22 noviembre, 2024

Papá: Dime algo…

“Si no existiera la palabra hijo, buscaría una nueva palabra. Una palabra que
sea pura como el viento”. Es un verso que nos inmortalizó el gran poeta
manabita Horacio Hidrovo, quien acaba de fallecer, en este mes de junio. A él
como padre de familia, como hijo de su madre tierra, Manabí, le dedicamos
estas líneas y reflexiones sobre el Día del Padre, su verso nos invita a pensar
en la pureza, grandeza, fuerza y destino del viento, que es la metáfora
cotidiana que usa don Horacio para plasmar lo bello y puro que es ser PADRE
al pensar en un hijo como la pureza del viento.

Así es queridos jóvenes, ser papá no es fácil, ser papá es un destino que se va
forjando en el día a día de una historia que solo se puede escribir con amor y
ternura, con fuerza y templanza. Ser hijo, tampoco es fácil, cuidarlo hasta los
últimos detalles en su primera infancia, desde que nace hasta los seis años,
nos invita a relacionarlo con lo bonito, todo nos parece bonito, todo nos parece
agradable y por ello lo toco, lo alcanzo. Para llegar a la segunda infancia de los
6 a los 12 años, donde a ese niño todo le parece bueno, por eso lo quiero y lo
deseo, para llegar a la tercera infancia, la más desafiante e importante para
llegar a la verdad, de los 12 a los 18, más o menos, donde todo debe ser real y
no siempre es ni bonito ni bueno. El éxito de un buen papá o mamá o de quien
haga sus veces, como la de un buen educador, educadora es adecuar esa
etapa de la vida con la palabra clave que la caracteriza. Con la bondad, belleza
y verdad en la que nos debemos mover para crecer y ser felices.

Por eso, queridos padres si algo hoy debemos agradecer por el don de la
paternidad y responsabilidad de ser colaboradores de un destino, con la
creación de una vida en la forja de un corazón que anhela plenitud es la
posibilidad de comunicarnos. Ser buen papá es ser capaz de comunicar, de
hablar de cosas buenas, bonitas y reales, por más dura que sean.

Por eso, querido joven, no dejes de conversar con tu padre, con cariño y
ternura pídele que te hable y converse sobre las cosas importantes de la vida.
Por eso pregúntale, papá dime algo sobre el amor, ¿cómo te enamoraste de
mamá? Así, yo podré aprender técnicas para conquistar a una chica, a la dama
de mis sueños. Y no caer en el facilismo e irrespeto que hoy nos encontramos.

Papá, háblame de los estudios, para qué estudiar si te puedo ayudar a
trabajar. Y un buen padre dará pistas para pensar en la respuesta correcta y
no estereotipada de siempre, ya que la educación es dinámica y la necesitamos
como dinamismo para el crecimiento de las personas y construcción del futuro
de nuestro pueblo.

Papá, dime algo sobre el sexo, ¿qué mismo es? Y ¿por qué la gente lo explota,

lo alquila, lo prostituye? Y un buen papá solo podrá testimoniar su ejemplo
de amor y verdad, de anhelo y plenitud y señalará el camino de la íntima
comunicación de la verdad de dos corazones que se encuentran y se unen.
Entonces, le dirá a su hijo no hagas lo que muchos hacen, sino lo que te dice la
verdad de tu corazón, sé sincero y anhela la plenitud para todos.

Papá, dime algo sobre Dios, muchas veces nos callaremos, no sabremos
qué decir, eso es para la mamá, las monjas y los curas, si te pongo en un
centro religioso, que ellos te expliquen. Papá, no, dime algo tú, los demás, me
señalan una verdad, un horizonte, tú me contagias la vida.

Y un buen papá siempre señalará la plenitud de la verdad, como decía Horacio
Hidrovo: “Cierto día/ un niño me preguntó ¿Cuál era la distancia/ entre la
tierra y el sol/ y yo le contesté/ la misma que existe/ entre el hombre y su
felicidad? GRACIAS PAPÁ, por señalarme el secreto de la vida.

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