Decir Abril como decir Septiembre. Cualquier mes vale para recordar las cosas buenas que nos ha dado la vida. Decir Abril en nuestro país es decir además ¡lluvias mil! Y así fue hace muchos años, un trece de abril. Una noche bañada en un aguacero, una lluvia torrencial. Esa noche mi esposo y yo fuimos, pese al mal tiempo con buena cara, a casarnos en la capilla de la casa hogar, Amigos de Jesús. Con dos seminaristas por testigos y la cuidadora de los niños por madrina, nos prometimos ante Dios estar juntos en la pobreza y en la riqueza, en la enfermedad y en la salud, en las buenas y en las malas, (para acortar un poco) hasta que la muerte nos separe.
Abril, te extraño.
El tema de este artículo debería ser sobre el buen ciudadano. Pero este mes y ésta época sobre todo son tan importantes para mi, que parecería que he cambiado el tema, pero no, no es así. Ser un buen ciudadano es primero ser una buena persona. Ser buena persona se practica en casa. Los que viven a nuestro lado son el prójimo. Como decía mi abuela, no tiene chiste ser “luz de la calle y oscuridad de la casa”. La luz que irradies debe alumbrar primero al que comparte tu techo y debe irradiar más aún al que comparte tu vida.
Ser un buen ciudadano es cumplir con los deberes y derechos que tenemos como personas, lo que va más allá de lo decretado por las leyes civiles, las mismas que en ocasiones resultan absurdas e inclusive atentatorias de los mismos derechos ciudadanos. Hay una frase clave en todo esto, la dijo Jesús de Nazaret. Jesucristo dijo algo así: Haz a los demás todo el bien que desees que ellos hagan contigo. Puede ser algo así también: No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti. En todo caso al final dejó claro, que en eso consisten la ley y los profetas. En esa expresión quedo la clave de este asunto. Ser buen ciudadano es hacer a los demás lo que nos gustaría que los demás hicieran por nosotros. Diríamos, lo bueno que quisiéramos tener de los demás. La casa limpia, las tareas a tiempo, el afecto sin medida, la solicitud en los gestos y acciones, etc. ¿Qué quisieras de los demás? ¡Dalo tú primero! Da ese gran paso. El que siembra cosecha, esa ley es cierta. Y da sin esperar. ¿Por qué? Porque es la mejor defensa contra las decepciones. Cuando te pones expectativas puede que termines decepcionado. Limpia tu alcoba sin esperar que te premien por ello. Lava los platos y no estés atento a que si te dan o no las gracias. Haz lo que debas, haz lo que tengas que hacer, y en lo posible hazlo con amor.
Ser un buen ciudadano es pensar luego existir. Lo que quiere decir, que pensemos antes de abrir la boca para decir lo que se nos ocurra. Eso que vamos a decir, ¿sirve de algo o le sirve a alguien? ¿Estoy hablando de los demás como me gustaría que los demás hablaran de mí? Son breves lecciones de “aprendiendo a vivir” como le llamo a toda esta tarea de ser mejor persona cada día, lo que debe abarcar muchos aspectos. Las relaciones personales son un aspecto, y esas relaciones empiezan en casa. A mi también me sucede que hago el mal que no quiero hacer y el bien que quiero no lo hago. A San Pablo le solía pasar. No porque escriba y “de consejos” quiere decir que no me equivoco. Al contrario… Muy lejos está ese abril de mis recuerdos más preciados.
No olviden la clave: hacer a los demás todo el bien que deseen para sí mismos.
Gracias por la sencilla manera de recordarnos vivir. Feliz aniversario!.
Usted es una maravillosa escritora que aporta mucho con sus artículos, pues que Dios la bendiga y que sus Abriles sean de gratos recuerdos y de satisfactorias realizaciones como ésta que hace al alimentar el espíritu de los lectores con ideas claras y liberadoras, un abrazo cristiano
Asi es muy lejos apenas recuerdos ojala fueran los buenos
Solo seguir a Cristo no hacer lo que nos gustaria que mos hagan o mostrar la otra mejilla .
Con estos sentimientos
VAR