22 noviembre, 2024

GKILL CITY.com

“Porque nada tenemos, todo lo haremos” reza al pie, si acaso esto de rezar cabe citar sin causar una polémica de gran magnitud. Un espacio arrancado al Internet por unos adictos al atrevimiento, al irrespeto, al cuestionamiento total, a la ocurrencia, a la literatura, a la irreverencia, a la ruptura, a la contra ruptura y a todo eso junto a la vez. No por ello dejan, todos y cada uno de ellos, de tener vivacidad en cuanto a ese logro existencial que significa pensar. Sobra profundidad. Falta inhibición. Es un sitio alegre, a veces melancólico disfrazado de patán. La literatura fluye de tal manera que incluso las palabras de grueso calibres, esas que no es usan en sociedad, irrumpen a la hora de la “descarga” y Andrés Crespo las recita con naturalidad y sentimiento como si fueran tomadas de su propio poemario existencial.

Muchos de ustedes posiblemente hayan seguido o escuchado de GKILL CITY, aunque estoy seguro que estos en su gran mayoría deben ser personas relativamente jóvenes o de al menos una o dos generaciones menores a la mía. Y por eso me estoy dirigiendo a ellos para invitarlos a sintonizar a GKILL CITY en Internet. Es fácil. Pidan a sus hijos o nietos que les ubique, mediante el buscador aquel que se llama Google, y luego marquen el sitio entre los favoritos, para que cada semana se den una visita por ahí y entiendan que hay toda una corriente o torrente de pensamiento, una forma de actuar y otro modo de pensar al que estamos habituados los que ya somos algo mayorcitos de edad.

No estoy validando todo lo que allí se dice porque realmente me metería en un enredo y contradicciones con los contenidos que usualmente suelo plasmar. Digo que me alimento, que me influye, que me hace reír, que simpatizo con ese desaire que se hace a todo lo convencional. Lastimosamente en mi juventud no había un mecanismo como el que GKILL CITY ofrece para desahogarme y crecer mejor, y esto significa ser más frondoso, menos rectilíneo, más ocurrido, y así divertirme más.

Soy testigo de cómo esta idea comenzó hace un año, y la cara de rareza que puse cuando oí el nombre extraño con el cual habían acordado bautizar a la experiencia digital. Les observé que entrometer eso de “kill” y enredarlo con el nombre de esta ciudad, era un desperfecto cívico. Ni caso me hicieron, y por cierto que entre ellos si hay mucho de “kill” porque se matan entre sí en duras discusiones en las cuales no participo porque siendo nocturnas, me considero un entrometido generacional. Además no bebo ni me alucino, cosa que debería hacer para llegar a ese nivel no porque ellos lo hagan, sino porque en estas circunstancias yo necesitaría combustible extra para no desentonar.

Ha pasado un año de todo eso. Y les he visto crecer. Sé de las penurias, de los agobios y de las vicisitudes. Sé de las satisfacciones que sienten. Sé que están de festejo y la noche del sábado 23 de junio no pude asistir a su fiesta aniversario, en Las Peñas como corresponde. Debí asistir a una boda y a estas alturas existenciales no puedo dejar de ser algo convencional.

Pero desde este rincón les doy aliento. Un aplauso particular a José María León, a Fernando Ampuero, a ese curioso personaje que resulta ser Xavier Flores. A Andrés Crespo y a su desfachatada, natural y auténtica manera de ser. No se debe dejar de dar los méritos a ese silencioso equipo de filmación; a esa bella Nadya Donoso “coordinadora” que impone orden a tanto desorden; al equipo completo, amén de la treintena de colaboradores que escriben y participan con entusiasmo vital.

GKILL CITY es una prueba de que el talento prima sobre el capital. Les auguro suerte en eso de conseguir apoyo financiero aunque al momento ya son parte de una leyenda urbana de esta ciudad, y lo más importante: disfrutan de lo que hacen y hacen disfrutar anteponiendo ocurrencias y libertad a eso que se adquiere con el dinero convencional.

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