reglazo en la mano de parte de una profesora, nadie me enseñó a concentrarme, a mantener mi imaginación bajo control (cierto control) y a estar quieta en un lugar, prestando la debida atención.
Al alumno hay que prepararlo. Es como cuando vas a hacer pizza, primero preparas la masa.
Se debe partir de la educación de los pensamientos y de las emociones para evitar perturbaciones que resultan luego en calificaciones bajas, pérdidas de año escolar, y por sobre todo, baja autoestima y desánimo en los estudiantes.
Aclaro, que gracias a Dios, no tuve que pasar por lo anterior en mi proceso educacional, pero sí he vivido de cerca lo que una educación mal llevada en escuelas y colegios, acarrea en los alumnos. Y no es que intento presentar a los estudiantes como unas víctimas. Aunque siendo sinceros si lo son, de un sistema educativo, en su mayoría, medio obsoleto.
Conquistar la mente para lograr concentrarse y prestar atención. Son aspectos que deben empezar a trabajarse en casa, desde los mismos padres y enseñar esto a los hijos desde que son pequeños.
Un pilar importante, y que nos llega de las antiguas enseñanzas orientales, es aprender a concentrarse primero en la respiración. Aprender a respirar cómoda, relajada y profundamente. Saber que somos capaces de girar la historia que nos han enseñado sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Podemos concentrarnos en nuestra respiración, modificar nuestro ritmo cardiaco y desde ahí, empezaremos a atender más, a concentrarnos mejor, a aprender. Luego cultivar los talentos y motivar las desventajas. Es decir, ser mejores en lo que somos buenos y aprender a ser buenos en lo que no lo somos. Una educación que deje a un lado el premio-castigo y el autoritarismo estúpido que no es ni humano ni cristiano (para los colegios que dan formación religiosa). Una educación global, y no excluyente. Realista, no “idealista”. Una educación que enseñe a vivir y a sobre vivir, que vaya más allá de que mamá y papá llevan tilde en la “a” porque son agudas terminadas en vocal y que dos más dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho, dieciséis.
EXCELENTE COMENTARIO….¡¡¡¡ Y MUCHO MAS TOMANDO EN CUENTA QUE PROLIFERAN LOS COLEGIOS QUE NO TIENEN NADA DE ENSEÑADORES SINO DE «VENDEDORES DE SERVICIOS», PUES LO QUE MÁS SE VE SON GIMNASIOS, AULAS CON TODA CLASE EQUIPOS ELECTRÓNICOS, UN RELLENO DE MATERIAS QUE NO SON OTRA COSA QUE LA MISMA PERO DESMEMBRADA O RECORTADA EN PARTES PARA DARLE TRABAJO A MUCHOS PARA QUE COMPLETEN SUS PRESUPUESTOS, BUSES, Y LO QUE MÁS ES EL ELEVADO COBRO POR MATRÍCULAS, PENSIONES MENSUALES, DERECHOS DE TODA CLASE Y ETX, ETC, ETC, ETC, ETC,….???????- PERO..CIENCIA…
MUY POCO, POR ESO LA VERDAD DE NUESTRO PRESIDENTE QUE «LLORÓ» EN LAS UNIVERSIDADES EXTRANJERAS A LAS QUE ASISTIÓ.-
Karina: Me parezco a ti, solo que aún hoy me cuesta quedarme quieta y tengo que hacer algo siempre, aunque sea conversar con Dios y escribirle cartas. Tengo un hijo maltratado por la pedagogía «católica» que solo aprendió a portarse peor. Lo recupero un centímetro cada día y unos días retrocedo cuatro centímetros. Gracias a Dios es un chico muy talentoso y sus papis lo adoramos y lo acompañamos en el camino. un abrazo