24 noviembre, 2024

Hijo, ya son quince años.

Esa es la edad que acaba de cumplir mi hijo mayor, y creo que más que para él, es para mí una
sensación extraña, pero a la vez placentera, de haber tratado de cumplir a cabalidad los roles de
padre, y más que todo de ejemplo para alguien que se acerca a su mayoría de edad, y que según
la nueva Constitución, está muy próximo a poder decidir quién administrará su futuro, en lo que
políticas gubernamentales se refiere.

No temo por la decisión que él vaya a tomar en ese sentido, considero sin falsa modestia, que es
un joven tranquilo, mucho más de lo que yo era a su edad, y tengo la seguridad, que es bastante
maduro para la edad que aún tiene, gracias a Dios, tengo la oportunidad de darle una buena
educación, y más que todo, tratamos de darle un entorno familiar normal, sin lujos, pero con sus
posibilidades básicas, que le permitan desarrollarse en sus preferencias, aunque algunas de ellas,
no sean de mi especial agrado.

No le gusta mucho la política, de eso yo ya me encargaré más adelante, pero las fibras solidarias
si las tiene, y por eso creo, que cuando me toque orientarlo, no inducirlo, a lo que no le gusta,
se me hará fácil el camino, porque especialmente soy de los que pienso, que la política es para
servir, mas no para servirse, y en eso la solidaridad es un punto fundamental.

Quince años son mucho, hemos tenido 6 presidentes en ese lapso, sin embargo en nuestra tarea
como padres, esos años se han ido volando, y aún recuerdo como si fuera ayer, el día de su
nacimiento, sus primeros años y primeras travesuras, sus primeras palabras, sus buenas notas y
el orgullo que sentía cuando salía en el cuadro de Honor de su escuela, cuando me acompañaba
en mis gestiones de tipo social, cuando tomó sus primeras decisiones, cuando se sintió mal por
el rechazo de su primera “amiguita”; son cosas que uno valora, pero a la vez no se da cuenta
que pasan día a día, y cuando miras para atrás y vuelves a ver hacia el horizonte, tienes un joven
entre tus ojos, y lamentas todo el tiempo que perdiste en otras cosas, y no lo compartiste con ese
ser, que más allá que sea tu hijo, es el hombre que según tus enseñanzas y ejemplos, regirá los
destinos de la sociedad actual, a muy corto plazo.

El tiempo pasa y no perdona, pasa factura y a veces a un muy alto costo, la familia es lo único
que tenemos, y es en lo único que realmente podemos confiar, todo lo demás es pasajero y
circunstancial, no debemos desperdiciar nuestro tiempo en actividades banales, hagamos las
cosas como si fuera nuestro último día de vida, y disfrutémoslo en familia como si nunca se
fuera a acabar, mi querido HIJO, YA SON QUINCE AÑOS.

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Con toda seguridad el Señor Ministro de Educación, se encuentra contrariado al tener que acceder a ser instrumento de la insólita determinación gubernamental, de oponerse a la acción del Cabildo de Guayaquil de contribuir con la educación de los niños y jóvenes de escuelas y Colegios de la Ciudad.

Esa maniobra “legal” del Gobierno Central vista de cualquier lado, es un atentado de lesa humanidad a la declaración de los derechos humanos “por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos, como las instituciones, inspirándose constantemente en ella promuevan mediante la enseñanza y la educación, el respeto a los derechos y libertades…”

León, el hombre en el deporte

Conocí a León Febres Cordero en su faceta más pura y quizás la menos explorada: la del hombre que hizo del deporte una pasión. En una charla sostenida hace algunos años me contó:

“Yo fui deportista, jugué fútbol como todos los muchachos guayaquileños, fui jugador de pelota de trapo en las calles, junto a mi hermano Nicolás que fue mejor jugador que yo, y a mi hermano Agustín que fue el mejor de todos al punto de haber sido titular en el Patria con cuya divisa alcanzó el campeonato de Guayaquil, cuando se jugaba el torneo de la Federación Deportiva del Guayas y no había llegado el profesionalismo. Yo era estudiante excelente, muy indisciplinado, pero me gustaba la cultura física. Hacía pelota de trapo en las calles de mi barrio, boxeaba, levantaba pesas, estuve en el equipo de gimnasia olímpica de la universidad en la que estudie en Estados Unidos, pero no tuve la voluntad de ser estrella. Será porque me di cuenta que no tenía los dones especiales que se requieren para llegar a serlo”.

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  1. SENCILLAMENTE MUY EMOTIVO Y LINDO Y QUE DESEO TU HIJO LO TOME Y GUARDE EN LO PROFUNDO DE SU CORAZÓN Y MENTE, PORQUE LOS CONOZCO… AYCART…A TODOS Y SE DE VUESTRAS BONDADES Y CASTA.-
    UN ABRAZO

    FERNANDO CASTRO PONTE

  2. Es interesante que un padre haga conocer a su hijo lo que piensa sobre él y lo que significa en su vida,Hay afectos que no deben ocultarse poequ son parte de la relación entre seres humanos y con mayor si es de padre a hijo.

  3. Sin duda alguna, muchas veces no nos enfocamos en lo más importante, la familia, sin embargo mensajes como este nos hacen despertar y así plenamente disfrutar de los momentos con nuestros hijos que son pocos pero increibles…

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