Durante la semana que pasó, el Ecuador se vio polemizado por dos renuncias. La primera, la del presidente Correa, quien anunció su retirada oficial a participar de la VI Cumbre de las Américas. Cumbre, que finalmente probó su fracaso. Mas allá de servir de escenario para una que otra escaramuza interesante, liderada por las noticias de la mala conducta de los funcionarios del servicio secreto destinado a proteger al presidente Obama, la retirada apresurada y molesta de la Cumbre de la presidenta argentina y la agresión verbal del Canciller Maduro al presidente norte americano, no nos dejó al continente ningún acuerdo beneficioso a corto ni mediano plazo. Los diarios alrededor del mundo apenas le dedicaron unas cuantas líneas al evento, dándole mucho mayor protagonismo a los sucesos en Siria, a las conversaciones de Estambul, a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y a las celebraciones por el centenario del nacimiento del controversial padre de la patria norcoreana.
Una cumbre sin consensos, en la que lo único que nos quedó muy claro es que estamos verdaderamente lejos de esa soñada integración. Se sintió todavía al norte muy distante y mirando hacia otro lado. Sin dejar de reconocer la importancia comercial que nos une, se hicieron más claras las prioridades a los principios y su prácticas que nos separan.
La otra renuncia, que guardando las respectivas distancias, me atrevo a comparar con la conocida como “Guerra Buena”; donde los buenos muchachos de la coalición finalmente doblegaron a ideólogos absolutistas. La “Renuncia Buena”, la del vice canciller Lucas, debe ser una de las deserciones más esperadas por vastos sectores productivos del país, por funcionarios de carrera del servicio exterior, por periodistas, por una importantísima cantidad de ecuatorianos que simplemente no se podían ver representados por el ex funcionario Vicecanciller, y no dudo, que muy esperada también, por una importante cantidad de autoridades del mismo gobierno.
No se trata de dudar de las capacidades y convicciones del señor Lucas, pero su extremismo ideológico y sus cualidades comunicadoras inoportunas, seguramente serían más útil en áreas sociales o en las áreas que acreditan los numerosos diplomas listados en su hoja de vida, publicada en la página web de la Cancillería ecuatoriana.
Culpa el ex funcionario de su salida a otros miembros del gobierno a quienes insiste en identificar como representantes de la derecha, para quienes la estructura de sus grandes responsabilidades debe ir más allá que la cerrada teoría del pensamiento filosófico del señor Lucas. Lo que parece desconocer el renunciante Vice Canciller, es que a los funcionarios a quienes acusa de su caída son las cabezas responsables no solo de fortalecer el sector privado y productivo del país, si no también de abrir caminos para su crecimiento. Este sector, es un importante generador de divisas, empleos y tributos necesarios para mantener el presupuesto del estado. Sector esencial para la sobrevivencia y equilibrio de la economía ecuatoriana.
Deng Xiaoping, el gran líder de las reformas chinas, en 1962, en la Conferencia de Guangzhou sobre “Como restaurar la producción agrícola”, pronunció la que quizás sea su cita más famosa: “no importa si es un gato blanco o un gato negro. Es un buen gato si atrapa ratones”. Den Xioping se refería a la implementación de políticas que en esa época se consideraban enemigas de la filosofía misma del comunismo. Para Deng, lo que importaba era mejorar la producción para consecuentemente optimizar los niveles de vida de la empobrecida clase agrícola. Deng sobrevivió a las terribles purgas ideológicas comunistas para finalmente liderar un movimiento de cambio hacia el progreso y la apertura económica y comercial de China.
El Ecuador necesita en esos puestos claves de pensadores independientes, que compartan con el presidente Correa las mismas convicciones de responsabilidad social que tienen los sectores productivos así como el cambio necesario a modelos injustos donde solamente se beneficie al capital sobre el ser humano. Se requiere de funcionarios que logren entender la importancia de mantener el equilibrio entre la filosofía política, la economía y las relaciones internacionales. En la práctica, el funcionario saliente, solamente aprobó el primer requerimiento y no le quedó otra, que presentar al país su renuncia buena.
Ya es hora de que el presidente Correa encargue el ministerio de rr.ee. a verdaderos diplomáticos de carrera, de amplia experiencia y ecuatorianos de nacimiento. El país no es su hacienda particular y ya conocemos que sus asambleístas se someten al vasallaje y permiten que el prestigio del país ruede pòr el cieno. Los alzamanos de país son cómplices del pésimo manejo de este ministerio.
I. Hurtado
Uf! Por fin se largó ese bufón! Me refiero al otro, al que fungia de Vice Canciller. Fuera con esa gentuza de cerebro encojido y malas intenciones. Nadie se acordará de ese idiota.
En cuanto a la no asistencia de Rafael Correa a la gran misa del continente americano, ¡Uf! Fue un maravilloso alivio, pues por un lado nos ahorró la vergüenza de su arrogancia y su poca sapienza, cuando sale dizque a representarnos al extranjero. No le hizo falta a nadie, con certeza.
En lo que respecta al papelon jugado por los burros libidinosos del Servicio no muy Secreto, del mandatario Obama; eso sí ha sido una gran vergüenza, para la institucion americana. Esas cosas pasan cuando el gran jefe, es un inepto, y todos sus funcionarios se sienten al abrigo, o cubiertos por la impericia del jefe. Sin ir muy lejos vea lo que sucede con el corrupto e incapaz hombre-orquesta, Patiño Ordoñez. Él sabe que puede contar con la eterna venia de su comprometido jefe.
Es cierto que Deng Xioping, buscaba la mejor formula para sacar a su gente de la miseria, como consecuencia de sus ideas obtusas, pero se cuenta que mas impactante fue para él, haber visitado Singapur, y haberse quedado con la quijada colgando ante tanta prosperidad. Y es desde entonces que en China se practica el mercantilismo, asociado a una dictadura derechista anacronica. El comunismo quedo para los tontos, y la platita para sus sapos dirigentes.
Disculpe que no me haya puesto guantes para reaccionar ante esas dos renuncias, que nos llenaron de regocijo.
Buen artículo. Sobrio y equilibrado. Felicitaciones.