La importancia de saber respirar: ¡clave para la salud!

Por lo general esperamos enfermarnos para empezar a preocuparnos por nuestra salud; por restaurar nuestra salud. Cuando lo ideal es ir creciendo cada día e ir aprendiendo a conocer nuestro cuerpo y su funcionamiento. La fisiología o funcionamiento del organismo no es algo que atañe solo a los médicos o a los científicos. Todos estamos llamados a conocernos, es la mejor manera de iniciar, si se quiere decir así, la prevención de futuras afectaciones a la salud.

Lo más importante dentro de nuestro funcionamiento orgánico es sin duda la respiración. Hay que respirar para poder vivir. Quien no respira, simplemente, está muerto. (No anda de parranda).

Algo sucede y desde que somos pequeños vamos adoptando tipos de respiraciones inadecuadas. Superficiales, rápidas, entrecortadas, en fin, con alguna dificultad. Lo cierto es que no oxigenamos a todas las células orgánicas debido a esa inadecuada respiración. Es que la realidad indica, le damos mayor importancia a las tareas, a hacer cosas, a ir rápidamente de un sitio a otro, inclusive a alimentarnos y relacionarnos apresuradamente. Rara vez o nunca, nos detenemos a observar nuestra respiración. Y como se dijo antes, es lo esencial si estamos vivos. Al conocer y re-conocer nuestra respiración, al “conectarnos” con este acto que parece una simple acción mecánica-fisiológica, estamos dando un gran paso en el conocimiento de nuestro ser y en el mantenimiento de nuestra salud; no solo física sino mental y emocional.

Con la respiración podemos dominar ciertos dolores y malestares, controlar por ejemplo, el dolor en las contracciones uterinas durante el parto, controlar el dolor producido por el paso de cálculos en la vesícula, relajar la tensión muscular anormal, reflejada en dolores musculares de la espalda, etc. Obviamente la adecuada respiración debe ir acompañada de un plan de vida saludable, lo mas saludable posible dentro del medio en el que vivimos.

Quiero decir, no debemos pensar en irnos a vivir al pie del mar si estamos en la sierra, es solo adecuar una manera saludable de vivir en el entorno a donde estamos inmersos.

Lo primero dentro de las prácticas indeseables, no solo malas, sino realmente indeseables, es dejar de fumar y alejarse en lo posible de quienes lo hacen. (Lo que es además una manera de evitar la tentación si usted es o ha sido fumador)

Se requiere para la salud respirar un aire puro, lo menos viciado posible. Aquí se incluye dejar, si es posible, de frecuentar lugares a donde el aire esté viciado por contaminantes.

Se agrega la práctica alimentaria. Es decir el consumir alimentos que realmente cumplan esta función, la de alimentar no de llenar. Para que la respiración fluya de manera correcta es recomendable que el estómago no se encuentre completamente lleno. Si cabe el término “dejar un huequito” o un espacio libre en el estómago.

Llega la parte en que debemos darnos cuenta de cómo estamos respirando. Lo haremos mediante ejercicios respiratorios.

Una técnica fácil es ésta: póngase de cúbito dorsal, es decir acuéstese boca arriba, “despatúrrese”, caiga con la mayor comodidad posible pero con cuidado, porque no lo va a hacer sobre la cama, hágalo sobre una superficie dura, (el piso), con las piernas y los brazos abiertos en una especie de semi cruz. Coloque las palmas de las manos de la siguiente manera: mano derecha sobre el abdomen, mano izquierda sobre el tórax (pecho). ¡Respire! Antes, espero haya cerrado los ojos. Concéntrese en la respiración. ¿Siente que se infla el abdomen? ¿Siente que no se infla? ¿Siente movimientos en el pecho? ¿Respiró? ¿Por la nariz o por la boca? ¿Todas las anteriores?

Bien, como esto no es un cuestionario de respuestas múltiples, le diré como debe respirar. En la misma postura anterior, con los ojos cerrados para ayudar a concentrarse en la respiración, con la boca cerrada también, primero tome una inhalación profunda por la nariz (por las dos fosas nasales) pero hágalo lentamente, inhale despacio, sin ninguna prisa, cuente hasta tres mientras inhala. Luego ese mismo aire, intente retenerlo contando hasta tres, después, lentamente lo va exhalando por la nariz, contando igualmente hasta tres. Este es el primer paso.

El segundo paso es igual, solo que va a tomar atención a sus manos. Al inhalar, es decir al introducir el aire, su abdomen debe “inflarse” el aire tiene que llegar ahí, abajo, a la “barriga”. Al exhalar, al hacerlo lentamente intente ir vaciando ese abdomen, hundiéndolo lentamente, expulsando ese aire hacia arriba, para que salga. Notará que automáticamente, sin usted hacer esfuerzo alguno, la inhalación siguiente llegará por si sola. ¡Hay que volver a llenar esos pulmones de aire! Eso es algo que sus células corporales lo saben y actúan sin que usted se los recuerde.

Repita el ejercicio unas seis a diez veces, por la mañana y si puede por la noche. Sería bueno que la cuenta en inspiración-retención-exhalación, llegue hasta seis. Seis al inhalar, seis al retener y seis al exhalar. Pero todo es poco a poco. Esta respiración es llamada abdominal o completa. Y practicarla será de mucho beneficio para su salud. Es más, respirar bien y oxigenarnos correctamente nos ayuda a aprender mas en el estudio, a desempeñarnos mejor en el trabajo, a reducir el estrés y a sentirnos mas animados (lo que quiere decir con mas vida).

Son pequeños tips para aprender a vivir, no los supe desde siempre, también los he aprendido en el trascurso de los años. Pero como son de mucho beneficio y valor los comparto. No importa si un día nos olvidamos de hacerlos, recordemos que cada instante de la vida es una oportunidad para comenzar otra vez. Estos ejercicios respiratorios conviene hacerlos con el estómago vacío. Mínimo dos horas antes no se debe ingerir alimentos.