21 noviembre, 2024

¿Hacia dónde vamos?

Cinco años de gobierno es un buen período como para evaluar o imaginar cual es el destino que nos esperará luego de que Rafael Correa sea reelegido, profundice su proyecto y su ego se eleve hasta cuando encuentre algún imprevisto que lo frene.

En términos generales creo que las transformaciones eran necesarias. La evaluación que yo hago es un 60% positiva. No se puede pedir un cien por ciento favorable porque es un imposible. Eso no impide que quienes destacamos los desperfectos estemos obligados a callarnos. Y conforme más el gobierno se centrifuga hacia su único líder, el eje de los cambios, más se seguirá equivocando en el siguiente tramo durante el cual él aspira a gobernarnos indefinidamente con absoluta prepotencia. El poder tiene sus propias trampas de arena y por inercia el gobernante va dejando de mirar con esa tranquilidad que le es necesaria para ajustar los errores que inevitablemente se van dando y acumulando.

La razón de este maremoto que vivimos se sustenta en la sed de cambios reprimidos por una mal transitada democracia. ¿Pero son soluciones sustentables? ¿Estamos quitando democracia para luego devolvérnosla? ¿Se pueden destruir las libertades para luego volver a construirlas? ¿Hay un sistema de gobierno más omnipotente que antes? ¿Hay realmente tres funciones del Estado? ¿Hay una libertad de expresión garantizada? ¿Hay más o menos transparencia en las contrataciones públicos chinas o locales? ¿La prensa pública es imparcial? ¿Se conoce el real costo operativo de El Telégrafo y sus estados financieros? ¿Sabemos cuanto cuesta la seguridad del Presidente que se mueve en aviones y helicópteros fuera y dentro del país con un enorme cortejo de incondicionales y guardaespaldas? ¿Sabemos el costo de lo publicidad estatal que se maneja masiva y asfixiantemente por TV, y radios? ¿Sabemos, al menos, cuantos ministerios existen y que funciones reales tienen en espera de las sabatinas desde donde se imparten instrucciones al detal?

Si sabemos que hay una abundancia de dinero que viene de cuatro fuentes; 1) petróleo en razones de su precio y no porque en cinco años hayamos subido la capacidad de exportación, aunque sí la de consumo interno. 2) Una excelente recaudación alentada por un SRI que sin contemplaciones ejerce un gran poder disuasivo y atemorizante utilizando su capacidad de dictar sus propias leyes sin pasar por el Parlamento. Pero gran parte de esos incrementos en recaudación es una consecuencia lógica del volumen de circulación de dinero que se produce alentada por un gasto público vertiginoso. 3) Endeudamiento agresivo en condiciones nada claras con el nuevo imperio China y con tortuosas relaciones internacionales trazadas para fortalecer la imagen del Presidente ante un pueblo que siente el poder de líder que amenaza derrotar a los Estados Unidos de América y de Europa, juntos. 4) También hay que mencionar el aporte del IESS a la caja fiscal, una vez que se lavó la deuda y canjeó con bonos del Estado que esta vez pagaran un buen interés en teoría, pues al momento de su vencimiento habrá ver que realmente sucede luego del enroque contable.

Hay sensación de bienestar económico incluso en un buena parte de los empresarios, pues un gasto público descomunal ha alentado al consumo de bienes importados y ha agradado a las empresas que nos venden modernidades a crédito abierto. Esa gran porción de empresarios está tranquilos porque su facturación ha subido, y esperan que será así indefinidamente. Burbujas de amor en la pecera. No se mide con exactitud la inflación interna dolarizada, y nos adentramos en aguas cada vez más profundas en la contradicción de tener en circulación una moneda del país del norte que el gobierno odia y con locura.

A favor del gobierno pesa el manejo adecuado de las relaciones laborales, impidiendo que los empresaurios abusen de los trabajadores al momento de liquidarlos, y manejando con cordura y bajo perfil los conflictos colectivos. Pero el Estado se ha reservado para sí la facultad de despedir a quien quiere e incluso amenazarlos judicialmente si se resisten o protestan. El Estado es el nuevo abusador y gran patrono que se sirve de la policía incluso para imponer sus criterios. Han despedido a médicos y maestros como si fuesen calzoncillos desgastados. Han hecho de la SENPLADES una entidad rectora de la educación y de las estrategias para que sea los PhD que ellos asignen quienes pasen al frente de la conducción del progreso, pese a que ninguno de ellos se ha visto en la obligación de sudar en la cancha de la vida, sino en la comodidad de sus propios escritorios. Todo este paquete se ha vendido como “talento”, sin que sepamos que realmente eso significa para un pobre campesino que se arruga con su maíz esperando soluciones. ¿Hay nuevos técnicos que entiendan de producción industrial, o de agricultores tecnificados? No. Eso corre por cuenta del emprendimiento privado y de la iniciática de cada quien pero en condiciones menos favorables que antes.

También en el área de la salud se ha producido una gran cosecha electoral. Se ha privatizado la salud con gran disimulo. Las clínicas privadas no se dan abasto y no les importa que un paciente se quede en terapia intensiva una semana más, o que se le practique exámenes innecesarios. Total el IESS paga las planillas con unas semanitas de retardo. Ya no hay camas y se han triplicado los paciente hospitalizados simplemente porque hay ligereza y facilidad de mantener ese sistema hipnotizador. La salud pública va mucho más allá de eso. La infraestructura hospitalaria sigue con retardo y sin embargo se ha despedido a los médicos más antiguos para dejar plazas a los nuevos pasantes que califique la SENPLADES. Pero finalmente el balance al día de hoy todavía es beneficioso, aunque a mi entender tanta improvisación no es sustentable. Fácil es inaugurar hospitales. Lo difícil es mantenerlos con eficiencia y medicinas. Nuestro pueblo quiere estar hospitalizado y con eso se queda contento porque se siente atendido, aunque no necesariamente curado. Finalmente muere de dengue, asesinado, o enroscado en uno de esos buses que por ahí ruedan a velocidad mortal.

El mayor retroceso está en materia de la libertad de información. La crítica los irrita, y eso hace que se aferren aún más a sus equivocaciones. Por eso cabe preguntarse ¿hacia dónde vamos?.

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No hay comentarios

  1. Sr Raad. Sus comentarios son claros y al punto de lo que este gobierno representa. Yo tambien contrasto lo bueno y lo malo de este y me da mucha pena de ese desgaste innecesario que se ejecuta a diario con el afan de mantenerse en el liderazgo. Para mi, los lideres son precisamente los individuos que inspiran respeto,confianza,seguridad,aquellos que poseen ejecutadores de sus ordenes y que cumplen con los programas y dan cuentas al centavo. Los lideres no necesitan alterarse hasta el histerismo, mas bien, mantienen la serenidad en la mitad de la batalla. Este senor me cansa con tanto grito, tantas revanchas contra el que lo critica con pruebas, tanta falta de originalidad y que copia todas las payasadas, enemigos,discursos, del casi podrido de Chavez. Yo quiero ver a quien le va a copiar after Chavez, seguramente se comprara una peluca para parecerce a Evo y dios no quiera a Cristina. Los berrinches le quedan muy bien en cuanto al parecido con esa dama. Siempre he dicho a mis amigos que el peor enemigo de Rafael Correa se llama Rafael Correa y sigo creyendo lo mismo.

  2. Hace algun tiempo vengo pensando que cuanto de eso que usted ve como positivo y que otros articulistas también mencionan, se podrá sostener si baja el precio del petroleo. Opino que se derrumbará como un castillo de naipes y el país entrará en una crisis peor que la de los 80 y 2000

  3. Creo que todo lo medio bueno que se ve, es puro maquillaje para tener medio contenta a la gente y el hacerse mas fuerte cada vez……. Hay que pararlo de alguna manera!!! Ojala que la oposicion deje a un lado su individualismo (caracteristica de los ecuatorianos) para hacerle frente a este tirano….

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