Y DIOS no estaba en la tempestad, ni en la tormenta, sino en el susurro del
viento (Ezequiel) ¡Qué difícil es para muchos de los seres humanos escuchar a
Dios!, qué difícil es escucharnos a nosotros mismos, peor a otros. Tanto para
una actividad como para la otra necesitamos el silencio y la soledad, pero ¿cuál
es el verdadero silencio que necesitamos?
“Una noche mientras se hallaba en oración el hermano Bruno se vio
interrumpido por el croar de una rana. Pero, al ver que todos sus esfuerzos
por ignorar aquel sonido resultaban inútiles, se asomó a la ventana y gritó:
¡SILENCIO! ¡Estoy rezando! Y como el hermano Bruno era un santo, su orden
fue obedecida de inmediato: todo ser viviente acalló su voz para crear un
silencio que pueda favorecer su oración.
Pero otro sonido vino entonces a perturbar a Bruno: una voz interior que
decía: ¡Quizás a Dios le agrade tanto el croar de la rana como el recitado de
tus salmos…! ¿Qué puede haber en el croado de la rana que resulte agradable
a los oídos de Dios? Fue la displicente respuesta de Bruno. Pero la voz siguió
hablando: ¿Por qué crees tú que inventó Dios el sonido? Bruno que decidió
averiguar el por qué, se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: ¡Canta! Y el
rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas
las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, este dejó de
crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de la rana
servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche. Y una vez descubierto
esto, el corazón de Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera
vez en su vida comprendió lo que significa orar”. (Tomado de Tonny de Mello
SJ, La oración de la rana, tomo I, p.3).
El relato habla por sí solo. Pero digamos algo que ayude a los jóvenes de hoy
a escuchar su propia voz y la voz de Dios. En la primera parte se nos dice lo
tradicional que se ha dicho, para orar hay que hacer silencio exterior. El relato
nos desafía a escuchar a Dios en el ruido, en el canto de la naturaleza, en la
sinfonía de la vida, en la segunda parte. Somos capaces si nos atrevemos a
prestar atención al sonido: que hay detrás del ruido, detrás de las palabras,
qué me llama la atención y entonces escucho el mensaje.
Estas líneas están dedicadas a todos los jóvenes, pues, son hoy en día más
bombardeados por el ruido, la sincronización de la nanotecnología del ipod,
mp3, dvds, tv cable con cientos de canales, computadores, lo que les hacen
como incapaces para el silencio y la soledad, no están acostumbrados, no se
le ha enseñado el despertar de la interioridad ni el cultivo de la misma. Las
propias clases siguen siendo magistrales, donde el docente habla, a veces
grita para dar su mensaje ¿lo escuchan? Peor en la experiencia religiosa de
escuchar a Dios. A este solo lo podremos escuchar si nos atrevemos a prestar
atención a los ruidos de la vida, para escuchar la voz interior del despertar de
mi conciencia y de mi corazón; allí está Dios en la sinfonía de la vida, entre lo
interior y exterior, entre lo subjetivo y objetivo, entre el ruido de canciones y
el silencio de las emociones. PODEMOS ESCUHAR, ATREVETE Y DESPERTARÁS.
Algunos o todos los colegios católicos provocan esta experiencia de retiros
espirituales en sus alumnos, alguno obligatoriamente, otros en ejercicio de
libertad. Todos con la intención de provocar la experiencia de Dios en los
jóvenes, esta no tendrá éxito, si no los ejercitamos. Por algo san Ignacio no
los llamaba retiro sino EJERCICIOS ESPIRITUALES, no tendrán éxito si no la
preparamos con una educación de la interioridad con un saber escucharnos
mutuamente en la comunidad educativa y con un provocar en los jóvenes esa
aventura para la trascendencia.
A ver si me responden!!
Pues me parece bien apuntar que los chicos ahora con tanto bombardeo tecnico, no estan a costumbrados a escuchar y peor a escuchar a una voz interior. Si bien lo que Ud. expone es la verdad, pero no da ninguna solucion; entonces como pretende que los colegios y los padres que son los primeros educadores empiecen a tomar cartas en el asunto?
Saludos,
Monica
Estimada Mónica. Gracias por su comentario, tiene mucho de razón, solo comparto que el artículo en el espacio disponible busca fomentar la reflexión e impartancia, como posibilidad del silencio y de la soledad, solo sugiere implícitamente alguna solución, en especial para los educadores, que no fomenten los gritos en las clases para comunicar, no más, hay que seguir pensando, fomenta que nos reunamos para ello, es lo que hacemos en nuestro trabajo, por acá.
Gracias y linda semana.
Atte
Fabricio