25 noviembre, 2024

¿Hay otra vida?

Después de esta vida, ¿hay otra?
¿Cómo será esa vida?
Se habla de que no habrá sufrimiento, que todo será alegría, ver a Dios.
Algunos ateos se solazan diciendo que ellos no tienen interés de verlo.

Lo único cierto es que todos algún día moriremos. De eso sí no nos libraremos. Todos en algún momento, o han muerto o morirán tarde o temprano. Para algunos (y así lo dice la Biblia), será el fin del sufrimiento, para otros, el inicio de éste, y para la gran mayoría, ¿Qué?

¿Hemos reflexionado lo suficiente sobre esto? Si tenemos consciencia de lo que somos y de lo voluble de nuestro carácter, debemos agradecer el poder pensar que Dios es eterna y completamente misericordioso, porque gracias a ello, tendremos la oportunidad de llegar al cielo y salvarnos, no por nosotros sino por su misericordia, de asarnos en el infierno.

Yo me he puesto a pensar sobre este futuro que nos espera y sobre las dudas que al menos a mí me golpean incesantemente el alma, de que si habrá o no habrá un cielo y un infierno, que si las almas del purgatorio…

Y si Dios se porta tan magnánimo que deja que cada alma tenga el destino que elige? Y que el que cree que después de esta vida no hay nada, pues para él no habrá nada después, y para el que crea que sí lo hay, si habrá una vida eterna.

Ninguno de los que han vuelto a vivir ha visto el cielo o el infierno, lo más que han visto es su cuerpo y lo que están haciendo por resucitarlo. Vicka y Jakov dos de los videntes de Medjugorje, fueron llevados por la Virgen a ver el infierno. Ellos no hablan de ello, sólo dicen que sí existe, lo mismo que el cielo. Creo, con Fray Miguel de Guevara, que en realidad no importa si hay cielo e infierno o si no lo hay. Lo que importa es lo que hacemos en la tierra No nos debe mover ni el cielo prometido, ni el infierno tan temido. Lo que sí nos debe mover es pensar que hubo un hombre que pasó por el mundo, que fue injustamente golpeado, vejado y crucificado por enseñarnos a nosotros el camino, que no le importó dar su vida por salvarnos, porque creía en nosotros, porque sabía que éramos creación de Su Padre.

De todos modos, para los escépticos que necesitan ver para creer, quiero decirles que conozco muchas personas que al final de su vida han reflexionado y creído y que me ha dado pena ver su sufrimiento aquí en la tierra por no haber creído en la palabra del Hijo de Dios.

En el libro de los Proverbios, si no me equivoco, dice “A Dios rogando y con el mazo dando.” No esperemos a estar al borde de la muerte para cambiar. Busquemos siempre la justicia, no el orgullo. Busquemos no nuestro bien sino el de los demás. Siempre es tiempo para cambiar, pero siempre el mejor tiempo para cambiar es ahora.

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